El olor a descomposición impregnaba toda la estancia, tras abrir la puerta no dudó en taparse la nariz y subir las escaleras. Sabía que era una pésima idea haber guardado una parte del cuerpo de su madre pero quería tenerle aún a su lado, no quería abandonarle. Estando en la habitación de su madre sacó la mitad del cuerpo, un espantoso color y olor hacían que las ganas de vomitar fueran inmensas. Ahora sí que no metería su pene en aquel lugar, no cuando le empezaban a salir larvas de allí. Saldría a botar el cuerpo, lo haría.
Metiendo el torso en doble bolsa negra salió de su casa, las luces de las casas estaban apagadas, indicando que ya todos dormían. Iría al lugar donde dejó las otras partes del cuerpo, muy seguramente encontraría huesos, recordaba perfectamente como aquellos perros se comían las partes. Su vista se detuvo cuando vio la figura de una mujer, nuevamente veía a la misma que se encontró en la mañana, la misma que apareció en sus sueños.
Quería hablar con ella, pero ambos son extraños, en cuanto parpadeó aquella figura desapareció. Empezaba a creer que era más que una simple ilusión. Cerca al lugar, encontró lo que menos quería ver. Un chico idéntico a Jimin, aunque sabía que era él, hablaba con alguien más. Llegó a pensar que era la chica con la cual habló esta mañana, pero al ver el cabello corto y a la persona de perfil supo que era un hombre. Con la chica pudo sentir celos y deseo al mismo tiempo, con este desconocido, asco, simplemente asco.
Esta vez no le daría de comer a los perros puesto a que no se encontraban, no tenía una pala para hacer un hueco lo suficientemente grande para poder echar el cuerpo y que el olor no molestara a los demás habitantes. Dejarlo por ahí sería una pésima idea, tampoco quería ir a la cárcel sabiendo que está de cumpleaños, no sabía qué hacer.
Pensó en canibalismo, pero aquel cuerpo era demasiado exquisito para los animales que se habían formado en el, si metiera sólo un bocado moriría, pero era la única idea que se le venía a la cabeza. Se echó en el suelo a pensar mirando hacia el cielo, pocas estrellas habitaban en el, comenzaban las nubes a llenar todo el lugar, posiblemente cargadas de agua, lloverá en cualquier instante.
-pensé que estarías en casa- frente a sus narices estaba Jimin con aquel chico, ambos cubriendo su rostro debido al olor.
-vete- habló Jungkook, no quería verlo. -sólo vete.
-¿de dónde proviene aquel olor? es desagradable- echó una rápida mirada a la bolsa y la pateó.
-cuidado, mi madre está ahí- señaló la bolsa y observó ambas expresiones.
Alucinaciones, simples alucinaciones. Jungkook se encontraba hablando solo pero, juraba que había visto a Jimin con otro muchacho. Se levantó y tomó la bolsa con ambas manos, tenía que asegurarse de que nadie le viera tirar un cuerpo en descomposición. Unos cuantos pasos fuera de la ciudad y tiró la bolsa sin ver en donde cayó.
Retomando el camino a casa nuevamente vio a Jimin, ahora sí estaba seguro de que eso no fue una alucinación. Quería hablarle, pero se veía bastante feliz hablando con aquel chico que prefirió irse, igualmente mañana le vería para hablar con aquella chica. Tocaron a su espalda y cuando giró deseaba en esos momentos no haber volteado.
-¿qué fue eso?- preguntó Jimin con el ceño fruncido. -¿qué era lo de la bolsa negra?
-eso no es asunto tuyo- quitó a la fuerza la mano de Jimin que yacía sobre su hombro y siguió caminando. Hacer eso fue inútil.
-sé perfectamente como huele un cuerpo en descomposición, olía a metros- le detuvo su caminar y lo miró fijamente a los ojos.
-me descubriste- bajó la cabeza y comenzó a llorar. -cuando llegué a casa encontré el cuerpo de mi perro, murió- y sin pedir permiso lo abrazó y escondió su rostro entre su cuello para seguir llorando.
-bueno, pudiste haberme dicho eso desde un principio- acarició su espalda y lo separó. -lamento mucho lo de tu mascota.
-no importa, se ha ido y no volverá jamás, me hace demasiada falta- estaba perdiendo el control de su cuerpo, como si alguien lo estuviese controlando. Sentía un fuerte ardor en su pecho, en el mismo lugar donde tenía el número dieciocho en romano.
Jungkook se dejó caer sobre el frío pavimento, retorciéndose del dolor, no podía respirar y le costaba ver qué estaba pasando a su alrededor. Con ambas manos empezó a ahorcarse, extendiendo una pudiendo ayuda. Sentía un sabor metálico en su boca, su lengua ardía y aunque no se la han cortado, aquel sentir esa poderoso.
-¡hey, jeon, qué pasa!- por más que lo moviera no lograba que volviera en sí, comenzaba a asustarse.
Después de varios minutos de dolor logró volver en sus sentidos. Metió dos dedos en su boca para comprobar si se trataba de tan sólo un trance, pero, no era como él pensaba. Un pedazo no tan grande de su lengua se había desprendido y el sabor metálico aún seguía en su boca. No lograba encontrar explicación alguna para eso.
-¡¿qué fue eso?!- preguntó Jimin angustiado, algunas gotas de sudor caían por su cien.
-dime, ¿qué horas son?
-3:33 am- respondió Jimin al ver su reloj de mano.
No fueron tan sólo unos minutos en donde al parecer había visto a la muerte.
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tijeras ©jeon jungkook. [bestofmeawards]
Fanficjungkook era un amante a las tijeras y todo lo que veía tenía que ser cortado.