Dante de la Garza había organizado un desayuno en el que definirían la relación sentimental que tenían su hija y Alejandro. No quería que su pequeña como le decía fuera solo un desliz para Montemayor por lo que preparo esto para hablar con él.
Ser uno de los hombres más poderosos del país no era fácil, una sóla palabra suya bastaba para acabar con cualquiera que se interpusiera en su camino. Cómo lo hizo muchísimos años atrás con él.
— ¿Cómo estás hija? — preguntó Dante.
La muchacha amaba a Alejandro, desde que lo conoció una vez que llegó a la oficina de su padre se enamoró perdidamente de él. Un hombre inteligente, guapo y encantador, todo lo que cualquier mujer quisiera tener.
— Estoy bien padre, se que Alejandro tendrá que aceptar nuestra relación formal ante nuestros más íntimos amigos o... — dijo con una sonrisa ladina — se que lo destruiras padre...
— Así es pequeña, debe de aceptar — dijo Dante convencido.
No tardó mucho en llegar al desayuno junto a su futuro suegro y esposa, sabía que a pesar de todo tenía que entregarse a una relación que no quería. Esa era la única manera de seguir no ser destruido por Dante de la Garza.
Alejandro aún recordaba los labios carnosos y suaves de Oliver, aquellos que una noche tuvo el placer de probar. Tal vez ese muchacho le serviría para el plan que tenía en mente.
Me apoderare de su fortuna
— Que gusto verlo señor — dijo Alejandro con una sonrisa en su rostro.
Dante no era tonto, de ante mano sabía que Alejandro quería a su hija para una sola cosa y era su posición social. Por lo que se andaba con cuidado con él, no podría poner en juego todo lo que tenía construido.
— Tomen asiento, en un momento nos traerán el desayuno — dijo Dante con el semblante serio y relajado como siempre.
Las cosas se dieron naturalmente, entre la plática que tenían Dante logro preguntarle a Alejandro sobre los planes que tenía con su hija para un futuro, la sonrisa se dibujo en el rostro de él.
— Lo que yo quiero es que poco a poco nuestra relación fluya, yo sé lo que siento por su hija y lo que ella siente por mi. Se que juntos podemos avanzar y si usted lo desea nos casaremos en unos años — dijo Alejandro seguro, sin embargo fue interrumpido por Dante.
— Tú la desposaras, estoy seguro — dijo Dante con una sonrisa en su rostro — y quién ose oponerse lo sufrirá muy caro.
***
Fue entonces que las semanas pasaron, todo cambió y la relación que tenían Alejandro y Oliver fue fluyendo desde reuniones en la oficina hasta muy noche y algunas comidas de negocios con Fabián Valles, y algunos clientes más.
Aunque la advertencia que Dante le había dado jamás se le olvidó, Alejandro no tenía miedo de hacer lo necesario para escalar socialmente y que el apellido de su familia volviera a ser lo que una vez fue.
Ninguno de los dos supo como sucedió, aunque en los planes de Alejandro rondaba la idea de deshacerse de Oliver de alguna manera sana y sin tantos problemas.
¿Podría hacerlo cuando la relación de ambos ya había ido muy lejos?
Aún recuerda el día en el que le robó aquel beso al muchacho.
— ¿Qué piensas Alejandro? — inquirió Rodrigo — te noto muy pensativo, imagino por quién es.
Asintió.
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Sin Corazón
RomanceLos años no pasan en vano... Oliver se enamora de Alejandro un hombre que esconde secretos y una doble vida. Es acusado de un desfalco millonario y enviado a prisión por cinco años. Tras un golpe de suerte logra salir de la cárcel y recuperar su lib...