O22.

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Con molestia se levantó de la cama para ir al baño, empezaba la mañana con el pie izquierdo. Las ganas de vomitar se hicieron presentes en cuanto despertó y, como era de esperarse, vomitaba sangre. Le dolía en lo más profundo de su alma, deseaba estar muerto o no haber hecho lo que ha venido haciendo, tenía el pase directo al infierno y lo merecía, una persona como él merecía toda la mierda existente del mundo. Cuando terminó de vomitar quiso darse un baño, sentir las gotas caer por su cuerpo desnudo y después mirar qué hacía para matar el aburrimiento.

Mientras tanto en la otra habitación, el cuerpo de la mujer seguía descansando como si se encontrará en su casa. Había dormido en ropa interior y Jungkook lo notó cuando entró a su habitación por algo de ropa. Y aunque no hizo ruido, la chica en la cama se despertó y le dedicó una sonrisa, la misma de ayer, una sincera que le revolvía algo en su estómago. De repente, recordó la carta de su padre. Jungkook por su parte le dedicó también una sonrisa y fue directo a su closet para sacar ropa interior y lo que usaría en todo el día.

-tienes una hermosa familia- comentó sosteniendo la foto.

-¿de dónde la has sacado?- se giró sobre sus talones y le arrebató la imagen de sus manos.

-estaba encima de tu mesita- comentó ella. -supongo que debo darme una ducha. Se levantó lentamente de la cama y tomó sus prendas, fue al baño y ahí se dio un tiempo para ella.

Le causaba curiosidad que las dos personas que han estado en su habitación no se hayan percatado del gigantesco frasco con lenguas de personas y animales. Tomó el pequeño frasco de animales y lo puso sobre su cama. Lo abrió y sonrió, a su mente llegaron miles de recuerdos de su infancia y parte de su adolescencia, lenguas de gatos y de perros, desde ese entonces no ha vuelto a matar animales, agradecía a los vecinos por decidir no comprar animales que molestaban a todo el vecindario. Sacó la lengua de un perro y la metió dentro de su boca, saboreando como si fuese un dulce, hizo aquel acto con cinco lenguas.

Dejó el frasco en la repisa y tomó el de personas, su favorito. En ella, ciento de lenguas que quiso arrancar por diversión, que quiso arrancar a aquellas personas chismosas que se atrevían a decir mentiras sobre él y su familia, y una en especial que quiso arrancar, la de su madre, una que recorrió su cuerpo, la lengua que chupaba y mordía cada vez que tenían sexo, esa lengua, esa lengua era especial. Cuando la puerta del baño se abrió lo alarmó, guardando las lengua a toda prisa y dejándola en el mismo lugar. Ahora ambos tenían algo en común, estaban desnudos.

El pelinegro tomó sus pertenencias y salió de la habitación para volver a la otra. Se vistió con tranquilidad y después de unos minutos salió. El cuerpo de la mujer se encontraba recostado en el umbral de la puerta revisando la pantalla de su móvil y, claramente hablaba con la persona que no ha dejado de molestar su cabeza; Jimin. Una sonrisa se le escapó tras leer algo que él le había enviado y en Jungkook creció el sentimiento de odio, lo había enterrado pero nuevamente salía, tal desprecio que lo consumía como en la primaria volvía a florecer.

Con algo de fuerza la empujó para salir del lugar y dar con las escaleras. Ella al ver tal comportamiento bajó, teniendo de que este pudiera hacer algo malo. Pero todo miedo se escapó cuando éste simplemente sacaba algo de la nevera para preparar después, tal parece que estaría más tiempo en su casa. El pelinegro se encontraba picando algo de fruta que había logrado ver al final de la nevera, era lo único para comer. Acercando el plato a la pequeña mesa donde todos los días desayunaba le dio a entender a la chica que eso sería lo único, pero parecía no importarle, seguía clavada en la pantalla como una estúpida, deseando asesinarla en ese instante.

-¿qué edad tienes?- preguntó el pelinegro tras tomar asiento a su lado.

-veintidós- respondió metiendo un trozo de fruta simulando una sonrisa.

Era mayor que él. La diferencia no era mucha, cuatro años eran perfectos para una relación estable. Jungkook disfrutaba verla comer una fruta que lleva más de tres meses ahí, suponiendo que enfermería y tendría que pasar varios días en casa, aunque siendo sincero esperaba que le pasará algo peor. Dedicó otra sonrisa tras haber dejado el plato vacío y sin decir nada se dirigió a la cocina, teniendo la intención de lavar lo que había usado pero las ganas de vomitar se hicieron presentes en cuanto vio lo que podía llamarse un ojo y algo de sangre en el lavaplatos.

Su vista debía estarle fallando, parpadeó varias veces y aquella cosa que había visto desapareció. Suspiró en bajo y lavó el plato y volvió con el menor. Quería salir en cuanto antes. Jungkook se levantó primero y abrió la puerta principal para poder salir, rosie quería ir al negocio de Jimin, ver que pasaba con él y regresar a su casa para poder descansar, aunque en la casa de Jungkook ya había hecho eso.

-te acompaño hasta acá- comentó Jungkook. -debo irme- se acercó a su mejilla para despedirse, pero sus labios lo engañaron cuando estos con algo de culpa se posaron sobre la esquina de los de ella.

Y esa fue la despedida. No iba a ir a aquel lugar para tener que ver a la propia muerte. Tras su espalda, un lugar llamativo le incitaba a entrar y gastar dinero en algo que posiblemente sería lo más estúpido que ha hecho en su vida. Un burdel. Sabía perfectamente que aquellos lugares estaban algo alejados del comercio por razones obvias, pero este parecía ser la excepción. Consigo llevaba algo de dinero, lo suficiente para pagar por una puta dispuesta a hacer lo que él ordenara, sin pensarlo dos veces entró, viendo otro mundo, un mundo el cual le gustó.

Para ser la primera vez lucia bastante bien, tan sólo comenzaba el día y ya se podía oler en el ambiente el característico olor de sexo mezclado con un poco de alcohol y un poco de marihuana con algo de otras drogas. Pero era extraño, estaba solo, parecía abandonado y le extraña no ver a nadie pese a que estuviera en un lugar expuesto. Husmeo un poco el recinto encontrándose con varias habitaciones, una llamó su atención en donde la puerta estaba abierta y podía ver claramente lo que era una figura femenina teniendo sexo con otra. No se encontraba solo.

Una escena que todo hombre pagaría por ver. Aquellas mujeres disfrutaban del buen sexo, metiendo en sus vaginas aparatos, sintiendo el placer y el menor viendo en vivo lo que veía a través de una pantalla. Entró y tomó asiento en la otra cama que había en el lugar, ambas sintieron la presencia del niño y siguieron con su trabajo, Jungkook empezaba a excitarse. La pelirroja disfrutaba mucho lamer los jugos de la morena, metiendo dos dedos en su amiga para que esta gimiera y con sus manos empezara a tocarse, tal cual como en los vídeos.

De repente, sintió asco en cuanto vio que una de las mujeres era su madre quien gemía bajo el cuerpo de una desconocida. Quería salir del lugar pero la puerta la habían cerrado desde afuera. Se estaba preparando mentalmente para lo que venía a continuación. Pero la habitación se tornó negra, y Jungkook por primera vez le tuvo miedo a la oscuridad. Dos cuerpos frente a él aparecieron de la nada y una voz a sus espaldas le susurró.

-estás maldito, jeon jungkook- pero lo que Jungkook podía ver era el cuerpo de Jimin bañado en sangre.

Porque las dos figuras que vio eran masculinas, una escena en donde Jungkook arrancaba la lengua de Jimin, en donde parecía ser que lo asesinaba.

tijeras ©jeon jungkook. [bestofmeawards]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora