Oliver sentía que le faltaba la respiración, se intentó levantar pero fue imposible. Su abdomen dolía demasiado por los golpes que aquellos matones le dieron. Maldijo a Alejandro, a Dante de la Garza y toda su familia.
Lo que más le dolía en el alma era haberse entregado a un hombre que lo desprecio y lo lanzo a esa cruel oscuridad que ahora lo atormentaba tanto.
Aún recuerda el olor de las manzanas frescas y rojas que Alejandro le entregaba junto a una carta de amor donde le declaraba todo lo que según sentía por él. Todo era una mentira y ahora tendría que pagar las consecuencias.
Tenía sed, hambre y frío, el muchacho se hizo bolita junto a dos reos más que habían observado como los matones de Dante de la Garza le hicieron.
— ¿Estás bien? — preguntó uno de ellos — imagino que no, parecía que te quisieran asesinar.
El otro observó al menor con lástima, Oliver tenía la edad de su pequeño, por lo que le dolía bastante ver la manera en la que lo dejaron todo golpeado y con moretones en el cuerpo. La delicada y suave piel del muchacho estaba enrojecida y morada por los golpes.
— Ese hombre te odia, pues que hiciste escuincle — le dijo otro hombre.
Oliver les relato con esfuerzo y dolor todo lo que vivió desde que conoció a Alejandro Montemayor, la manera en la que ambos se enamoraron o eso creyó y la forma en la que todo terminó para él.
— Yo no tengo nada encontra de los gays niño, pero habiendo tantos hombres gays como tú — dijo uno de ellos — como terminas enamorado de un patanatas.
— Mi carnal tiene razón, caíste en la boca del lobo y el mero mero ahora te quiere muerto — dijo el otro señor.
— ¿Y... ustedes porqué están aquí? — pregunto Oliver.
Ellos no tenían pena por lo que habían echo, lo volverían hacer una y otra vez si fuese necesario para defender la vida de una hija y sobrina. Ambos eran hermanos, uno descubrió como el jefe de ambos había abusado de la hija del otro y entre ambos planearon como vengarse del infeliz hasta caparlo.
— Lo lamento, se merecía eso y más — dijo Oliver con asco.
— Y pues tú cuídate mucho niño, imaginamos que esos hombres no descansarán hasta verte muerto. Si quieres proteger a tu familia tienes que sacrificarte, la justicia no existe si tú no la haces por tu propia mano — le dijo uno de los hombres — Federico Reyes.
— Y yo soy Gerónimo Castro, hijos de la misma madre pero de diferente padre — rió tratando de suavizar el momento.
Gritos y reclamos se comenzaron a escuchar, Oliver no deseaba que su abuela estuviera aquí y viera todo lo que estaba pasando. No quería que lo viera golpeado y lastimado, pero sobre todo destruido.
Les pidió a sus compañeros de celda que lo ayudarán a levantarse en el momento que su abuela estuviera presente.
***
Doña Estela y su familia habían llegado al ministerio público donde tenían a Oliver detenido, ingreso con el semblante serio y frío. Observó que habían muchas personas por ser atendidas, solo deseaba saber la situación en la que se encontraba su nieto.
Cristo le recomendó tranquilizarse y evitar gritarle al comandante, sabía de antemano que no se tentarian el corazón para echarla. Por otro lado el padre de Oliver se mantenía en silencio y no emitía ninguna palabra.
— Buenas noches oficial — dijo la mujer — Necesito que me de información de mi nieto Oliver González.
El oficial tragó saliva, él fue comprado por Dante de la Garza para no darle información a la familia del detenido, inclusive fue quien dejó entrar a los matones para que golpearan a Oliver.
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Sin Corazón
RomanceLos años no pasan en vano... Oliver se enamora de Alejandro un hombre que esconde secretos y una doble vida. Es acusado de un desfalco millonario y enviado a prisión por cinco años. Tras un golpe de suerte logra salir de la cárcel y recuperar su lib...