Lanzó una mirada rápida hacia su bebé quien se mantenía dentro del colorido mecedor de Minnie Mouse, jugando con los colgantes de este mientras intentaba leer la correspondencia de toda la semana.
— Por Dios Hyungwon, no pueden tener a la bebé todo el tiempo allí... — suspiró frustrado al escuchar el comentario de su suegra.
Ya había sido interrumpido por quinta vez en ese mismo día y por mucho que amara que los padres de Wonho estuvieran de visita, a veces resultaban ser un poco mucho mandones
Bueno, no tanto como Ruby.
— La estaba cargando yo, no tiene ni diez minutos de estar allí... — resopló — no entiendo por qué el afán de regañarme.
La mujer se rió al ver al muchacho tan frustrado y se acercó a ambos con una sonrisa.
— No me refería a ahora mismo... — sacó a la bebé ante la atenta mirada de Hyungwon — me refería a que ya está creciendo, ya está por cumplir 5 meses creo que debes dejar que se siente, quizá quiera gatear pronto...
— Oh... — Hyungwon miró a su pequeña con un dolorsito en el corazón al recordar que no la tendría así de pequeña para siempre - eso...
La mujer asintió sonriente y puso a la pequeña sentada sobre sus piernas.
— Sigue en lo que estabas, ya jugaré yo con ella... — en ese momento la puerta se abrió llamando la atención de los presentes y dejó ver a un cansado Wonho ingresando a la vivienda — Oh, mira bebé ya llegó papá...
Wonho sonrió al ver a 3 de sus personas favoritas reunidas en un mismo lugar, entonces dejó un beso en la mejilla de su madre, tomó a la bebé en brazos y se dirigió hacia Hyungwon para dejarle un largo beso en los labios.
— Te extrañé... — susurró sonriente y luego miró a su bebé — y a ti también... — dejó besitos en el rostro de su bebé arrancandole un par de inocentes risitas que hacían sonreír a quien las escuchaba.
Wonho tomó asiento con la bebé en uno de los sofás y comenzó a jugar con ella, entonces Hyungwon supo que era su momento de aprovechar a leer la correspondencia de una buena vez.
Sin dudas la vida de padres no era sencilla.
Leyó algunas cosas, facturas de algunas compras, avisos respecto a sus trabajos, un par de documentos importantes y en medio de todas ellas, un pequeño sobre morado que resaltaba entre el resto.
Frunció el ceño extrañado por el raro sobre y se dispuso a ver su contenido, pero cuando lo hizo, decidió que quizá no fue la mejor idea.
Wonho notó el repentino cambio de humor de su esposo y se preocupó.
— ¿Encontraste algo malo? — Hyungwon negó levemente, entonces él frunció el ceño — ¿por qué esa reacción entonces?
Hyungwon suspiró resignado y extendió el sobre hacia Wonho quien tuvo que acomodar a la bebé sobre su brazo para poder tomarlo.
Entonces lo leyó y asintió sin despegar su mirada de la tarjeta.
— ¿Qué opinas? — susurró Hyungwon un poco decaído mientras tomaba asiento al lado de Wonho — sé que tu irás aunque yo no lo haga, pero...
No continuó su frase porque no sabía que más decir, entonces Wonho le sonrió tranquilo y le acarició el rostro.
— No tienes que ir si no quieres... — le dio un suave beso en los labios — no quiero que te sientas incómodo...
Hyungwon suspiró recordando su pasado y llegó a la conclusión de que si Natalia los había invitado a los tres a su fiesta de cumpleaños, era porque realmente quería que estuvieran todos allí.
