Sólo fue un error

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Se llevó una mano al pecho, sintiendo su corazón latir desenfrenado, y salió corriendo detrás de ella, recuperando su cuerpo espiritual en una parada de autobús.

La siguió, viendo que Evelin se encontraba realmente deprimida. Y sabía que si la tocaba, hasta podría sentir su aflicción. Por lo que prefirió guardar distancia entre ambos, aunque no pudiera verlo.

—Que tonta, que tonta —murmuró apretando sus manos entre sí, cerrando los ojos con fuerza.

Estaba sola en la parada, sentada en la banca, esperando su autobús para regresar a su casa.

La miró arrepentido, y se sentó a su lado, sin saber que hacer.

Me quiero ir a mi casa, que venga rápido, me quiero ir, pensó angustiada, mirando hacia la dirección por dónde se suponía debía venir.

Se mordió el labio inferior, respirando profundo. No sabía porqué, pero sentía una melancolía horrible en el pecho, algo que apretaba fuerte, y no la dejaba respirar. Varias lágrimas se acumularon en sus ojos, y no pudo evitarlo, se escurrieron por sus mejillas.

Santo la miró desconcertado ¿Estaba llorando? Pero si no había hecho nada malo, él sólo no le había correspondido, no había motivos para que llorara.

"—Estás en la calle, no llores. La gente hablará de ti, sabes cómo son."

Se giró, dándole la espalda a la calle, y se secó las lágrimas. Y aunque éstas ya no cayeran, la melancolía seguía allí implantada en su pecho.

Santo negó con la cabeza, y se quedó a su lado, deseando también que llegara pronto su autobús. No quería que ella se sintiera más humillada aún, si alguien la veía de ese modo.

-o-o-o-o-

La observó dormir, abrazando la almohada, y se acostó a su lado, mirándola, cuidando sus sueños. A veces sentía que Evelin no era completamente estúpida, sino frágil. Alguien tan puro e ingenuo, que terminaban por corromper los demás.

—Escúchame para que te sientas mejor. No quise avergonzarte, esa no fue mi intención. Sólo que fue algo tan... Inesperado, que no supe cómo actuar. No estoy acostumbrado a éste tipo de cosas —pronunció bajo, permitiéndose acariciarle el cabello—. Para ti debe ser normal ya besar chicos, pero para mí... Jamás había experimentado algo igual.

Pasó su pulgar por la mejilla de ella, acariciándola suavemente.

—¿Te sentirás mejor cuando despiertes? Porque de lo contrario, me veré en la penosa situación de tener que abrazarte, hasta reconfortarte. Y en verdad quiero hacerlo, pero no puedo.

Se inclinó hacia adelante, sintiendo su suave respiración, chocar contra su rostro.

—Descansa, torpe. Prefiero verte hacer estupideces, a verte triste —susurró antes de besar su frente.

En cuanto sus labios tocaron la piel de ella, se detuvo, aturdido.

"—Mi vida había sido muy vacía, un caos total, llena de desilusiones y relaciones tóxicas, hasta que apareciste tú.

—No digas cosas bonitas ahora, sólo porque hemos estado juntos.

Sonrió cálidamente, y besó su frente.

—Tienes razón, las digo ahora porque me siento feliz contigo. Layna, tú me haces sentir vivo."

Se separó de ella rápidamente, aturdido. ¿Qué había sido aquello? ¿De quién era ese recuerdo?

La miró desconcertado, y desapareció de la habitación.

—¡Muerte! ¡Aparece!

La joven morena apareció frente a él, mirándolo con una expresión cansada.

—Te lo advierto, Santo, me vuelves a llamar así, y no vendré. Hablo en serio.

—Tú has estado entre los humanos desde sus orígenes, los conoces, te los has llevado.

—Sí.

—¿Quién es realmente Evelin?

—¿Qué? No entiendo tu pregunta.

—He tenido restringido ciertos recuerdos de ella, cuando eso no debería de pasar. ¿Qué me ocultan realmente?

—No soy a quien tú deberías preguntarle eso, Santo.

—Vi un recuerdo de ella, de sólo unos segundos.

—¿Y está relacionado con una muerte? Porque si no es así, nada puedo hacer.

—No fue un sueño, una humana no puede tener ese tipo de sueños. Fue una regresión.

—Entonces, tú crees que ella es la reencarnación de alguien más.

—No es lo que crea o no, es lo que tú debes confirmarme.

—No conozco el obrar de nuestro creador.

—No, pero sabes cuando éste tipo de cosas pasan. Están relacionadas contigo.

—Y en él caso de que lo fuera ¿En qué cambia contigo?

—Que ella estaba hablando conmigo, y... Eso también es imposible —reconoció confundido, aún aturdido al recordarlo—. Yo he sido esto desde siempre.

—¿Estás seguro de eso? —preguntó con una sonrisa burlona.

Santo la observó desconcertado.

—¿Recuerdas lo que te dije? Siempre, se trató de ustedes —pronunció antes de desaparecer.

Volvió a la habitación de Evelin, y se debatió internamente que debía hacer. La única forma que ella y él estuvieran relacionados, era únicamente si él antes había sido humano.

Se sentó junto a la castaña, y apoyó una de sus manos sobre su cabeza, esperando ver algún otro recuerdo que pudiera darle una pista.

Pero lo único que había en la mente de la joven, eran sueños sin sentidos. Suspiró frustrado, y se sentó a su lado. Mirándola.

—¿Quién eres realmente, Evelin?

-o-o-o-o-

"Se quejó, mirando el gran corte que se había hecho en su pierna izquierda, mientras cortaba leña. Hasta su casa tenía un gran camino que recorrer, más de tres kilómetros a pie.

Dejó los leños a un lado, y se sentó bajo la sombra de un árbol. El sol estaba muy fuerte para ir caminando con una pierna herida, esperaría a que bajara un poco, antes de salir.

Sabía que su mujer se enojaría con él, no le gustaba que regresara tarde a su casa, pero no tenía opción.

—¿Se encuentra bien? ¿Necesita ayuda? —prefuntó una jovencita a unos metros de él.

—No, me he clavado un trozo de madera en la pierna, y creo que al quitarla, me herí más.

—Imaginé que la sangre sería suya, mi perro me trajo hasta aquí.

Giró levemente la cabeza, y observó que al lado de ella había un pastor alemán.

—¿Puede ponerse de pie? Podría buscar a alguien que lo ayude.

—Estaré bien, no te preocupes.

—Soy Layna —sonrió, emanando una inocencia y pureza única.

Esa jovencita castaña de ojos cafés, no tendría más de dieciocho años, si es que llegaba a esa edad.

—Santo —pronunció en respuesta."

...

En serio quería seguir escribiendo más :'c pero me he lastimado el pulgar, y se me dificulta bastante seguir escribiendo (lo hago desde el celular) hasta se me está hinchando ya jajaja 💔💔😢😢

No tan SantoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora