❝No solo son tus ojos, es tambien como me miras...❞
Estos sentimientos ocultos me estan matando por dentro...
Pensar en su rostro, susurrar los Te amo entre suspiros, repetir su nombre es un castigo.
El fue y siempre sera mi bella casualidad.
ー❈❀◤Fa...
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Parpadea un par de veces sintiendo el dolor agudo y punzante en sus extremidades y siente repugnancia de sí misma sabiendo que en ese estado ya estuviera muerta, pero muy bien sabe que la salvaron y que le dieron su perdición al mismo tiempo.
La playera blanca cubre su torso mientras que sus extremidades que fueron cortadas aún no han presentado algún cambio en ellas.
Pide a gritos qué la muerte venga por ella y acabe con su agonía, pero eso significaba dejar algo muy importante atrás, algo qué ama más que a su propia vida.
Volvería para verlo sonreír, si eso lo hace feliz, podría.... Intentarlo... El silencio la atormenta y le causa ansiedad, la oscuridad la arropa en su lecho de muerte y la arrulla en sus brazos, suspira cerrando sus ojos.
La oscuridad le hace evocar a lo que ella llama hogar, el hogar a donde debe regresar, el hogar que ama y que añora con todo su corazón. Recuerdos profundos y tristes. Su cuerpo tiembla por el frío y al mismo tiempo el dolor, tose ligeramente y siente sus labios secos partiéndose poco a poco.
Siente el malestar desde su estómago hasta su garganta, se voltea de lado y expulsa los residuos que se encontraban en su estómago.
—Qué asco...—Murmura volviendo a recostarse en el sucio colchón en el que se encuentra.
Quiere dejar de ser ese maldito pedazo de mierda que el mundo no necesita.
No sabe cuánto tiempo a estado en vigilia, y no está lo suficientemente concentrada como para saberlo. Resopla mientras su mente se vuelve vuelve ceniza y trata de llenar los huecos de sus recuerdos. La puerta se abre y logra ver a duras penas al hombre de bata blanca.
—Kanou...—Murmura con rabia.
—¿Cómo estás? ¡Oh! Parece que desechaste los residuos que se encontraban dentro de tu estómago—Exclamó sorprendido.
—¡¿Por qué demonios no tengo mis piernas ni mis brazos?!—Grita enfurecida.
—Apenas estamos en la primera etapa, estaré revisando tu regeneración y estaré esculcando dentro de tu estomago—Resumió Kanou haciendo a T/N sentir asco y repugnancia de su cuerpo y de el. Sus ojos salieron de sus órbitas y quedó congelada al escuchar pronunciar esas palabras de sus labios—Ahora eres un Ghoul...
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Suspiro tristemente, y es que ya no era normal que ella no hubiera aparecido en esas últimas semanas.
Ken se achicopalo al ver en un postre un volante donde yacia la foto de su amiga sonriente sobre ese papel al lado de esas palabras que detestaba leer.
Se busca...
Frunce el entrecejo y vuelve a retomar su andadera totalmente perdido en sus oscuras reflexiones
No negaría que se sentía muy dolido y triste por saber que la casa estaba vacía y le daba un toque triste y solitario. Su ausencia era muy notable. No lo negaría, siempre que estaba ella eran risas y platicas interesantes, pero todo eso quedó en el olvido.
Ella le daba un aspecto vivo y le hacía ver un mundo de colores cuando el veía un mundo en blanco y negro totalmente distorsionado.
Las paredes resguardan el sufrimiento y pesadez en su interior corrompiendolas poco a poco.
Si ella muriera, el se pondría muy triste... Aún más de lo que ya está...
—¿Para que sirven las mascaras?—Pregunta tratando de desviar su atención a otro tema.
Touka suspiro y se rasco la nuca.
—Cielos, el jefe siempre me deja el trabajo a mi—Susurro Kirishima—Todos los Ghoul tienen una máscara para ocultar su rostro, si nuestro rostro es revelado seremos asesinados, por eso tenemos una máscara.
—Entiendo...
Aún hay cosas que el desconoce de ese mundo de Ghouls, pero tal vez no sea tan malo.... ¿O si..?
—Adios—Se despidió hoscamente Touka llendose por algún lado.
Los cabellos azabaches fueron movidos por la brisa del viento y el cielo estaba echo una paleta de colores, naranja, morado, azul fuerte... Colores que reflejaban el pronto anochecer.
Camino hasta un parque, la idea de regresar a casa no le parecía cuándo el silencio y sus libros eran su única compañía. Antes ella iba a su habitación y se acostaba en su cama encima de sus piernas mientras el leía algo. Eran recuerdos tiernos. Muy tiernos para el...
Las margaritas se mueven y traga duramente cuándo se da cuenta de la verdad, una verdad que nunca quiso aceptar. Quizá porque era un sentimiento algo ambiguo, pero el sabía reconocer muy bien.
Se levanta de la banca y dispuesto a regresar a casa, unos delgados brazos lo toman desprevenido, un cuerpo se apega a él y siente unos suaves pechos sobre su espalda.
—¿Q-Que...?—De reojo mira asustado al responsable de esos brazos que lo sujetan con necesidad y cariño. Su miedo desapareció y en el quedó el sentímiento de alegria—¿T/N?
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Trataré de actualizar más seguido :'', lo prometo, solo que no me sentía muy convencida con los capítulos que escribía...
