Capítulo 29

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— ¿Por qué no contestas?— intentaba pensar que se había quedado sin bateria, que tenía en silencio su celular.

No quería creer lo peor.

— Mierda, ¡contésta!— me encontraba ya en camino a su casa a la vez que oía cómo la contestadora hablaba por décima vez.

Divisé a la distancia algo que me alarmó por completo, dejando que mi corazón latiera a mil. Su celular estaba tirado en el suelo, con la pantalla rota pero que aún mostraba todas mis llamadas perdidas. Él no lo hubiera dejado tirado en medio de la calle.
Corrí el resto de las cuadras que quedaban hasta llegar a su casa.

Toqué sin cesar el timbre, hasta que la criada salió a atenderme.

— ¿Qué ocurre, joven?- sonaba asustada.

— Quiero hablar con Choi. ¡Ya!

— Él esta ocupado en este momento. Por favor, venga más tarde.

— ¡No! Llamé a ese ingrato. Sino yo mismo iré a buscarlo.

— Pero joven, él no puede salir ahora.

— ¡Traigalo ya!

— ¿Qué es todo este alboroto, señora Yung?— apareció detrás de la mujer, con expresión de molestia.

— ¡Eres un bastardo!

— Oh, ya veo que ocurre aquí. Señora Yung, vuelva adentro.

— Sí, señor Park.

— ¿Te atreves a volver y perturbar la estabilidad emocional de mi personal luego de todo lo que dijiste? En verdad...

— ¡Cierre la boca! ¿¡Dónde rayos está Jimin!?— su rostro cambió por completo. Sus ojos reflejaban únicamente preocupación.

— ¿No debería estar contigo?

— ¡No lo está! ¿¡Por qué crees que estoy parado aquí contigo!?

— Y-yo... No sé dónde esta. No volvió a casa.

Volteé agarrando con frustración mis cabellos. Se lo habían llevado. Jimin ya no estaba. Lo que había sido antes una sospecha, ahora era la verdad.

— ¡Todo esto es su culpa! ¡Gracias a sus estúpidas deudas! ¡Eres un infeliz egoista!

— T-tú... ¿Cómo-

— Jimin lo escuchó hablar por el maldito teléfono. Él sabía y usted también. ¡Y no hizo nada para evitarlo!

— ¿¡Qué querías que hiciera!? ¡Son sujetos peligrosos, un movimiento en falso y lo matarían de una sola vez!

Quería llorar, pero las lágrimas eran retenidas por todo mi enojo y exasperación.

— Usted— antes de seguir, su celular sonó. Ambos nos miramos sabiendo exactamente de quiénes se trataba— contésta ¡Ya!

Sujetó con fuera el aparato y contestó la videollamada, dejandola en alta voz.

— ¿Hola?

— Ya no hay más tiempo, Choi— la pantalla mostraba el rostro de un hombre en sus cuarenta años, demacrado de cara, pero supuestamente elegante en el resto de su cuerpo. Alguien de quién no me olvidaré.

— Maldito ¿qué crees que haces?

Tenía ganas de ir al Plan B. Pero no te preocupes... Prometo que tu hijo estará cómodo, por ahora.

— Dején a mi hijo, yo les daré el dinero.

Oh, claro que lo harás, porque si mi dinero no está depósitado en la cuenta dentro de las siguientes cuarenta y ocho horas, tú hijo... muere- le arrebaté el teléfono. Este hijo de puta me escucharía.

— Te juro que si le pones un dedo encima...

Wow wow ¿Pero miren quién se unió a la fiesta? Min Yoongi, ¿no es así? Él que atacó a mis inservibles empleados.

— Y lo volveré a hacer si no lo dejas ir.

Niño, ¿no te ha dicho tu madre que no te metas en los asuntos de los adultos? Tu querido novio se quedará aquí hasta que tenga mi dinero. Tal vez pueda ser que te lo devuelva hasta entoncesdejó su expresión en duda, como si realmente estuviera intentando negociar la vida de Jimin.

— Bien, ¿quieres jugar así? Tendrás tu puto dinero. Y más te vale dejar ir a Jimin cuando yo mismo te lo dé en persona.

Vaya, si que tienes agallas. Esta bien, me gusta el trato. Pero, antes de que vengas, hay algo que me gustaría que vierasgiró la cámara.

Jimin, golpeado y sangrando en el piso. La impotencia y cólera que sentía en ese momento se esparcieron por todo mi cuerpo, junto con mis ganas de matar a cada uno de ellos.

— Maldito imbécil.

Si si, lo mismo de siempre— oía su voz del otro lado del video— ya sabes, niñato. Tráeme mi dinero o sino...— dos hombres comenzaron a golpear brutalmente a Jimin, en su abdomen, rostro y cabeza.

— ¡Jimin!

Tienen dos días— la llamada se cortó.

Estaba en shock. Inmóvil.

— Debemos llamar a la policía— Choi hablaba a mis espaldas.

— ¿Debemos?— dije irónico— ¿¡Debemos!?— volteé a él, no quería advertirle del peligro que corría al estar siquiera parado frente a mí— ¿No crees que ya hiciste suficiente?

— Mira, ahora mi hijo corre peligro. Puedes gritarme todo lo que quieras pero luego de que él este sano y salvo en su casa.

— Él no volverá aquí— dije exasperado— se irá conmigo, dónde estará a salvo. Y lejos de tí— comencé a caminar en dirección opuesta. Pero oí sus gritos.

— ¿A salvo? Tú lo dejaste ir solo mientras anochecía. ¡Si lo hubieses acompañado, ellos no lo hubieran secuestrado!— eso... Fue la gota que rebalsó el puto vaso.

Me volví a él y lo sujeté del cuello de la camisa, con toda mi furia canalizada.

— ¡Si Jimin está siendo torturado gracias a esos infelices es solo porque tú no sabes ser un padre! ¡Ni siquiera una persona! ¡Eres un maldito egoísta que solo le importa salvarse su propio trasero! ¡Únicamente importas tú y no te das cuenta todo lo que le haces a él!— lo solté— cierra la maldita boca, junta el dinero y no te metas. Yo mismo lo encontraré.

Ahora sí, no volteé. No quería verle la cara, no sería capaz de controlarme lo suficiente para no rompersela. Tenía que encontrar a Jimin. Y fuí al único lugar que pasaba por mí cabeza.

La comisaría.

The 21ˢᵗ Of July 爱 pjm&myg ៸៸༴ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora