LA TERNURA QUE ME INSPIRAS

Aura. Setiembre - Octubre 2018

Me fije en Nadine ya en los castings finales, me atrapo en su magistral actuación. Era puro talento. Nuestras miradas se cruzaron, y sentí que su alma poética me traspasaba el alma. Nuestra atracción fue inmediata e irremediable. Cuando dijo que tenía pareja me traume. Intente poner freno a mis sentimientos y verla solo como amiga. Ella no parecía darse cuenta de mis sentimientos, me buscaba, se empecinaba a sentarse a mi lado, a compartir las actividades juntas,... Es tan adorable y me anestesia tanto su calidez que me rindo a su majestuosidad. Siento, a veces, que no puedo estar alejada de su piel.

No me atrevo a preguntarle si le gusto. Sus ojos me susurran que sí. Sé que no me lo dirá, porqué dijo una vez que jamás toma iniciativa en aquellos temas. Fue Marisa, la otra bisexual del grupo, quién lanzo la bomba. Su inocente comentario alarmo a Nadine. ¿Era tan evidente que entre nosotras había tanta química?

Aquella noche se largo a la cama sin hablarme. Trate de hablar con ella, y me esquivaba. Su frialdad me dolía. Fue el atardecer que me sorprendió en los servicios. Me confesó lo que intuía.

- Es cierto, me gustas mucho. No tengo palabras para describir lo que me provocas cuando cantas, te veo y estás cerca. No debería sentirlo. Amo a mi pareja y no me gustaría dañarlo.- Sus ojos se le empeñaron de lagrimas. La abrace y acompañe su llanto en silencio. Termine también llorando. Nuestros cuerpos se movían de modo armonioso. Agacho su cara, hasta que nuestras miradas se acariciaron. Fue un momento mágico, donde nuestras razones se adormecieron. Hablo nuestro corazón y nos besamos. De forma intuitiva nos movimos torpemente y nos encerramos en un sanitario. No paso de un bonito beso, muy largo y dulce. Lo frene yo. Consciente de que tenia pareja y que eso le hacía daño.

- Nadine, será mejor que tratamos de poner distancia entre las dos. Si nuestros compañeros se han dado cuenta, Sergio también.- Determiné, encontrando la fuerza necesaria para clausurar nuestra historia antes de despegar.

- Lo sé. Es que... No sé si seré capaz de mirarte de otro modo.

- Debemos de poder. Por mi parte te lo pondré fácil, prometo no buscarte, sentarme lejos de ti... Aunque, no te lo niego, me duele estar alejada de ti. Pero me importa más que estés bien.- La abrace y le di besos por su precioso rostro. Era tan perfecta, divina y sensible. A pesar, de su impotente figura era pura sensibilidad.

- No sé si podre. Quiero tenerte cerca, no perder la amistad que tenemos... Aunque, lo de hoy no se puede repetir. No puedo hacerle eso a Sergio. Pero no quiero cambiar la relación que tenemos.

Me separé de ella. Aceptándolo. Me pedía demasiado. Me irrito con sus exigencias. No quiero serle infiel a mi pareja, pero no te quiero perder. Me fui. La deje con la palabra en la boca. Herida por la situación. Me hice la fuerte durante el día. Por la noche me venció la tristeza. No podía dormir. Me levante y me refugie en los servicios. Lloré.

Entro Sofía y me abrazo. Me sorprendió su gesto. No la había tratado mucho. Al verla por primera vez me pareció una chica muy seria, distante y presumida. Luego, la vi más cálida. No era tan extrovertida como el resto de concursantes. A simple vista, la veía como alguien discreto y se centraba mucho a preparar sus galas. Entre sus brazos me sentí protegida. Me fundí en su mirada marrón, que me pareció muy cálida. Reflejaba tanta ternura que me reconforto. A veces, no nos percatamos de lo especial que son determinadas personas. Siempre es cuestión de afinidades, te fijas siempre en los más extrovertidos y simpáticos. En parte es normal.

Resulto muy fácil interactuar con ella. Era una chica muy tradicional, sensata y serena. Me empezó a caer bien. A veces le daría varias collejas, porque creía que se quería poco. Se exigía tanto, que su voz no llegaba. Después de aquella noche nos hicimos amigas y acudía a ella para que me aconsejara. Su ternura me daba paz y me despertaba mi instinto de protección.