《1 6》

1K 126 47
                                    

Erick ha de ser nombre de demonio.

No estoy acostumbrado a que la gente me caiga mal sin siquiera conocerlos, cuando alguien tiene alguna actitud poco agradable suelo pasar de largo. Pero no puedo pasar de largo la forma en que esos ojos recorren constantemente a Lee como si se lo quisiera comer. Y tal vez soy yo exagerando, o no, porque es demasiado obvio como para que él no se dé cuenta.

Al menos no le ha faltado el respeto a mi acompañante en ningún momento. Sí, se nota que tiene gran interés en él, pero es educado y amigable, probablemente MinHo tome demasiada atención a eso y por eso no cae. Aún así, no me agrada y presiento paranoicamente que trama algo.

Por otro lado, el almuerzo no sonaba una mala idea. El sándwich fue un buen bocado pero con el tiempo mi barriga volvió a pedir que comiera algo. Ademas, esto parecía ser un buen descanso después de todo el trabajo de la mañana.

Seguía con mis pasos silenciosos a MinHo, quien a pesar de haberme comentado acerca de su cansancio y sueño, se veía bastante animado. A lo mejor era por la idea de que en nuestro destino nos servirían comida, o podría ser que ése lo haya alegrado de alguna forma.

No, no creo.

—¿Será aquí? —Lee se detuvo frente a lo que parecía la entrada a un salón y preguntó. Miré un poco dentro del lugar desde atrás. Una figura femenina salió de allí.

—¿Participante? —preguntó la persona que hace poco minutos había aparecido.

—A-ah, sí, soy Lee MinHo. —respondió el nombrado, mostrándole la pulsera del color correspondiente a los invitados.

Por mientras me preguntaba cómo es que había una salón allí, ¿qué tan grande era ese lugar?

—Sí, aquí, Lee MinHo —La chica pareció haber marcado algo en una posible lista que traía en un portapapeles—. ¿Y él es? —agregó, refiriéndome a mí.

—Un acompañante, ahm... algo así como mi ¿ayudante?

—Oh, de acuerdo, hay lugar para él —finalizó la muchacha, haciéndose a un lado—. Pasen, mesa cinco. Disfruten.

Bueno, soy Hwang HyunJin, un ayudante ahora. Y pensar que por solo preguntar a dónde iríamos terminé sentado en una de muchas largas mesas rodeado de invitados de un evento artístico, luego de haber participado como compañero ayudante en dicho acontecimiento. Genial, debería dormir en la basura más seguido.

Fuera de lo absurdo que pudiera sonar, en verdad estoy aquí por haber decido dormir entre bolsas de basura. Dios, suena tan estúpido, pero qué suerte tengo de poder comer algo decente hoy, los últimos días viviendo a base de comida barata fueron una tortura. Tal vez la decisión había sido drástica de mi parte, pero no me arrepiento de estar junto a Lee en un almuerzo y de haberle ayudado a vender sus cuadros.

Quitando un poco de lado eso, la comida fue servida. Primero el aperitivo y luego el plato principal. Para acompañar, por mi parte, agua fresca, mientras que MinHo aceptaba con el gusto el vino que ofrecían. No me parecía muy bueno a decir verdad, pero que hiciera lo que quisiera, tal vez que quitaba el sueño.

El tiempo pasó y mi compañero no tuvo problema en entablar conversación con la gente a su al rededor. Rápidamente se amigó con el de alado y pronto se sumaron los que sentados en frente estaban. Creí a base de mis observaciones que sería alguien más tímido, pero sólo parece que lo juzgué por su nerviosismo, porque de una manera impresionante se adaptó al ambiente.

Y yo... yo solo estaba callado, comiendo, escuchando a MinHo hablar contento de cosas triviales. Seguramente intercambiaría número con ellos, me lo veo venir.

Escuchándolo con más atención fui conociendo algo de él sin siquiera preguntar. Habló de lo que estudiaba, de su pasatiempo, su amor incomprensible por los gatos (palabras usadas por él), y algunos otros que le tomé más importancia. Mejor amigo Bang Chan, anotado. Entonces, va a un taller junto con éste último, también a dar clases y exposiciones sobre, bueno, arte, y que tiene algunos proyectos en mente.

