Cap 23; ¿Ganar un corazón cocinando, o mejor con pizza a domicilio?

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Me desperté con Aline profundamente dormida a mi lado. Haciendo movimientos inhumanos pude coger mi móvil que estaba en mi bolsillo delantero. Mire la hora, ya eran las 2:30pm y yo estaba ahí tumbado desde las doce de la mañana o así.

Me separé con mucho cuidado para no despertarla y me quité las zapatillas dispuesto a bajar, aunque algo en mi interior me gritaba que me quedara al menos cinco minutitos más junto a ella, pero tras vacilar unas diez veces junto a la puerta controlé mis impulsos y fui escaleras abajo hacia la cocina.

Había leído que las mujeres amaban eso de un hombre que cocinaba, así que me dispuse a hacer lo que estaba en mis manos, huevos fritos, que original soy...

Tras quemarme 81 veces se me quemaron los huevos (stopmalpensar) mee cansé de cocinar, si es que a ensuciar la cocina se le llama cocinar, claro.

Cogí mi samsung y marqué nada más y nada menos que a telepizza, sí, no lo niego.

Pero en fin, Aline amaba la pizza más que cualquier comida existente en el planeta a excepción del chocolate, así que pedí nada más y nada menos que cinco pizzas familiares que tardarían 15 minutos en llegar.

El tiempo que usé para limpiar mi desastre, tragarme los huevos quemados, y preparar el salón para ver Guerra Mundial Z. Algo que amaba de Aline es que aparte de ser femenina y a veces una cursi, siempre estaba emocionada por ver películas de la Apocalipsis Zombies, le resultaban extrañamente "adorablementemocionantes", así que preparé la segunda película, también de zombies pero al mismo tiempo una comedia romántica, Memorias de un Zombie adolescente. (Peli que a mi juicio cualquier adolescente debería ver.)

Sí, mientras unos chicos se obligaban a ver Titanic para impresionar a las chicas yo vería a humanos pateando zombies con la que soñaba como futura esposa (sí, esposa, no es mi culpa que Aline tenga el mismo concepto que Edward Cullen sobre la virginidad y el matrimonio).

Todo preparado y las pizzas acababan de llegar. Las dejé en la mesa del salón y subí a despertar a Aline.

Cuando entre por esa puerta no pude haber imaginado cosa mas tierna. A falta de mi presencia, estaba abrazada a una almohada al igual que un bebé a su "teddy bear".

Me acerqué a ella quitando con cuidado su almohada y posé mis labios sobre los suyos. Ella perdió el aliento y abrió los ojos de golpe, dio un pequeño brinco, no pude evitar reírme un poco.

-Buenos días bella durmiente, el que te hayas despertado demuestra que mi beso ha sido de amor verdadero. -Dije dulcemente entre risas, ella enarcó una ceja, ¿Cómo había conseguido esa súper habilidad?

-Más bien demuestra que querías asfixiarme.- Rió irónica, si había algo imposible en este mundo no era ser el chico perfecto, era que esta chica tuviera un buen despertar...

-Perdóneme mi lady- Pronuncié con retintín.- ¿Podría vestirse y bajar junto a mí para ver su sorpresa?

-Sólo si es comida... - Se agarró su estómago encogiéndose.

-Es mejor que eso.

-¿Choco?

-Uishh casi, pizza.

-¡Ahora si que te has ganado mi corazón!- Exclamó entre risas y se levantó de la cama.

-Te espero abajo.- Sonreí y cerré la puerta tras de mí, escuchándola reír para si...

¿El Chico Perfecto Sólo Existe en los Libros?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora