O5.

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Por primera vez pisaba el suelo de lo que muchos llaman colegio, después de varias peleas con su madre al no querer entrar optó por hacerle caso a la famosa idea de hacer amigos para no tener que vivir todo el tiempo encerrado en casa, lo que muy bien podemos definir como tener sexo con su madre. Fue casi imposible, fue imposible, para su madre que jungkook estuviese en una de las mejores escuelas de la ciudad, no tenía registros de su primera y empezaba lo que también muchos llaman como secundaria.

Portar el uniforme no era algo que iba con él, así qué, con sus tijeras rasgó un poco su pantalón, dándole estilo al igual que su camisa y corbata, seguramente sería regañado pero eso no le importaba ahora, tendría que buscar el salón número siete en donde empezaría sus clases. Su madre le había dicho que tendría que tener mucho cuidado con sus compañeros, pues ellos también podrían o quizá algunos sí querían aprovechar el cuerpo de jungkook, más ahora cuando tiene la edad de trece años, aunque no tenga el pene de un adulto complace en demasía, pues recordó las bellas palabras de su madre mientras le cogía en la cocina.

Cabello rojo hasta los hombros, una mini falda y tacones que hacían ver a la persona mucho más alta de lo normal, labios rojos y por supuesto, una exquisita lengua la cual pedía lamer de primeras y cortar de segundas, una más para su bella colección. Sonriendo a la maestra tomó asiento en la primera fila, cruzado de brazos y moviendo sus pies la analizó por completo, como si estuviese mirando el cuerpo de su madre pero con ropa.

Podía estar en la clase pero su pensamiento estaba en otra dimensión, un lugar diferente donde tenía casi una fantasía sexual, donde podía pensar en otra mujer que no fuese su madre y donde las ganas de querer cogerla contra ese escritorio eran mucho más grandes, trece años eran trece años, mente morbosa era mente morbosa. Dibujando en su cuaderno pudo ver por el rabillo del ojo que alguien le miraba con suma atención, pudo darse cuenta que era un niño, uno el cual le dio asco completo por su tan fina ropa pero al lamer sus labios la lengua lo cautivo.

La tarde había llegado y todos por fin habían salido, para su suerte, ella seguía en el salón limpiando todo del tablero para dejarlo tal y como lo encontró, no había hecho la pregunta del porqué jungkook seguía en el salón, pero su presencia no le fastidiaba en absoluto, al contrario, le agradaba ver como dibujaba en su pequeño cuaderno, aunque jungkook no era el único, el mismo niño que le vio también yacía en el salón guardando sus útiles en la maleta para quizá después salir e irse a casa, suponía jungkook.

-no será la primera vez que nos veamos- el pequeño niño el cual se dedicó a verlo toda la clase le habló por primera vez, y admitía que le dio miedo, bastante miedo tras susurrar esas palabras, puesto a que sus ojos estaban por completo negros, la manera en que observaba era terrorífica.

Se levantó y se acercó a la bella mujer, viéndole desde abajo lo grande que se veía con esos tacones, que por cierto eran horribles. Le tocó la espalda y ella se dio media vuelta, jungkook sonrió.

-maestra, ¿puedo cortar esa bella lengua?- agitando sus tijeras sonrió esperando una respuesta.

tijeras ©jeon jungkook. [bestofmeawards]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora