Cap 37; Venganza de Hermanas.

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-¡Aline!- Exclamó Lissa mientras abrazaba a su hermana consolándola y regañándola en el acto como buena hermana mayor.

-¿¡Quién te ha hecho eso Ali?- Gritó furiosa Lissa apartando suavemente a su hermana.

-F-fufue...No, no importa...

-¡Claro que importa! ¡Y cómo hermana mayor que soy mi deber es atizar sin piedad a esa persona!

-¿Ha sido Sam?- Pregunté interrumpiendo el discurso de Lissa, atrayendo sus atenciones a mi existencia.

-¿¡HA SIDO EL RUBITO IMBÉCIL!?- Estalló estruendosamente Lissa, capturando todas las miradas del bar.

Aline negó rápidamente con la cabeza, dejándose caer en una de las sillas de nuestra mesa.

-¿¡Qué le pasa a esta gente!? ¿¡No tienen caras más bonitas que mirar!?- Exclamó Lissa mientras se sentaba bruscamente al lado de su hermana. Inmediatamente todo el mundo apartó la vista y volvió al murmullo típico del bar, que me recordaba bastante a mis clases de Sociales.

-¿Qué ha pasado Ali?- Pregunté muy fríamente intentando mirarla a los ojos, en vano ya que ella apartaba la mirada rápidamente.

-¡Aline!- Chilló Lissa haciéndole brincar de su asiento y mirarla esta vez a la cara.

-Y-yo...estaba en la plaza de aquí y apareció la hermana de Sam y...

-¿La rubia psicópata?- Interrumpí estupefacto, ¿Ser estúpido venía de familia?

-Cállate Jeremías.- Puntualizó Lissa apuñalándome con su mirada, sí, el mal carácter sin duda tiene que venir de familia.

-La cosa es que, quería hacerme daño ya que según ella yo destrocé la vida y reputación de su hermano y antes de darme cuenta estaba tirada en el suelo con ella golpeándome y...

-¿Donde está Barbie?- Dijo Lissa frenéticamente. Aline y ella empezaron a hablarse con monosílabos y miradas, ese lenguaje de mujeres que sólo entre hermanas entendían dejándome fuera de conversación.

Lissa se levantó de la silla con los puños apretados y salió echando humo del bar mientras Aline la perseguía con preocupación, Lissa podía parecer inofensiva y pequeña, pero cuando se trataba de la guerra era toda una leona y intimidaba más que los mismísimos dinosaurios.

Las seguí finalmente, sin saber a donde si no podría ir.

Las hermanas estaban arrinconando a la rubia en una esquina apenas visible en la plaza, que como de costumbre estaba prácticamente vacía.

Escuché un chillido femenino y corrí hacia ellas.

Lissa tenía a la rubia cogida por los pelos y arrodillada ante ella llorando retorciéndose.

-¿Lo entendiste aspirante a Barbie?- Dijo Lissa en un tono cruel que a cualquiera hubiera intimidado.

La libero de su agarre y la rubia corrió dejándonos con el eco de sus lloriqueos.

-Aline.

-¿Si Lissy?

-Es hora de irse...A Australia... 

¿El Chico Perfecto Sólo Existe en los Libros?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora