Capítulo 7

3.3K 406 179
                                    


El Alfa líder se encontraba comiendo en la cocina. Tenía tanta hambre que no sabía como saciarla. Iba desde comer cereal hasta comer carne a medio cocer por apresurarse a sentir algo en su estómago.

Su madre siempre le dijo que comiera lento y con gracia, y en verdad lo estaba intentando pero el hambre que sentía era demasiada.

—¿Steve?

El nombrado levantó la vista ante el llamado y con perplejidad vio a Sam.

—Son las 5 de la mañana, ¿qué es todo esto? —preguntó el Alfa morocho viendo el desastre que el rubio tenía en la cocina.

Steve observó al otro Alfa por unos momentos, como si tratara de procesar algo en su cabeza, después de unos instantes —soltando el pedazo de pan que se iba a comer—; respondió.

—Comida, o partes de comida.

—Hermano, yo solo veo masacre —dijo Sam al acercarse al Alfa líder.

Steve con poco interés en la plática, pero sin ser descortés, metió el pan a su boca mientras observaba al otro Alfa —que evidentemente no quería irse.

—¿Puedo? —preguntó Sam estando a un lado de Steve.

Steve miró el asiento a su lado que Sam señalaba y sin más asintió continuando con su propósito de comer todo lo que tenía frente a él.

—Steve —llamó el Alfa morocho, ganándose la atención del nombrado—, ¿estás bien? —preguntó con cierta preocupación en su voz.

—Sí —respondió el Alfa líder sin mirar a su compañero.

Steve estaba bien en lo que a él le concernía, tenía demasiada hambre pero de allí en fuera estaba bien.

—¿Seguro?

—¿Sí? —respondió ya dudoso el Alfa líder volteando a ver a su compañero.

El rubio observó como el ceño de su amigo estaba más marcado de lo normal, como su nariz parecía arrugarse en disgusto y si podía adivinar parecía que estaba aguantándose la respiración.

—¿Tú estás bien? —preguntó el Alfa líder, dejando ya su comida de lado—. Pareces estar asqueado, ¿estás enfermo?

—No, es solo que... —pausó brevemente al pararse dando así unos pasos hacía atrás— demasiada testosterona, tú hedor está matándome hombre.

Steve alzó una ceja desconcertado y dio un respiro hondo —no pescando más que un sutil olor a sudor, aparte del olor a comida.

Sam al parecer estaba exagerando, quizás entraría a su celo y sus sentidos estaban más despiertos.

Sin darle muchas vueltas al asunto Steve solo se encogió de hombros.

—Pero el problema no es tu testosterona —dijo el Alfa morocho al expulsar aire, mientras se acercaban nuevamente al rubio que ya veia en su dirección—, el problema aquí es... que has estado hibernado por tres días, ¿pasó algo?

—¿De que hablas?

—Te estaba buscando para entrenar hace tres días, Steve, y viernes me dijo que seguías dormido... traté de despertarte y no pude, pensé que estabas muerto, Tony incluso hizo que Viernes hiciera un diagnóstico.

Sam pausó brevemente pensando en lo sucedido aquel día.

—Viernes nos informó que estabas en una especie de sueño profundo —prosiguió— o bien estabas hibernado, nada dañino pues parecía que habías comido lo suficiente para ese estado, pero aún así... ¿qué clase de cosa te crees? ¿Un oso?

Galantear | Stony Donde viven las historias. Descúbrelo ahora