Pasado -Parte 3-

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Miró sus manos, sus dedos enrojecidos, y varias lágrimas corrieron por sus pálidas mejillas. Sin alguna cualidad evidente, ningún hombre querría tomarla como esposa.

No sabía tocar ningún instrumento, no sabía bailar, tampoco entonaba muy bien, y ni hablar de pintar. Sus padres estaban más que decepcionados y frustrados con ella. Hasta Francisco comenzaba a perder interés en Layna.

—Q-Qué inútil —sollozó bajo, a la sombra de un árbol, a orillas del lago.

Después de que su madre enfureciera con ella, por no tocar bien el piano, y golpeara sus dedos, Layna había huido de su casa. Ya estaba cansada de sus malos tratos.

—¿Señorita Smith?

Levantó la vista al escuchar aquella voz, y rápidamente intentó secar sus lágrimas, jadeando al tocar su rostro. Sus dedos estaban hinchados y muy adoloridos.

—¿Qué ocurre? ¿Por qué llora? —le inquirió alarmado, acercándose a ella.

Miró su ropa, luego a su alrededor, y no había señales de que hubiera sido agradecida, tampoco había más nadie con ella.

—¿Está herida?

Negó con la cabeza, sin poder mirarlo.

—¿Quiere qué la ayude a ponerse de pie? Podría acompañarla hasta su casa.

—U-Usted... ¿A-Alguna vez c-conoció a una mujer c-completamente inútil? —le preguntó comenzando a llorar.

El castaño la miró confundido, y se sentó junto a ella, olvidándose para que había ido al lago.

—Creo que nadie es inútil completamente, todos somos buenos para algo.

—N-No sé t-tocar el piano, ni danzar, ni c-cantar... No tengo ningún atributo, y ni siquiera soy bonita —sollozó—. Soy una vergüenza para mis padres.

La miró en silencio, y luego observó sus manos.

—¿Qué le pasó en sus dedos?

—Lo merecería, cualquier niña podría tocar esa simple melodía, menos yo.

—¿La golpearon en las manos por no tocar una maldita melodía? ¿En serio?

—N-No, por inútil.

Apretó sus dientes con rabia, y con cuidado tomó una de sus muñecas, mirando sus manos maltratadas, sus dedos hinchados.

—Espéreme un momento —le dijo tomando un cuenco de madera, poniéndose de pie.

Segundos después volvió con agua en él, y se sentó nuevamente a su lado. Lo colocó sobre sus muslos, y luego la miró a los ojos.

—¿Confía en mí?

Layna sólo asintió con la cabeza. Él puso sus manos frente a ella, mostrándole las palmas.

—Coloque sus manos sobre las mías. Claro, si es que no le molesta tocar a un pobre carpintero —sonrió.

Ella las colocó suavemente, sintiendo su piel rasposa y callosa, lo cual se debía a su trabajo. Santo con cuidado sumergió sus manos, y las de ella, en el agua fría, escuchándola jadear.

—¿Le duele mucho?

—S-Sí.

—Esto le aliviará, y bajará la inflamación.

—G-Gracias señor Santo.

—De nada. Y señorita Smith, ya no deje que le hagan éste tipo de cosas. Si no puede complacer a sus padres con un marido burgués, o alguien de su estatus, busque algo más bajo. Cásese con un hombre que la saque de esa casa, que no es un hogar.

Ella miró hacia abajo al escuchar aquello.

—He escuchado que el hijo de los Johnson estará visitando el pueblo la semana próxima. No tienen tantas tierras como su padre, pero de seguro estarán conformes. Y créame, ningún hombre se resistiría a una jovencita con su encanto —sonrió.

Sus ojos se aguaron una vez más. Ella no quería uno de esos hombres ¿Por qué nadie podía entenderlo?

-o-o-o-o-

Santo estaba comiendo del guisado que había preparado su esposa, y de reojo, observó que ella lucía molesta.

—¿Estuvo bien tu día?

—No, no estuvo bien. Estoy cansada de tener que ir trabajar al taller, cuando ni debería hacerlo. Con tus nuevos trabajos, yo no tendría que ir a hilar, al contrario, ya podríamos comprar una criada.

—Pía.

—Cuando mi padre me entregó a ti, le prometiste que me dirías una mejor vida ¡Y me la pasó trabajando como una esclava!

—Te hubieras casado con un hacendado, o un burgués, no lo sé, cualquier otro hombre que no fuera un carpintero, Pía.

—Si no me hubieras tomado antes del matrimonio, seguramente lo hubiese hecho.

—¿Ahora la culpa es mía? Yo no te obligué a nada.

—Tú me sedujiste, me engañaste.

—Eso fue lo que le dijiste a tu padre, pero ambos sabemos que no fue así.

—Ya no quiero ir al taller, Santo. No iré más.

—Tú seguirás yendo —le dijo poniéndose de pie.

—No, compra una criada, estoy harta de los quehaceres de la casa.

Frunció el ceño, y la miró con molestia.

—Sigue fastidiándome, y lo único que conseguirás, es que te devuelva con tu padre.

Abrió sus ojos aturdida al escuchar aquello.

—N-No puedes hacer eso. Sería una vergüenza.

Él no dijo nada, sólo se fue a su habitación. Si se había casado con Pía, sólo había sido por un error.

-o-o-o-o-

Se pasó una mano por la frente, secándose el sudor. Fue entonces que tomó en cuenta que se había manchado con pintura, ya que estaba decorando unas sillas.

—Que estúpido —gruñó molesto, tomando un trapo para limpiarse.

—¿Señor Santo?

Se giró, y observó que Layna estaba allí una vez más, en la puerta de su taller, con una canasta.

—Señorita Smith ¿Qué hace tan temprano aquí?

—Las criadas han venido al pueblo a comprar unas cosas para el almuerzo, y vine con ellas —sonrió.

Era imposible verla, y creer de quién era hija. Ella siempre se vestía tan modesta, que podría pasar por una muchacha de clase media baja.

—No le aconsejo que entre más, podría mancharse. Esto es un chiquero.

—Es que le trajo algo —sonrió metiendo una de sus manos dentro de la canasta—. Le preparé más dulce.

—Gracias —sonrió acercándose a ella para tomarlo—. Con tantos regalos, me hará creer que quiere cortejarme —rio bajo, divertido.

—Usted dijo que buscara a alguien diferente, si un burgués no quería ser mi esposo —murmuró, mirando hacia abajo.

La diversión se esfumó rápidamente al escuchar aquello. Santo sólo bromeaba, pero ella, parecía que lo había tomado en serio.

—Sí, pero... Me refería al hijo de una familia acomodada. En el pueblo no encontrará nada bueno, señorita Smith.

—No aspiro grandes cosas, sólo un hombre que me quiera y acepte con mis defectos, que son más grandes que mis virtudes —pronunció con una sonrisa amarga.

—Y estoy seguro que cualquier hombre desearía tener una mujer así.

—¿Y qué hay de usted, señor Santo? ¿Usted no querría... Una mujer así?

...

¡Último día del año! ¡Con buenas vibras que  el próximo será ser mucho, mucho mejor que éste que dejamos atrás! ❤️❤️💞

No tan SantoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora