bebé; chanin

quince: ah-choo!

─ ¡Ah-choo!

Estornudó nuevamente Jeongin. La salida al parque le había causado un resfriado y ahora mismo estaba acostando en su cama descansando. Chan como estaba de vacaciones no tenía problemas en cuidarle y nunca los tendría, si tuviera trabajo o clases igualmente se quedaría en casa cuidando de su compañero.

─ ¡Por dios, Jeongin, tienes 41 grados de fiebre!

Expresó Chan luego de ver el termómetro que había colocado en la boca contraria. Puso el aparato en la mesa de noche y sacó de el closet varias mantas y envolvió a Jeongin en estas.

Chris le prohibió a Jeongin levantarse de la cama, hoy él se iba a encangar de todo, hasta de cuidar al bebé.

Cargaba a un inquieto Kibum en sus brazos mientras hacía la deliciosa sopa que su madre siempre le daba cuando se enfermaba en Australia.

Sirvió la sopa en un plato ondo, la colocó en una bandeja y la llevo muy tambaleante -porque aún estaba cargando al bebé- al cuarto de Jeongin. Abrió la puerta empujando con su pie e intentando no perder el equilibrio y le dejó la bandeja en la cama.

─ ¡Ah-choo! gracias Chan.

Sopló su nariz con su pañuelo y empezó a comer la sopa.

Kibum estiraba sus brazos hasta su padre, pero este estaba demasiado cansado como para mecerle un rato.

Chan al ver las intenciones del pequeño salió con él del cuarto y el bebé puso una cara de enojo, seguro en su mente pensaba algo como: ¡Llévame con mi papá, canguro feo! o bueno, eso era lo que Chan se imaginaba.

─ Ven, vamos a jugar un rato.

Dijo Chris sentándolo en su regazo. El era muy inexperto con los bebés, pero In había confiado en él para que cuidase de su niño.

─ ¡Peek-a-boo!

Intentó jugar al peek-a-boo haciéndole muecas extrañas, el bebé seguía con su cara inexpresiva, al parecer solo su padre le hacía feliz con ese juego.

─ Tengo una mejor idea.

Dejó al bebé sentado en el sofá y se colocó en el centro de la sala, a unos metros del niño.

─ ¡PE-PEEK-A, PEEK-A-BOO! NANANANANANA.

Había empezado a bailar la canción de manera muy torpe que sin duda hizo reír al bebé. Mientras bailaba se tropezó con sus pies y cayó en el suelo, rápidamente se levantó y siguió bailando. Jeongin oía desde su habitación las risas de su hijo y Chan, se preguntaba que estaría haciendo que reían tanto.

Luego de pasadas unas horas llegó la hora de dormir, Chan le cambio el pañal al bebé, le puso la pijama de ranitas -que fue un regalo de Hyuna, que por cierto, tenía una seria obsesión con aquel animal.- y le recostó en su cuna, luego se sentó en la cama en que reposaba el enfermo de Yang.

─ ¿Cómo te sientes?

Preguntó acariciandole su mano que no estaba cubierta por las mantas.

─ Mucho mejor, pero no fue necesario que me hicieras una sopa y que cuidaras todo el día de Kibum.

─ No te preocupes, si paso más tiempo con Bum el me tomará cariño, y si sucede una emergencia lo puedes dejar conmigo.

─ Gracias.

Susurró y le sonrió.

─ Hoy voy a dormir contigo.

─ ¿C-cómo?

Jeongin se había sorprendido.

─ Hoy dormiré contigo, aún estas enfermo y si Kibum se levanta en la noche porque tiene hambre o se le ensucio el pañal yo le atenderé, tu debes descansar.

─ P-pero tu necesitas descansar más que yo, son tus vacaciones y no quiero arruinartelas.

─ No te preocupes por mi y duerme.

Bang le dio un suave beso en la frente al pelinegro y este cerró sus ojos con intenciones de dormir.

El mayor se acostó y se cubrió con algunas mantas, estaba preparado para dormir.

Horas después se despertó por el llanto del bebé, tenía el pañal sucio y se lo cambio. En segundos volvió a dormirse luego de mecerle un rato.

Se volvió a acostar y notó la expresión de angustia en el rostro de Jeongin, también se estaba removiendo un poco en la cama y balbuceaba incoherencias. Tal vez tuviera una pesadilla.

Chan hizo lo que siempre hacia su madre cuando tenía malos sueños, le acercó a su pecho y acarició con una mano su cabeza y fue bajando hasta acariciar toda su espalda. Su expresión de angustia parecía haberse ido.

Miró sus abultados labios entreabiertos, tan carnosos e irresistibles.

"¿Estará bien hacer esto?".

Se preguntó a si mismo.

Poco a poco bajó su cabeza hasta que sus belfos quedaran a centímetros de distancia de los del otro.

Sin el consentimiento de yang unió sus labios. Era un beso sin movimiento, solo un suave y tierno roce entre los dos.

Se separó luego de unos segundos, sentía un fuerte calor en sus mejillas y apenado escondió su cabeza en el cuello del menor.

Agradecía que Jeongin tuviera el sueño pesado.

Y Jeongin se agradecía a si mismo de no haber gritado de la emoción y sorpresa de ese beso robado.