Jésica. Noviembre 2018, parte 2

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Jesica. Noviembre 2018, parte 2

Nos interrumpieron Aura y Nadine, que regresaron cogidas de la mano. Me confundió, porque la de pamplona había decidido dejarla. Pero no se me escaparon los ojos húmedos de la rubia. Entonces me di cuenta que era puro teatro. Sofía se tenso y le afecto el estado de ánimo de su ex. Me miro desvalida. No pude mas, la cogí del brazo y la abrace con todas mis fuerzas. Quería ser su refugio seguro.

Hacía tiempo que no estaba tan ilusionada y esperanzada por nadie. Aunque, para serme sincera, solía costarme confiar con la gente. Creía que podría ser una funambulista con Sofía, ser su amiga sin perder el equilibrio de mi estabilidad. Pero todo salto al vació conlleva un alto riesgo de muerte, y en definitiva ya me estaba muriendo de amor por ella.

Odiaba ser tan celosa. Dicen que un serlo un poco no era malo, era señal que te importaba la otra persona. Algunos, los interpretaban como prueba irrefutable de amor. El problema era cuando su intensidad superaba lo considerado normal. Mi madre siempre me decía que nada bueno conllevaban. En cierto modo, era cierto. Tenerlos agrietaba mi carácter y cotidianidad. Era solo que me era difícil ser simplemente su amiga, sin esperar nada más.

El día siguiente del viaje a Madrid, Noemí me comunicó que mi madre me llamaría dentro diez minutos. Me abrace a ella emocionada. Sofía, me beso en el pómulo derecho, dándome aliento por el momento, y me acompaño hasta el confesionario, junto a Marisa y Mónica. Se quedaron en los vestuarios, que estaban cerca. Sabían que estaba preocupada por su ausencia en las firmas. No tuve de esperar mucho por escuchar su voz.

- Hija, siento mucho no haber podido venir a Madrid.- Se disculpo de inmediato, parecía realmente apenada. Lo sabía. El trabajo arduo le restaba tiempo para estar a mi lado, como en las fiestas de fin de curso. Le dolía en el alma. Nunca la juzgue por ello. Aunque, no niego que me entristecía. Más que nada porque veía como se sacrificaba por mí. La vida me parecía tan injusta e indigerible. ¿Por qué algunos eran más afortunados que otros?

- Pensaba que te guardarías días,...- Le recrimine, no ocultándole mi niña herida. Necesitaba tanto un abrazo suyo y abrirle el corazón. No era tan fuerte para resistir tantas presiones. Enamorada de la hija de su amante, que desconocía la historia de nuestras madres. Atrapada en una historia pasada, que trataba de comprender. Sólo por mi amor hacía mi madre trataba de hacer lo correcto. Eso no sacaba que tuviera un grave conflicto moral. Me pregunte si aquella salita estaba insonorizada, o si los de producción, serían capaces de sacar provecho de nuestra conversación. Tenía tantas cosas a comentarle, que me sentí cohibida.

- Y me los guardo.- Me remarco tras un breve silencio. Percibí sus nervios. Intuí que algo me ocultaba y le estaba costando hacerlo. La había visto mil veces derrotada, haciéndose la fuerte para que no sufriera. Aún así, por las noches sentía su llanto silencioso. Incapaz de restar impasible, me levantaba de la cama, accedía en su alcoba y me acostaba a su lado, para abrazarla. Dejaba de llorar y nos dormíamos. No era muy frecuente, porque se agarro al lema de vivir día a día, y pecho hacía fuera. Era renovarse o morir. Me enseño que con la constancia todo se podía lograr, y hacer de las penas virtudes. En definitiva, lo que no mata nos engorda.

- ¡Pues no lo entiendo!- Seguí siendo impertinente. A los pocos segundos, empecé a llorar y a odiarme por haber vuelto a sacar lo peor de mí.- Perdona, es que te extraño tanto y te necesito. Me siento tan perdida aquí dentro, sin tus sabios consejos...

- ¡Mi niña no llores!- Me repitió varias veces, contagiándose por mi llanto.- Te quiero mucho y me siento muy orgullosa de ti.

- Y yo a ti, mucho.- Le susurre con un hilo de voz.- ¿Estás bien mama? Por favor, no me mientas. ¿Por qué no viniste? - insisto porque realmente estaba preocupada por ella. Mi paso por OT había resucitado su historia de amor con Sabela, la mujer de su vida. Y sin duda le debía de afectar.

LA TERNURA QUE ME INSPIRASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora