Nunca creí lo fría que podría llegar a ser su piel. El azul que sus labios alcanzarían. La palidez que sus mejillas reflejaban.
Jamás me acostumbraría a verlo de esta manera. Sentía que al acariciar su delicada mano, el calor llegaría a invadir un pequeño porcentaje de su cuerpo. Pero a nadie podía engañar.— Jimin, van cuatro días. Por favor ya despierta.
No lloraba, solo sentía cómo mi voz se quebraba. Me acerqué más a él, ahora dejando lentas y suaves caricias en su rostro. Suspiré, rendido.
— Te prometo que el día en que tus ojos vuelvan a estar abiertos, yo- tragué una bocanada de aire con dolor— yo cambiaré. Volveré a ser aquel chico del que te enamoraste.
Lo prometo.
La fuerte voz de detrás de la puerta, logró interrumpir mis palabras. Desafortunadamente, reconocía a la persona gritando en los pasillos del hospital. Sin pensar en nada, ni por un segundo, abrí con brusquedad la puerta. Y frente a mí se encontraba él.
— ¿Qué haces aquí?— no dudé en cuestionarlo, sin importar la presencia del doctor a un lado mio.
— ¿Tú qué crees?
— Vete. No tienes ningún derecho de acercarte a Jimin.
— Mira, roñoso. Vendré a verlo las veces que yo tenga ganas. No puedes evitarlo— apuntaba su dedo en mi pecho, golpeandolo al finalizar cada oración.
— Intenta eso de vuelta y te aseguró que yo mismo te mostraré la salida.
— Señores, por favor. Estamos en un hospital— la voz del doctor preocupado irrumpió entre nosotros.
— Si fuera usted, me daría la vuelta y no me entrometería— al parecer, la demanda del doctor claramente no era de su agrado. Este, asustado, decidió corresponder a lo que le pidió, dejandonos solos en los pasillos.
— Hazte a un lado.
— No— con fuerza sujeto el cuello de mi camisa. No intenté safarme, no tenía ganas de pelear.
— No sé qué intentas hacer. Pero veré a mi hijo, te gusté o no.
— Él no es tu hijo. Jimin ya no te considera su padre— iba a hecharle en cara, todo lo que quería decirle desde un principio.
— Cuidado con lo que dices, niñato— hablaba entre dientes— Jimin es mi sangre, no puedes cambiarlo. Y una vez que despierté, volverá a donde nada puede ocurrirle. Donde está seguro.
— ¿Seguro?— cuestioné con ironía— Se te ha borrado la memoria, ¿verdad? Jimin casi muere estando bajo tú inútil cuidado. De no ser por mí, jamás le habrías visto el rostro otra vez. Y te aseguro que ahora no lo harás.
Era yo quién controlaba la situación. No estaba recibiendo respuestas. Solo gruñidos y a cada segundo un tosco tirón de los pliegues de mi camisa.
— ¿Acaso crees que si Jimin despierta, querrá irse contigo? No te das cuenta todo lo que sufrió por tu culpa. Por tu ignorancia. Por encerrarlo. Él te tenía miedo. Jamás lo trataste como tu hijo.
Su expresión de rabia y enojo se transformaba en todo lo contrario. Sus ojos decaían, soltando mi agarre. Había tocado un punto sensible al decir la verdad que Jimin no se atrevía.
— Alejáte de Jimin. No vuelvas a él porque a la única persona que encontrarás... Es a mí.
Volví a la habitación, cerrandola de un portazo. No volteé a verlo. Siquiera saber que él se encontraba fuera de ahí me contrariaba de tal manera que apretaba mi puño contra la manija de la puerta. Respiré hondo, intentandó no dejarme llevar. Volví a donde estaba antes.
— No te preocupes. No dejaré que vuelvas con él. No irás a ningún lado y no tendras que pasar por todo de vuelta. Lo juro.
Lo juro, Jimin.
✠✠✠
[
23 - 08 - 13 ]
El día estaba completamente nublado y tal parecía que la lluvia no tardaría en llegar. Aún así, ahí estabamos. Recostados en nuestro preciado lugar lleno de recuerdos. Reposaba mi cabeza en sus piernas mientras disfrutaba de las caricias que hacía al pasar sus dedos entre mis oscuros cabellos.
— ¿Cuándo conoceré a tus padres?
Dejé de sentir las yemas de sus dedos en mi cabeza y me levanté.
— No creo que esa sea una buena idea.
— ¿Por qué? ¿Soy tan terrible?— reí.
— ¿Qué? No, no. Son ellos los que me preocupan. Mi padre en especial— suspiró— Él...
— Él aún no sabe... Que eres, gay.
— Te aseguro que no será una escena placentera de ver.
— Jimin, ¿si sabes que tarde o temprano se enterará?
— Sí, lo sé. Siempre lo tengo en cuenta.
— ¿Entonces?
— Ashhh— se acostó rendido causandome algo de gracia.
— Vaya, enserio no quieres que los conozca— reí.
— Sé cómo va a reaccionar. Y sé cómo termina todo. Lo nuestro.
— Nada va a terminar si no quieres— me acosté con mi antebrazo apoyado en el suelo, ahora era yo quién acariciaba su cabello.
— No se trata de lo que yo quiera, sino de lo que él quiera— resopló.
— Escúchame— tomé su mano y ambos nos pusimos de pie— Él te habrá dado la vida pero no es dueño de ella. No debes dejar que te controle de esa manera.
— Yoongi. Yo... Tengo miedo. Y tú más que nadie sabe lo que es temerle a alguien.
No dije nada. Yo temía de lo que mi padre podía hacer. Pero también quería ayudar a Jimin a evitar ese sentimiento. Porque sí, su padre tal vez no era una figura paternal ejemplar, pero seguía siendo su padre. Su familia.
— Jimin, hay miedos que debemos enfrentar— sostuve en mis manos su dulce rostro.
— ¿Debemos?- me miró sorprendido.
— Ahora estamos juntos. Tus miedos son los mios— sonreí.
Tal vez era su forma de decir gracias al besarme. Besos que jamás me cansaria de recibir viniendo de esos labios.
— Gracias, Yoongi— me abrazó y sobe su espalda lentamente.
— Sabes que puedes contar conmigo en lo que sea— acintió con su cabeza aún escondida en mi pecho— Conoceré a tus padres y todo saldrá bien. No te preocupes.
ESTÁS LEYENDO
The 21ˢᵗ Of July 爱 pjm&myg ៸៸༴
Fanfic𝘕𝘶𝘯𝘤𝘢 𝘴𝘢𝘣𝘳𝘢́𝘴 𝘥𝘦 𝘴𝘶 𝘷𝘢𝘭𝘰𝘳, 𝘩𝘢𝘴𝘵𝘢 𝘲𝘶𝘦 𝘭𝘰 𝘱𝘪𝘦𝘳𝘥𝘢𝘴. Yoongi y Jimin han pasado por mucho desde el momento en que se conocieron y se enamoraron enloquecidamente uno del otro. Aún así, todo lo pudieron sobrellevar junt...