Milk tarareaba una cancioncita alegre mientras movía la sartén sobre la estufa con una facilidad practicada, observando con satisfacción como la amplia variedad de vegetales se iban cociendo juntos. Una vez que completó su tarea, vertió el sofrito en un plato para servir y lo llevó a la mesa, colocándolo junto a un montón de otros diferentes platillos. Con un suspiro de satisfacción, observó el reloj y se mordió los labios. Caminó hacia la ventana abierta y miró afuera, donde vio a su marido rostizando a un pez enorme sobre una fogata.
- Goku, ¿cómo vas con eso? – lo llamó. – Ya casi es hora del almuerzo.
- ¡Ya casi está! ¡Solo dame un minuto! – le gritó él en respuesta.
Milk cruzó los brazos sobre la repisa de la ventana, y observó a su marido trabajando, con una sonrisa radiante en el rostro. Cuando Goku terminó con el pez, lo levantó de la estaca y lo cargó hasta una enorme mesa, donde procedió a picarlo en piezas comestibles y luego a apilarlas sobre una enorme bandeja. Hecho eso, balanceó el gigantesco plato en sus brazos y caminó hacia la puerta, esforzándose para no tirarlo.
Milk se rio de lo cómico de la escena y corrió hacia la puerta, abriéndola para que Goku pudiera entrar. Una vez que entró a la casa, colocó el plato de pescado junto al enorme buffet de comida y se limpió el sudor de la frente.
- Se ve grandioso, cariño. – dijo Milk sonriendo al verlo. – Ahora ve a lavarte, yo prepararé los cubiertos.
Asintiendo, Goku se dirigió al baño. Milk regresó a la cocina y empezó a registrar las alacenas en busca de algunos platos, solo para fruncir el cejo cuando vio que algunos de ellos estaban sucios. – Eso no está bien. – murmuró con un ligero fastidio.
Cargando los platos sucios fuera de la alacena, Milk se los llevó al lavaplatos y empezó a lavarlos, volviendo a tararear la misma canción que antes. Soltó un pequeño gritito cuando dos enormes manos la rodearon por la cintura y la apretaron suavemente en el estómago, y se rio cuando Goku le dio un inocente beso en la sien.
- Ve a sentarte, yo puedo encargarme de los platos. – le dijo suavemente. – Ya tienes mucho de qué ocuparte.
Milk sonrió cálidamente y le acarició la mejilla. – Gracias, Goku.
Ahora que su marido se ocupaba de su trabajo, Milk caminó hacia el sofá y se sentó, reclinándose elegantemente contra los cojines. Luego de unos tranquilos minutos, el sonido de la campanilla de entrada resonó por la casa.
- ¡Yo voy! – dijo Goku desde la cocina, haciendo que su esposa volviera a sonreír. Entretanto, él se dirigió hacia la puerta del frente y la abrió, sonriéndole alegremente al visitante. – ¡Piccoro! ¡Llegaste justo a tiempo!
- Naturalmente. – se rio el namekiano en respuesta. – ¿Está Milk? Les traje pastel. – les dijo, mostrando a su amigo la caja que llevaba.
- ¡Ooh, grandioso! – comentó Goku mientras alargaba la mano para cogerlo con avaricia, solo para que Milk se la desviara de un manotón, haciéndolo gritar ligeramente.
- El postre es para después de la comida. – dijo regañándolo cariñosamente antes de volver la sonrisa hacia su invitado. – Qué bueno verte, Piccoro. Pasa y siéntate a la mesa; ya íbamos a comenzar con el almuerzo.
El namekiano le entregó el pastel e hizo lo que le dijeron. Pronto, el trío se había devorado todo su almuerzo.
- Tu cocina está tan deliciosa como de costumbre, Milk. – dijo Piccoro tras tragarse una enorme cucharada de arroz frito.
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El Símbolo de la Paz y la Justicia
ФанфикArrancado del mundo que conoce contra su voluntad, Gohan de pronto se encuentra en una versión de la Tierra habitada por gente con extraños poderes llamados Quirks. Varado y sin poder volver con sus seres queridos, Gohan tratará de sacar el mejor pa...