❺. 𝓔𝓵 𝓒𝓪𝔃𝓪𝓭𝓸𝓻

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El aire se le escapó de los pulmones cuando vio al castaño entrar acompañado por aquel chico cuyo rostro parecía haber sido esculpido personalmente por el mismísimo Dios.
Jiwoo no sabia cuan cerca estaba de la realidad.
-Hoseok-ssi -susurró hacia su hermano tirando de su camiseta -. Hoseok-ssi, Jungkook-ah está aquí.
Hoseok asintió hacia su hermana mientras recargaba las cámaras de la barra.
-Ve tú a tomarle nota, ya le saludaré luego.
Jiwoo tiró más fuerte de la camiseta de su hermano mientras observaba a la pareja sentándose en la mesa que solían ocupar Jungkook y Jimin en el pasado. A la chica se le hizo un nudo en el estómago.
-Pero, Hoseok-ssi, él está acompañado.
Hoseok, que tenía medio cuerpo dentro de la nevera para alcanzar mejor a rellenarla, quiso incorporarse de golpe provocando que su cabeza chocara contra el duro mármol de la barra.
Soltó varias maldiciones.
-¿Qué dices Jiwoo-ah? -frunció el ceño hacia su hermana y luego se giró de forma automática hacia la mesa en la que su amigo siempre se sentaba.
El corazón le dio un vuelco.
-Jiwoo... -Hoseok se giró hacia su hermana y la miró con absoluta seriedad - Llama a Solar.
-Hos...
-Jiwoo, llama a Solar, ¡rápido! -la apremió y esta solo corrió fuera del local para obedecer a su hermano.
-¡Kook! -exclamó Hoseok al acercarse al castaño para luego mirar fijamente al rubio junto a él - ¿Quién es tu amigo?
Jungkook sonrió de forma tensa y posó su mano sobre el hombro del rubio.
-Hobi, este es Taehyung. Tae, este es mi amigo Hoseok -les presentó.
-¿Este es el chico de la universidad? -cuestionó el de cabello naranja.
Jungkook frunció el ceño hasta que recordó la excusa que le había dado cuando fue a pedir ramen.
-Sí, sí, es él.
Hoseok se forzó a sonreír.
Mientes fatal Jeon Jungkook.
Cuando tuvo todo su trabajo en orden se escabulló por la puerta trasera del local y se apoyó contra el muro del callejón.
-Maldita sea, Kook...
-¿Ya te has dado cuenta?
Sacó la navaja que llevaba en su bolsillo trasero y la pegó al cuello del hombre de rasgos felinos con furia.
-Wow, siempre estás en guardia, ¿verdad? -se burló el hombre.
Hoseok no despegó la navaja de su cuello.
-¿Tú sabías esto? ¿Por eso le seguías? -gruñó.
-Te lo dije, cazador.
-Dame una sola razón por la que debería dejarte vivir, demonio -masculló el de cabellos naranjas presionando aún más fuerte su navaja.
Un fino hilo de sangre comenzó a recorrer el cuello del demonio.
-Hobi.
Se le heló la sangre al escuchar aquella voz. No apartó la navaja, pero aflojó el agarre sobre el cuello del hombre de cabello azabache.
-Hobi, por favor. No le hagas daño.
Cuando logró distinguir la figura delgada que conocía desde que tenía memoria, la navaja cayó al suelo.
-Jimin-ssi -murmuró, una lágrima traicionera se le escapó.
-Ah, los humanos sois tan patéticos -masculló el demonio limpiando la lágrima del rostro de Hoseok con el pulgar.
Si no fuera porque estaba en estado de shock, Hoseok le habría roto la mano.
Pero Jimin, su mejor amigo desde que tenía uso de razón, aquel que había perdido la vida en un accidente meses atrás, estaba delante de sus narices.
Con un aspecto terrible, cabe decir.
-¿C-cómo? Estás muerto, Jiminnie -murmuró, para convencerse a si mismo más que nada.
Jimin le dedicó una sonrisa triste.
-Sí, lo sé Hobi. Estoy muerto y enterrado.
-Pero -interrumpió el demonio parándose entre Hoseok y Jimin -, pretendo que eso cambie pronto.
-¿A qué te refieres? -preguntó el chico sin apartar sus ojos de Jimin.
-¿Crees que es malo que tu amiguito salga con un ángel caído? No sabes los crímenes que ha cometido, cazador.
Hoseok iba a replicar cuando sintió aquel objeto pasar silbando junto a su cabeza.
El lanzamiento había sido rápido, pero Jimin lo fue aún más.
El chico de cabellera plateada había desenfundado un gran abanico naranja que daba la sensación de estar envuelto en llamas y lo desplegó frente al rostro del demonio, parando la daga que habían lanzado contra el hombre de rasgos felinos.
Hoseok le miró atónito.
Jimin se volvió para mirar al hombre y posó su mano en el cuello del otro mientras acariciaba su mejilla con el pulgar.
-Yoongi -susurró lo suficientemente bajo como para que nadie más escuchara -, vámonos a casa.
Hoseok estaba demasiado distraído como para ver al demonio posar sus labios sobre los del chico que en vida fue su amigo.
Al final del callejón estaba Jiwoo acompañada por Solar, quién tenía otras dos dagas preparadas para ser lanzadas.
Pero cuando se volvió a girar, el demonio y Jimin habían desaparecido.

손상된 [sonsangdoen] (Taekook)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora