Sorprendente 2018

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A veces en la vida uno proyecta cosas. Lo hacemos desde que aprendemos a caminar, tratando de alcanzar a papá o a mamá que nos llama desde el otro lado, lo hacemos cuando estamos en el jardín, queriendo hacer la mayor cantidad de amigos y lo hacemos en la escuela, queriendo pasar siempre de año... Y de a poco lo hacemos hasta que se convierte en algo difícil...
Llegamos a salir con personas que nos exigen metas diferentes sin darnos cuenta que no es ahí donde deberíamos poner metas. Entonces el amor se vuelve estructurado y a penas se siente como se debe.
Y uno va creciendo y olvidando cosas que antes le costó aprender, esas cosas que aprendes de chico cuando no importa lo que tenés sino cuanto te podes divertir y aprender. Es entonces, cuando ya olvidamos todo lo bueno que nos olvidamos de lo que es querer de verdad y lo reemplazamos por pequeñas metas de día a día con una pareja...
Una llega a salir con alguien solo porque se lo puso de meta, como decir que queres tener tu título universitario antes de los treinta.
Ese era yo... El que se había propuesto un 2017 único y que lo estaba consiguiendo con un esfuerzo ingente, pero que al final, si bien me enseñó demasiadas cosas y me alejó de otras tantas, no fue el año más feliz, pero si el que le dio paso al 2018, un año del que no esperaba nada... Y me lo dio todo.
Así que aprovechando todo ese aprendizaje violento del año anterior logré en ese año que ni aspiraciones tenía todo lo bueno. Aprendí que se vive día a día y que por más que me de algún golpe fuerte en la cabeza jamás olvidaré lo que me prometí olvidar. Solté todo lo que me mantenía atado a un pasado y me aferré a todo lo que me ayudaba a crecer, me ayudaba, no me hacía crecer, me daba la contención necesaria para hacerlo y es eso todo lo que se necesita.

Asi que si mi 2018 debería tener nombre seguramente ese sería el tuyo, porque estuviste siempre, porque leíste todas mis sombras y en lugar de ahuyentarlas o salir huyendo las invitaste a charlar. Porque en lugar de juzgar un rencor rebelde y adictivo le hiciste sonrisitas y este ya no supo que hacer. Porque te abriste paso como el agua y te adentraste en sitios que habían sido sellados como si se tratara de mi propia tierra santa y conquistaste sin batallar siquiera todos mis miedos ganandote el derecho indiscutible de ser la mejor persona en el mundo para mí.  Volviste mi vida en algo grande, algo que ya no espero que cambie y que cada vez que me preguntan: "que tal tu año", deje de decir "mas o menos, al menos logré algo" para empezar a decir: "fue perfecto, disfruté cada momento."

Asi que realmente para este 2019 sigo sin esperar nada más, se que lograré todo lo que yo quiera.

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