Nuestro arcoíris. Enero 2020

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EPILOGO

Un año después

Narra Júlia

Un año después seguía suspendida dentro de una nube multicolor. Una dicha tan perfecta, que vivía temiendo que rompiera en mil pedazos. Sabela me hacía inmensamente feliz, demasiado quizás. Compensaba todas las penurias vividas. Tampoco era asquerosamente placido, teníamos nuestras pequeñas disputas sobre temas cotidianos. Convertíamos nuestras diferencias en edificantes aprendizajes. Conreamos la flexibilidad mental. Su ceguera aporto más chispa en nuestra relación, evitando que la flama menguara. El sexo no era el epicentro de nuestras vidas, pero las dos éramos muy fogosas.

Era nuestra segunda juventud. Mejor aún, era mucho mejor. Teníamos más experiencia y sabiduría. El futuro no nos atormentaba. Éramos más conscientes de nuestras necesidades y estábamos seguras de lo que sentíamos. Residíamos a Barcelona, al piso del lado de Jésica y Sofía. Al 11 de junio del 2019 nació nuestra primer nieto, que resulto ser una niña. La bautizaron con el nombre de Gisela. Era un bebe precioso, que se parecía mucho a la hija de Sabela. Para mí, aunque algo inexplicable, heredo un poco el temperamento de Jes.

Se casaron al 3 de agosto del 2019, para proteger a su niña. Mi hija había iniciado los trámites para adoptarla legalmente, para sí le ocurriese algo a Sofí. Esta le comunico a Víctor que estaba encinta, tratando de zanjar bien su relación. Como fue esperable, dudo de su paternidad. Por miedo de que se lo repensara, buscaron asesoramiento legal. Tras una intensa negociación alcanzaron un acuerdo. Sacarían la denuncia en contra de él (con previo consentimiento de Sabeliña, la principal perjudicada), a cambio de que firmara un documento notarial donde afirmaba rechazar todos sus derechos sobre su hija. Ese gesto de su pareja, la hizo amarla más. Era muy buena persona y les dio una enorme lección.

- Por más que él cumpla condena por lo que nos hizo, y mi ceguera sea por su culpa, no modificara lo ocurrido. Sera peor su conciencia, en caso que tenga. No debemos de alimentarnos de rencores.- Les expuso.

- ¿Y sí lo firma y no cumple con el contrato?- Le contraataco mi hija.- Esos enfermos mentales no entienden de los límites, se creen invencibles. No estoy dispuesta que destruya a mi familia.

- Es un riesgo, con el cual debemos de convivir. Pero intuyó que no os acosara más.- Lo decía tan segura que siguieron adelante con aquel plan. Por ahora el chico había cumplido. Se largo para Galicia. Su carrera como tenista profesional se resintió. Lo último que supimos de él, era que era profesor de tenis en un club privado. Sus padres estaban muy apenados por sus actos, aunque trataron de maquillar sus feos actos. En cierta forma, lo supieron contener.

OT las indemnizo por los daños ocurridos en sus instalaciones. La vigilancia había fracasado y no lo habían podido evitar. Alba nunca superaría la muerte de su sobrina. Natalia aparco su vertiginosa carrera para ayudarla a superar su duelo. Se dieron su última oportunidad como pareja. Comprendieron que las vidas eran efímeras y los éxitos profesionales no compensaban lo suficiente si no tenías a nadie para compartirlos. El pasado verano, por fin logramos reunirnos todos de la promoción 1979 de OT. Con muchos hacía tiempo que no los había visto. Seguía sintiéndoles como mi segunda familia.

- ¿Y cuando os casaréis Sabela y tú?- quiso saber María, que seguía tan vital como siempre.

- No lo sé. Yo la he pedido matrimonio, pero no hallamos el momento idóneo. Antes preferimos que nuestras niñas estén bien.- Le informó. Se lo había vuelto a proponer hacia poco, recibiendo otra negativa. Me mosquee un poco. Lo debatimos con profundidad y concluimos que lo importante era estar juntas, lo del matrimonio solo era pura burocracia. Aunque hacer una linda fiesta, para celebrar nuestro amor, no se me quitaba de la cabeza.

LA TERNURA QUE ME INSPIRASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora