1 | Emperador.

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(Ragh)

Ya ha pasado un mes desde la muerte de mi padre.

Y sí, estoy orgulloso de llamarlo padre.

Toda mi vida estuve sumido en la oscuridad, así que fue realmente refrescante saber que tuve un padre increíble que gobernó el imperio que yo había odiado con todas mis fuerzas por años como si de eso dependiera su vida. En aquel mes que Corinna y yo compartimos sus anécdotas y sus enseñanzas acerca del imperio supe que era un hombre excepcional y a pesar de que sabíamos que su vida menguaba poco a poco, también teníamos la certeza de que él siempre nos acompañaría.

Sabía que sería como él cuando gobernara.

O eso creía.

Pues no sabía que aquellos demonios que había recogido durante todos estos años en la total miseria de Ciudades Olvidadas no se habían ido completamente de mí simplemente por haber sido coronado Emperador. La guerra trajo a colación todas esas mañas arraigadas profundamente en mi interior y las multiplicó por cien. Ni mi madre ni mi hermana podían hacer algo por hacerme cambiar de opinión ahora que gobernaba un imperio.

Después de todo, había sobrevivido siendo un pirata vil y despiadado.

Y creo que eso nunca cambiará.

¿Acaso tengo permitido pensar que existe algo en este mundo que pueda cambiarme?

¿Redimirme?

Ahora mismo, vengo de una reunión con los miembros del Concejo Imperial que tratan de persuadirme de mi alocada decisión. ¿Pero qué se yo acerca de cómo llevar un imperio? ¿Cómo puedo saber cuál es la respuesta para detener una guerra? Hoy se proclama mi coronación oficial ante las demás naciones, así que sólo es cuestión de tiempo para que la verdad salga a la luz. Pero no sé nada aparte de cómo dirigir una flota de enormes naves por el mar, no sé más que comandar órdenes a Alfas altaneros, no sé otra cosa aparte de beneficiarme al defender a inocentes de bandidos y ladrones, y desde luego, no sé qué puedo hacer por Woltrem más que pedir una esposa de alguna de las cuatro naciones como medio para lograr una tregua.

No sé nada más que violencia, destrucción, sufrimiento y muerte.

Soy Alfa, uno de sangre pura al descender de padres Alfas, por lo que demostrar mi valía y mi poder es lo que mejor se me da hacer y el subyugar a los demás para sobrevivir es lo único que conozco. Y a pesar de que en Ciudades Olvidadas haya sido un héroe por salvar a miles de la miseria y el dolor, sé que soy un tirano como los mismos que cometieron tales atrocidades simplemente porque yo hice lo mismo o peores cosas para vencerlos. Es por eso que el otro bando de piratas al que me enfrentaba, las Ratas del Mar, me odian y me maldicen. Porque saben que soy peor que ellos y aun así muchos me exaltan. Después de todo, se me conoce como la implacable y destructora Bestia del Mar. Un ser despiadado y frío que sólo se complace con el derramamiento de sangre y el dolor de su víctima.

Quién sabe.

Quizá eso sea lo único que me define.

Aún estoy en busca de ese camino hacia la gloria y la paz interna que mi padre mencionó que había conseguido junto a mi madre.

―Es hora de su coronación, alteza ―interrumpe Sir William mis pensamientos, mientras miro hacia el horizonte por el balcón de mi habitación, ya preparado y listo para afrontar a los ciudadanos de Woltrem.

―¿Cómo haremos esto? Apuesto mi pierna derecha a que en las naciones todavía hay guerras a pesar de mi aparición ―inquiero al general de la guardia, mi más fiel consejero.

El Vínculo - SAGA DESTINADOS #1. (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora