《O7》

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El reloj apuntaba las 11:11 de la noche y en cuanto me di cuenta deseé poder terminar el bendito cuadro de una vez. No entiendo como todavía no se esfumaron las ganas de pintar con tanto ida y vuelta por la casa, más encima teniendo constantes gatitos en mi cabeza que parecían maullarme el nombre de HyunJin una y otra vez. ¿Un ser humano podría sobrevivir a una situación así? La respuesta es no, y por eso no soy humano.

Bueno, esa fue la conclusión a la que llegué en el tiempo que estuve en mi taller luego de dejar al pelinegro con las prendas para que se cambiara. Tal vez piense, ¿Por qué llegué a una conclusión como esa si se supone que estoy pintando? Pues en verdad me distraigo fácilmente mientras hago mi trabajo.

Creo que les ha quedado claro que soy de pensar mucho las cosas, ¿No? Y que a veces me pierdo en mis pensamientos y estos toman el control en mi cabeza, lo normal. A veces es consciente o inconscientemente.

Eso es exactamente lo que hago cuando intento distraerme de las cosas que suceden a mi al rededor, normalmente cuando tengo un dia muy alborotado, o en este caso, el alborotado soy yo. Mejor dicho, es alguien el que me tiene alborotado, pero se entiende.

Sólo es un poco de distracción con pensamientos tontos, los cuales me llevan a conclusiones aún más tontas e irracionales como la anterior mencionada. Pero si te pones a pensar mucho en lo que pintas un cuadro, pretendiendo no equivocarte de color, y encima olvidarse de respirar y tener que hacerlo manualmente, puede que tus conclusiones tontas tengan sentido.

¿Me entienden, no?

Y si no, no se preocupen, yo tampoco me entiendo, además no soy humano según la teoría que me acabo de inventar para distraerme.

Algo curioso, es que por alguna extraña razón, en el momento en que me senté de nuevo en mi silla, ya estaba esperando a escuchar algún ruido extraño que casualmente haya sido provocado por HyunJin y que casualmente me hiciera salir de nuevo para ver qué era lo que estaba revisando esta vez, que seguro sería el depósito o el balcón.

Pero para mi sorpresa, en ningún momento oí sonido alguno que no fuera el viento que se hacía cada vez más fuerte, cosa que me alarmó los primeros cinco segundos antes de volver a pensar en algo relacionado a gatos.

Un frío abrasador entró por la ventana justo en el momento en que a mis oídos llegaron el sonido característico de una mano golpeando la madera. Ya me extrañaba que no me interrumpiera HyunJin, porque claramente fue él quien tocó la puerta, mis gatos no desarroyaron todavía manos humanas con capacidades de llamar a la puerta.

Gatos con manos humanas, eso si es turbio... podría dibujarlo algún día.

La duda aquí es ¿Qué necesitaba el pelinegro? Por lo menos es respetuoso.

Lo de siempre, dejé mi pincel, me levanté y en tres pasos ya estaba lo suficientemente cerca de la puerta para abrirla con algo de pereza en lo que fijaba mi vista en el chico que se encontraba parado allí. Compartímos la misma expresión por unos segundos hasta que él giró levemente su cabeza y miró con rareza mi silencio y mala cara.

-¿Qué quieres? -dije con algo de dificultad ya que estuve por un buen tiempo sin abrir la boca, así que mi voz parecía estar estancada en mi garganta hasta que tosí un poco.

¿Adivinan su respuesta? Vamos, no es difícil.

Exacto, nada, los mismos ojos fijos en mi, los mismos tentadores labios sin demostrar nada (¿Dije tentadores?), la misma expresión ¡De nada! ¡Me estaba poniendo nervioso! Pero por suerte esto último mejoró cuando el pelinegro se movió del camino y apuntó a la puerta de mi habitación. Allí estaba uno de mis gatos, rasguñando la puerta, queriendo pasar a mi cuarto.

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