Dieciocho años

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—¡Seremos universitarias! —chilló una delgada morena, abrazando a su amiga—. Fiestas, alcohol, sexo ¡Toda una aventura!

"Otra estúpida que cree que la vida universitaria, es como en las películas" —pronunció fastidiado Santo, viendo como ambas jóvenes planeaban sus clases, y las mentiras que le dirían a sus padres para asistir a las fiestas.

—¿Crees que hayan chicos guapos? ¿O puros nerds? —pronunció divertida Evelin, mientras se maquillaban.

—Mi prima estudia odontología, y dice que tiene unos compañeros que están muy buenos. El sábado próximo harán una fiesta, de bienvenida para los nuevos.

—¿El sábado? No creo que que pueda.

—¡Pero no puedes perdértela! ¿Qué es más importante?

—Es que... Es el cumpleaños de mi abuela —rodó los ojos—. Y para mí mamá es importante que asista.

—Inventale algo a tu mamá, dile que tienes que hacer un trabajo conmigo, o algo así. No puedes perderte la fiesta, Eve.

"Por Dios, idiota, usa el maldito cerebro una vez en la vida." Pronunció molesto Santo, picándolo la frente.

—Au —se quejó la castaña, tomándose del rostro.

—¿Qué tienes?

—No lo sé, de la nada me empezó a doler la cabeza —pronunció confundida, sobándose la frente.

—Oye, esa es una buena excusa también. Le dices a tu mamá que estás enferma, y cuando se van a casa de tu abuela ¡Paso por ti para ir a la fiesta!

—Pero no se quedarán tantas horas en su casa, de seguro antes de las doce, ya están de vuelta.

—Tsk, tienes razón. Bueno, algo idearemos —sonrió—. Sólo es cuestión de pensarlo bien —le dijo guiñándole un ojo.

"—Algo que obviamente no hacen ninguna de las dos" —pronunció el ángel.

—Eve, debo irme, Marc me estará esperando en la esquina de casa.

—Oh, okay, nos vemos el lunes entonces.

—Nos vemos —sonrió dándole un beso en al mejilla.

—Pórtate bien —sonrió divertida Evelin.

—No prometo nada —le dijo saliendo de la habitación.

Santo observó a Evelin, preguntándose una vez más, porque era estúpida ¿Por qué debía ser así? Sus padres siempre le habían hablando, le habían enseñado bien ¿Por qué no había querido aprender nada?

—¿Por qué lo haces?

Evelin miró hacia sus lados, y luego negó con la cabeza. Otra vez esa voz, debía ir a ver a un psicólogo.

-o-o-o-o-

—Muerte, aparece, eres la única que aún me habla.

Una hermosa morena, vestida con ropa muy reveladora, apareció frente a él.

—¿Muerte? Usa mi nombre, Santo, yo uso el tuyo.

—¿Cuántas veces te has aparecido a los humanos? ¿En persona?

—Muchas veces, en ocasiones es necesario.

—¿Por qué?

—Les cumplo su último anhelo, que su ida sea más llevadera. A veces, tomo la imagen de un ser querido, y así se pueden ir en paz.

—¿Yo puedo tomar la imagen de una persona? ¿Qué tan malo sería?

—¿Por qué tomarías la imagen de una persona? ¿Cómo beneficiaría eso a tu misión?

—Ella no puede verme, entonces cree que no soy real. Sí me ve, entonces la ayudaré a cambiar.

—¿Cambiar?

—Creo que literalmente ella es mi misión, que debo ayudarla a ser una mujer de bien. Si yo la ayudo, ella me ayudará también.

La morena lo observó arqueando una ceja,y luego se cruzó de brazos

—No será buena idea.

—Ya lo viste ¿Verdad?

—No será buena idea —repitió antes de desaparecer.

Buena idea o no, lo haría. Estaba seguro que tenía que ayudarla, para conseguir esa maldita ascensión. Y lo lograría.

-o-o-o-o-

—Mira ese, o ese ¡Oh por Dios! —chilló al ver un chico rubio—. Ese, ese está buenísimo.

—Ya, loca —rio Evelin—. Tienes novio.

—Si no le pongo yo los cuernos, lo hará él —rodó los ojos—. En fin, según nos han dicho, debemos buscar el aula C, allí será la clase inaugural.

—Sí ¿Pero dónde demonios es?

—Mi primo siempre decía, si no sabes dónde ir, sigue a la multitud —sonrió comenzando a caminar, siguiendo a un grupo de chicos.

—Hm, supongo que podrías tener razón. De todos modos, aún tenemos tiempo.

—Hola ¿Ingresantes de diseño?

Ambas se giraron al escuchar aquella voz, y se encontraron con un apuesto muchacho. Evelin lo observó confundida, y Casey, su amiga, emocionada.

—¡Sí, ambas lo somos! ¿Tú también?

—Sí, yo también me dirigía al aula C, me dijeron que es en el segundo piso.

—¡Eso es fantástico! Mi nombre es Casey ¿Cuál es el tuyo?

—Ismael ¿Y tú? —le inquirió mirando a la castaña.

—Evelin —pronunció en un tono confuso.

Tenía la sensación de haber visto ese rostro antes, sólo que no recordaba donde o cuando.

El resto de la clase había sido muy tediosa para Santo, la amiga de Evelin no había dejado de hablarle en ningún momento, ya ya comenzaba a detestarla más.

-o-o-o-o-

—¿Por qué diseño?

—Pues... La verdad no sabía que estudiar, y me pareció muy interesante ¿Y tú?

—Entre por una chica.

—¿En serio? —sonrió divertida—. ¿Entraste por una chica? Eso suena muy romántico.

—Oh no, no tiene nada de romántico. Ella realmente es un dolor de cabeza.

—¿Entonces por qué?

—Necesito ayudarla. En fin ¿Y tú amiga? Hace bastante tiempo se fue, y aún no ha vuelto, la próxima clase inicia en unos minutos.

—De seguro se entretuvo con algo o alguien cuando iba al baño.

—¿No es importante para ella sus clases?

—No mucho, ella más que nada, se inscribió para ser una universitaria, y... vivir como tal, con fiestas y esas cosas.

—¿Fiestas? —rio—. Eso no ocurre en la vida real. Creo que han visto muchas películas.

—Sabemos que no es como en la vida real, pero será divertido ¿No lo crees?

La miró a los ojos, y asintió con la cabeza.

—Sí, tal vez lo sea.

...

No tan SantoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora