Jésica. Octubre-Noviembre 2018

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En la academia se respiraba un aire algo enrarecido. Sofía estaba algo pletórica y pidiendo a gritos irse del concurso, como si algo la inquietase. Preocupada por ella, trate de mostrarme más cercana. Siempre que podía me sentaba a su lado y ser su pareja de baile o de actividades. Estuve feliz porque jamás me rechazo. Aún así no habíamos cruzado el umbral de la confianza. Me esforcé a compartir momentos con Mónica. Al principio, porque creía que si obtuviera su perdón me ayudaría a reconciliarme con la gallega. Pero a medida que la iba tratando, me iba cayendo genial. Una noche, mientras nos limpiamos los dientes, le fui honesta.

- Siento haber sido tan víbora semanas antes. Juzgue demasiado ligeramente a Sofía, cuando es un encanto de persona. Me siento fatal por eso.

- No me gusta la gente falsa y me molesto. Pero bueno, en esas alturas de campaña ya todos nos conocemos. Y se, que eres una buena persona. Pero a quién le deberías de pedir disculpas es a ella.- Me aconsejó. Aunque, no me atrevo. Si lo hiciera, le debería de contar los motivos de mi frialdad. Si era un cactus lleno de púas solo era porque los celos era mi punto de Aquiles.

- Gracias hermosa.- La abrace.

- No tengas miedo, es una ricura de persona y no te guarda rencor.- Sus palabras me reconfortaron. En mi interior seguía albergado dudas sobre si ahondar más mis lazos con ella o no. ¿Y si me gustaba tanto su forma de ser, que me enamorase hasta la medula del hueso de ella? ¿Me cabría en el pecho tanto amor?

Nadine también andaba algo huraña. Su frase:"odio que las personas me decepcionen", me había zarandeado por dentro. Compartí mis inquietudes con Marisa, porque sabía que eran muy buenas amigas. Era sábado noche y nos habían organizado una noche discotequera, tras la cena con pizzas. Después de la fiesta aborde a mi amiga en los vestuarios.

- Jésica, no les des más vueltas. Su mal humor se debe a un conflicto que tiene con Aura.

- Eso creo. Es como si esta le haya sido infiel... O traicionado.- Le sugerí. Lo había estado meditando y mi intuición me lo susurraba. ¿Pero con quien se había liado? Joel, con quién parecía tener afinidad ya no estaba. ¿O era con Manuel? Después de qué nos distanciamos, había intimado más con la rubia. Quizás, era aquello.

- Tienes buen ojo clínico.- Me felicito. Aún así no me confesó la identidad del amante. Y la muy picara me hizo una pregunta muy atrevida.- ¿Y cuando te declararás a Sofía? Aunque, la canción que te toca esa semana, 90 minutos, se la puedes dedicar. ¡Hombre, si te has coloreado! ¡Eso es un sí! Te gusta Sofía.- Empezó a decir casi chillando, llena de emoción. ¿Qué llevaban las latas de refresco de la cena? Pero Marisa era así, pura dinamita.

- ¡Me has pillado! Si me gusta mucho...- le admití en un susurro. Me sentí un poco liberada. Ya me urgía compartirlo con alguien. En unos instantes, volví a ser aquella adolescente soñadora enamorada por primera vez de alguien. Era un sentimiento tan único, intenso y precioso.

- ¿Pues a qué esperas en decírselo?- me insistió la Madrileña.

- ¡Nunca! ¡No ves qué es heterosexual!- le dije con un poco de rabia. Era un amor imposible. Sería inútil apostar por él, no quería darme de bruces contra la pared. Ya me habían lastimado mucho en mi corta vida, no quería padecer de forma gratuita.

- Querida, quién no arriesga no gana.- Era la Diosa de la perseverancia.- Puede que te sorprenda...

- ¡Lo dudo! Creo que Sofía es la más centrada de nosotras.- Realmente lo creó. Hablaba con tanta seguridad de su profesión, de su novio... Aunque era cierto, últimamente no lo mencionaba tanto. Mis palabras la hicieron reír y me molesto un poco.- Intuyó que sabes algo.... ¡Desembucha! ¿Dime, será que han roto?

LA TERNURA QUE ME INSPIRASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora