《O6》

1.2K 183 66
                                    

Es este el momento en el que me arrepiento de no tener la costumbre de tocar la puerta antes de entrar, pero ¿Qué esperan? Vivo sólo, los gatos no suelen usar el baño, por algo tengo cinco cajas de arena esparcidas por la casa.

No importa lo anterior, el punto es que claro no voy a tocar antes de entrar, pero ahora me replanteo por qué no lo hice.

Quiero recalcar algo antes de continuar: el retrete está a lado de la puerta. Con esto en claro, tal vez comprendan un poco mejor.

Resulta que al abrir la puerta y observar sentí que mi respiración se detuvo por unos momentos. No sé si fue por la sorpresa, susto o qué, solo sé que una de las razones del por qué me costó tanto pasar saliva por mi garganta fue ver lo que no debía ver.

El lado bueno, es que ahora sé algo más de HyunJin, no muy bueno... pero algo es algo.

Porque cuando el pequeño baño estuvo en mi campo de visión, mis ojos primero vieron a un chico alto de pie frente al retrete, y luego viajaron hacia donde no tenían que viajar. ¡De verdad no debían! Porque se posaron justo en...

¡No jodas! ¡La tiene super grande! Golpeé a mi estúpida conciencia que piensa en cosas como esa, e intenté luchar contra mi mismo en esos momentos; porque no podía despegar mi vista de ahí, de verdad estaba sorprendido de sus 'dotes'.

Una vez subí mi cabeza en ese mini segundo y noté sus ojos conectados con los míos un calor me recorrió por todo el cuerpo. Cubrí mi rostro con mis manos.

- ¡Lo siento! -grité y cerré rapidamente la puerta, esta vez sintiendo la verdadera vergüenza en mi pecho- ¡Te aseguro que no vi nada! -mentí una vez recostado en la puerta, porque sí había visto la tremenda cosa que le colgaba entre las piernas.

Mi cara, mis orejas e incluso mis manos estaban rojas, comencé a sudar de los nervios y sentir mis mejillas a punto de explotar. ¿Por qué? Dios, me pregunto siempre lo mismo, pero es que no comprendo por qué me pasan estas cosas a mi.

Respiré hondo y cubrí mi rostro una vez más, queriendo gritar. En mi vida he visto tres aparatos reproductores masculinos (sin contar el mío, claro) por decirlo con menos pena, y ninguno de esos tres se acercaba al tamaño del de este chico.

Pero no nos pondremos a hablar de cuanto penes vi a lo largo de mi vida o cosas así, conscentremonos más en la vergonzosa situación por la que estoy pasando, o sea, ¡Le vi el miembro a HyunJin! ¡Y por más de tres segundos! ¿Debería dejar de mencionarlo, no? ¡Pero es que era grande!

-¡Agh! -me quejé y alejé de la puerta dando unos pasos por el pasillo con rapidez, sin comprender hacia donde van mis pensamientos.

En mi corrida como método de tranquilizarme, escuché el sonido característico del retrete, y luego la puerta, consiguiendo que se escuchara más fuerte ese sonido. Volteé y me encontré con la penetrante mirada de HyunJin, la de siempre, esa que reflejaba tranquilidad y hasta desinterés, esa mirada.

Es aquí donde un silencio incómodo de esos muy comunes pero poco vividos por mi por la falta de vida social, se hizo presente en el pasillo. Ambos no miramos y no decíamos nada, yo por miedo, y él, por quién sabe qué.

Estábamos atrapados en una burbuja de silencio hasta que el pelinegro la reventó con un movimiento suave y lento, dándo unos dos pasos para dar media vuelta en el mismo lugar donde se encontraba de pie y mirar dentro del cuarto de baño. Yo seguí su mirada y me acerqué con algo de timidez para poder observar lo que él mantenía atención.

Una situación normal donde dos chicos miran una tina sin decir nada, luego conectan sus ojos, y vuelven sus vistas a la blanca tina; repitiendo ese mismo proceso unas cuantas veces.

Y luego de la sexta vez en la que miré dentro del baño y otra vez al rostro de HyunJin fue cuando me percaté de lo que tal vez intentaba trasmitirme.- ¿Quieres tomar un baño? -pregunté, echando un vistazo rápido a su cuerpo (cosa que misteriosamente intentaba evitar hacer), prestando atención más a su ropa sucia y gastada que a lo hipnotizante que podría llegar a ser.

Al terminar mi rápida miradita, con lo primero que me encontré fue la cosa más maravillosa que podría haber visto en toda la noche. El chico mantenia en su rostro una pequeña sonrisa ladeada, y ese simple gesto hizo a mi corazón later tan repentinamente rápido que por poco ignoro su asentimiento.

-Bien -dije en una milésima de segundo y pasé a su lado para adentrarme al cuarto, dirigiéndome directamente al mueble bajo el lavabo, del cual saqué una toalla blanca limpia y se la entregué -. Iré a buscarte ropa, deja la tuya aquí -apunté a la esquina que denomino 'cesto de ropa sucia invisible' donde yo mismo solía colocar mis prendas al carecer de un cesto-. Y no te preocupes, luego la limpio yo. -terminé de hablar y salí, cerrando la puerta y a la vez golpeandome mentalmente al pronunciar tan torpe las palabras.

Una vez en mi habitación me dispuse a buscar alguna prenda mayormente grande, pues exactamente la talla era lo que menos podía saber del chico pelinegro. De suerte me encontré con ropa interior nueva, de esa que compré alguna vez y nunca usé, aún dentro del envoltorio arrugado y de una talla que supuse le serviría, tampoco haya tanta diferencia entre nosotros (a menos que tomemos en cuenta otra cosa).

Al final de mi armario encontré colgado en un perchero uno de mis abrigos favoritos, que sin embargo, nunca utilizo. Se trata de un suéter... ¿Holgado? Bueno, yo le digo estilo "más grande que yo", porque la verdad no sé de ropa; con un diseño de franjas de colores en un orden específico: negro, salmón, verde oscuro, rosa y lila. Imaginé al chico usando este abrigo y simplemente dije 'sí' en mi cabeza, lanzándolo hacia la cama.

Terminé escogiendo unos pantalones sueltos negros con elástico, una polera blanca y un par de medias grises, algo cómodo con lo que pueda andar. El frío no era muy abundante en mi apartamento, el calefactor ayudaba bastante a sobrevivir al invierno, pero eso no quitaba el hecho de que vestir ropa algo abrigada nunca está de más.

Una vez elegido todo, doblado y colocado sobre la cama, estaba a punto de tomar las prendas y llevarlas al baño para que HyunJin se cambiara al terminar, pero al mirar a la puerta, ahí estaba él, con la toalla envuelta en su cintura y su cabello goteando.

Me retiré antes de que me quedara embobado viéndole, indicando que sobre la cama estaban las prendas y que cuando terminara cerrara la puerta, sin olvidar agregar que si necesitaba algo, estaría de vuelta en mi taller.

[🍬]

Notita;
Una palabra: escuela.

Atte;SetBack

i choose you... Donde viven las historias. Descúbrelo ahora