Absolutamente interesante.

—Parece que están sirviendo el postre. —le comenté un tiempo después de que los meseros retiraran los platos. Deduje correctamente por ver la acción que dije.

—Oh, que bien, tengo espacio para un postre. —comentó MinHo, viéndose hasta emocionado. Yo ya no podía más, así que sabría a quien darle el mío.

—Que bueno que tienes espacio —Una poco agradable voz llegó a mis oídos, empeorando mi expresión—. Para el joven Lee, cortesía de la casa. —volvió a hablar esta vez de forma elegante, entregando un plato con diferente contenido al resto. En lugar de sólo tarta de frutas y un trozo de pastel, divisé eso más pie de limón, fresas con crema y dos trozos de chocolate.

Ese tono encantador para cualquier chica a la que le llegaran esas palabras, lo reconocía y era estúpido. Era ese tipo de chicos que si quería algo, haría lo posible por tenerlo. Entonces, Erick quería a Lee, claro, y esos encantos suyos no lo harían caer, ¿cierto?

Creo que deberías encargarte de que eso no ocurra.

Pero lo que mi consciencia decía no parecía ser algo muy bueno. Si ese chico quería conocerlo no tendría por qué meterme en ello. Pero es que esos ojos, esa mirada, si quiere algo no parece ser algo bueno. ¿Y si me lo estoy inventando y veo las cosas como no son? No lo sé, es confuso.

Respiré hondo ante esa sonrisa y gestos, y lo bueno que se mostraba. Decidí no actuar a menos que algo malo suceda, luchando contra el impulso de... un impulso inexplicable de separarlos.

—Muchas gracias, pero, ¿Por qué?

—Viene de mi parte, por ese discurso que tan fascinado me dejó. Observé tu trabajo, tienes muchísimo talento —Esa mano sobre su hombro y los halagos, sin tenerlo a la vista sabía que con ello mi compañero se podría nervioso. Siempre era así con los cumplidos—. Pero si no lo aceptas, está bien.

—Bueno —habló tras una risa corta y tímida—, no voy a negártelo tampoco —Y fijó su atención en el postre, mojándose los labios—. Así que gracias por esto, Erick. —Sin mirarlo sonrió, y Erick se encorbó para verlo.

—No hay de que, pre-

—Disculpe —No pude aguantarme e interrumpí con un tono firme las palabras de ese muchacho—. Ya todos tienen su postre y aún no me han servido el mío. —aguanté mi sonrisa al verlo separarse y mirarme con mala cara. Arruiné su coqueteo, bien por mí.

Entendió mis palabras y, como debía hacer, pidió disculpas forzadas y se retiró a buscar el postre que me correspondía. Al percibir que MinHo continuó su charla con los otros quise suspirar de alivio. Las cosas siguieron luego de recibir mi postre de otro mesero, pero me mantuve atento.

Terminando a bocados cortos lo que tenía servido me quedé pensativo. Me preguntaba cuándo nos iríamos de allí, mas solo me tocaba esperar. Aburrido. De vez en cuando participé intercambiando algunas palabras con los otros que me preguntaron cosas, pero Lee seguía siendo quien mantuviera la conversación. No me molestaba.

La gente comenzó a retirarse tras unas palabras de despedida de los organizadores que hicieron acto de presencia. Quienes charlaron todo el rato con MinHo se despidieron y me dijo que ya quería volver a casa, que no se sentía muy bien y tal vez se había pasado un poco con el vino. Como tenía ganas de ir al baño le pedí que me esperara, y aceptó sin molestias. No quería hacerlo esperar mucho.

Al corto tiempo salí del sanitario, secándome el resto de agua de mis manos en mi pantalón, y fui hacia nuestros asientos. Entonces, mi compañero ya no estaba. Ni él ni sus cosas, ¿se había ido sin mí?

Resoplé, ahora tendría que buscarlo, y a parte, preocuparme por él.

i choose you... Donde viven las historias. Descúbrelo ahora