La campanilla sonó en la panadería de Giuseppe, y en ella entró un adolescente alto vestido de jeans, zapatos deportivos y una camiseta naranja sencilla. Al poner un pie en el edificio, el adolescente recibió una ráfaga del aire acondicionado que le sacudió su pelo de punta como si fuera hierba, y movió el mechón solitario que colgaba en su frente de lado a lado.
Sin prestarle atención al aire acondicionado, el adolescente caminó por los anaqueles del local de una manera muy familiar, colocando toda clase de panes y bocadillos en una bandeja. Una vez que amasó una buena cantidad de comida, se acercó al mostrador y la colocó frente a la registradora. El hombre regordete detrás del mostrador se frotó su poblado bigote divertido y empezó a echar la comida en una bolsa de plástico.
- Veo que tu apetito sigue tan monstruoso como siempre, Gohan. – dijo con una gran sonrisa. Gohan sintió que sus mejillas enrojecían por el comentario mientras se rascaba detrás de la cabeza.
- Ya sabe cómo es, señor Giuseppe. Tengo que mantener mi fuerza.
- Como todo joven en pleno crecimiento. – exclamó Giuseppe, sonriéndole a su cliente. – Pero suficiente de eso. ¿Cómo ha estado mi cliente favorito? ¿Ya empezaste la preparatoria?
- Todavía no. – replicó Gohan, negando con la cabeza. – Hace unos días tomé la porción escrita del examen de admisión, pero todavía tengo que aprobar el examen práctico mañana para que me acepten en la U.A.
Giuseppe silbó, impresionado. – Esa es una meta muy grande para fijarte, Gohan. Pero si alguien puede alcanzarla, ese eres tú. – Miró distraídamente hacia el espacio. – Tal vez si hubiera venido antes a este país, podría haber asistido a la U.A. en vez de quedarme en este viejo lugar.
Gohan frunció el cejo, sintiendo que la atmósfera a su alrededor se tornaba algo amarga. – Cielos, señor Giuseppe, no sé qué decir...
Y entonces, para sorpresa del chico, Giuseppe estalló en carcajadas.
- ¡Solo bromeaba, Gohan! Yo no tengo interés en ser un héroe. – dijo mientras palpaba el horno gigante detrás de él. – Ya estoy viviendo mi sueño de ser panadero, tal como mi padre antes de mí, y su padre antes de él, y su padre antes de él...
Gohan se echó a reír mientras Giuseppe soltaba su perorata sobre la historia de su familia. Desde que comenzó en la escuela, se había vuelto un cliente frecuente en la panadería de Giuseppe, ya que estaba bastante cerca de su apartamento. Con el tiempo, había llegado a conocer al alegre dueño italiano, y se habían hecho buenos amigos. Giuseppe siempre estuvo dándole apoyo a Gohan con sus sueños, y siempre era agradable tenerlo cerca. Cierto, quizás en parte fuera también porque Gohan era una buena fuente de ingresos para el panadero, pero eso no quitaba que fuese un buen hombre.
- ... hasta la época del renacimiento, cuando él fue el panadero personal de Leonardo da Vinci. ¿Puedes creerlo? – concluyó finalmente Giuseppe, mirando expectante al muchacho.
- Con lo entusiasmado que lo dice, pues sí se lo creo. – respondió Gohan con su amabilidad tradicional, sacándole una carcajada al panadero.
- Sabía que había una razón por la que me caíste bien, Gohan. – comentó Giuseppe alegremente, pasándole al chico tres bolsas plásticas con todo el pan que había comprado. Gohan las tomó y se inclinó respetuosamente para despedirse.
- Gracias. Nos vemos después, señor Giuseppe.
El panadero se despidió de su cliente, y este abandonó el edificio. Luego de respirar una bocanada de aire fresco, Gohan ya estaba listo para irse a casa, hasta que una ligera conmoción en la distancia capturó su atención. Frunciendo el cejo, procedió a correr por la acera hacia la fuente del ruido, llegando hasta un callejón junto un teatro no muy lejos de allí. Al ver lo que causaba el alboroto, sus ojos se cerraron peligrosamente en rendijas.
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El Símbolo de la Paz y la Justicia
ФанфикArrancado del mundo que conoce contra su voluntad, Gohan de pronto se encuentra en una versión de la Tierra habitada por gente con extraños poderes llamados Quirks. Varado y sin poder volver con sus seres queridos, Gohan tratará de sacar el mejor pa...