Cuando despierto, un perro esta frente a mi devorando la poca comida que logré recolectar ayer. Mi estómago gruñe y como un rayo me levanto; después de una serie de maldiciones y patadas en el aire logro que se vaya.
Ante el escándalo Lexie abre los ojos y me mira molesta:
_ ¡Oliv, él también tiene hambre!
_ Lexie, ese era nuestro desayuno. Ayer tuve que darle todo el dinero que habíamos recolectado a Gabe para que nos diera un poco de su comida. Gabe era un drogadicto que vivía en el parqueo del centro comercial.
No nos ha ido muy bien desde hace unos meses que escapamos del orfanato y comenzamos a vivir en la calle. Nos trataban bien, teníamos comida y ropa limpia siempre, pero estaban por adoptarme y no me quería separar de la única familia que encontré desde que perdí a mis padres. Veo como mi mejor amiga se levanta y se sacude la ropa provocando una nube de polvo que la hace toser. Podrían pensar que somos hermanos; piel blanca, ojos almendrados, si no fuese por mi cabello negro y su cabello rubio, podríamos decir que somos familia.
_ Iré por más comida, tu busca agua y deja de quejarte_ me dijo mientras se daba vuelta y se encaminaba al restaurante de la esquina. Lexie siempre le encuentra el lado positivo a las cosas por mas malas que estén. Camino detrás de ella pero mientras cruza la calle alejándose del parque, yo sigo derecho hasta un tubo de agua que hay junto a una banca. Veo como toma impulso y se zambulle en el contenedor de basura, segundos después asoma la cabeza y sus ojos verdes me encuentran mientras agita la mano sonriente mostrándome unas papas fritas.
Lo que pasó después lo vi en cámara lenta: su sonrisa se apaga y veo como la sacan del contenedor, busco a la persona que la sujeta y de inmediato la reconozco, es la directora del hospicio. Suelto las botellas y el agua moja mi ropa, miro a ambos lados de la calle para cruzar pero el semáforo cambia y el suelo cobra vida cuando una serie de camiones pasó frente a mí. El miedo me invade y los ojos se me llenan de lágrimas, a través de los autos logré distinguir a Lexie, ella me sonrió tratando de calmarme pero la conozco tan bien que intentaba no desplomarse a llorar, impotente vi como la directora la metía a un auto y se la llevaba lejos de mí.
***
Salgo del contenedor de basura decepcionado de no haber encontrado unas papas fritas como las que había sacado Lexie el día que se la llevaron. Hace dos años ocurrió ese hecho que creí había arruinado nuestra vida, pero resultó ser un golpe de suerte para mi mejor amiga. La llevaron de vuelta al hospicio pero días después fue adoptada por nada más y nada menos que por el senador de la ciudad, el señor Henderson, me dolió pero ella es feliz y tiene la vida que cualquier niño abandonado pudiese desear. Todos los días nos vemos en el parque y estoy feliz de que no haya cambiado nada en absoluto.
Al doblar en la esquina choco con alguien, lo miro de arriba abajo y resulta ser un chico un par de años mayor que yo vestido con uniforme militar:
_ ¡Fíjate por donde vas!_ dijo mirándome sobre su hombro.
_ ¡Espero que el resto de tu día sea tan agradable como tú!_ dije levantando los brazos_ idiota_ susurré.
El tipo se detuvo de golpe, giró y se acercó a mí hasta quedar a unos centímetros de mi cara:
_ ¿Qué dijiste?
Antes de responderle, un hombre alto y robusto con medallas en el pecho, nos interrumpió:
_ ¡Capitán Harrington! ¿Dónde se había metido? Los novatos lo están esperando para partir a la base_ dijo dirigiéndose al chico que estaba frente a mi_ ¿acaso este hombre_ dijo señalándome_ es voluntario?
_ ¡Coronel Peterson!_ dijo haciendo un saludo militar_ este hombre me ha faltado el..._ comenzó a decir Harrington pero fue interrumpido por el coronel.
_ ¡Deje de balbucear capitán! Lleve a este hombre al autobús con el resto de los novatos.
Antes de poder oponerme, Harrington me jala del brazo y me arrastra a unas carpas llenas de soldados al final de la calle.
_ ¡Oye, suéltame! ¿Quién te crees?_ dije tratando de zafarme de su agarre.
_ Escucha no creas que tienes suerte, no he terminado contigo_ dijo arrastrándome hacia un autobús.
Subí a empujones las escaleras y lo voltee a verlo por la ventana mientras el autobús arrancaba. Me jalaron del brazo por segunda vez y me obligaron a sentarme, me voltee para encarar al tipo y me topé con un sujeto corpulento de cabello rubio con uniforme militar también. Me soltó el brazo y se puso de pie mientras el autobús se ponía en marcha:
_ Muy bien señores, nos dirigimos al campamento. Llegaremos en unos minutos, cuando bajen de este autobús diríjanse a las carpas, elijan un camarote y un juego de uniformes de su talla, tienen cinco minutos para cambiarse y luego deben reunirse en la plaza principal para empezar con su entrenamiento. Soy el teniente coronel Armstrong, yo me encargaré de supervisar sus entrenamientos y calificarlos en cada una de las áreas.
Mientras el autobús continuaba avanzando, comencé a pensar en una manera de escapar pero luego las palabras del teniente me hicieron entrar en razón, un camarote, ropa y comida gratis no sonaba tan mal después de todo.
Cuando el autobús se detuvo todos comenzamos a bajar y nos dirigimos a las carpas, en la entrada había un joven de piel oscura tomando nuestros datos, el resto de novatos formaron una fila detrás de mí:
_ ¿Voluntario, reclutado o te transfirieron?
_ Voluntario_ dijo detrás de mí la voz irritante de Harrington_ permítame cabo, yo tomaré los datos de este novato.
El joven de piel oscura hizo un saludo militar y continuó tomándole los datos al resto de los chicos que venían detrás de mí.
_ ¿Qué te pareció el viaje? ¿Fue cómodo? ¿Te dieron las bebidas de cortesía?_ dijo sonriendo cínicamente.
_ De hecho estoy decepcionado, esperaba verte a ti con un carrito de golosinas_ dije sonriendo.
Su sonrisa desapareció mientras tensaba la mandíbula, bajó la vista a los papeles que había en el escritorio y dijo:
_ ¿Sabes qué? No me rebajaré a contestarte, de todas formas no duraras mucho aquí. ¿Nombre y edad?
_ Oliver Williams, dieciocho.
Harrington tomaba notas de cada cosa que decía, cuando terminé me entregó un papel y me dijo:
_ Bienvenido Williams. Espero de corazón que mueras por tu nación. No creas que con esto ya me agradas, es mi deber decirlo.
_ Realmente estas dando lo mejor de ti, Harrington_ dije guiñando un ojo.
_ Ten cuidado, soy tu superior, me debes respeto_ dijo apoyando los puños en el escritorio.
_ Y yo el tuyo Harrington y no puedes amenazar a un novato sin ninguna razón_ dijo el teniente Armstrong saliendo del interior de una carpa.
_ Tengo una razón aceptable teniente, el me faltó el respeto cuando iba por la calle y ahora igual_ dijo Harrington sosteniéndome la mirada.
_ Usted estaba fuera de rango capitán, además iba camino a las carpas, el coronel me lo informó, procure no retrasarse la próxima vez. Retírese por favor_ dijo el teniente cruzando los brazos.
Harrington pasó junto a mi enfurecido, mientras yo trataba de no reír:
_ ¿Qué amable es, no?_ dijo el teniente mirándolo mientras se alejaba.
_ Si tuviera alas sería un ángel_ dije sonriendo_ pero, creo que debería disculparme con él, después de todo estaré aquí un tiempo.
_ Solo ignóralo, es divertido ver como un novato lo hace enojar. Solo procura llamarlo capitán en frente del coronel, a él no le causará tanta gracia como a mí_ dijo el teniente sonriendo.
_ Lo tomaré en cuenta teniente, gracias_ dije.
_ Puedes llamarme Taison. Tienes agallas..._ me quito la hoja que me había entregado Harrington y le echó un vistazo_ Williams, es lo que nos hace falta aquí.
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El Secreto de Estado
ActionOliver Williams es un chico huérfano de dieciocho años que ha vivido los últimos años en la calle. Su vida da un vuelco cuando es reclutado en el ejercito por error, de repente, una cama, comida y ropa limpia no suenan tan mal, después de todo solo...