(Kenneth)
―Nunca te marcaré.
Esas palabras me paralizan por unos segundos.
Pero sólo unos cuantos, porque una parte de mí ya lo sabía, la parte humana, racional, mi mente que puede comprender perfectamente la situación en la que ahora me encuentro. Y no mi parte animal, mi instinto, mi Omega, ese que me está traicionando y justo ahora se encuentra derretido y sometido a los deseos del cruel Emperador. Y maldito sea ese Omega bastardo que jadea en mi interior ante sus palabras para ser dominado y poseído por él.
Tengo las emociones revueltas.
Hasta hoy, le he agradecido a mi Omega permitirme actuar con libertad en la mayoría de situaciones en las que he tenido que tomar decisiones importantes, sin presionarme con absolutamente nada, puesto que hasta me dejaba combatir mis más oscuros instintos. Aunque en este instante, cuando se trata de este hombre bastardo, poderoso, alto y ridículamente guapo, mi Omega simplemente me hace sentir débil, indefenso, sumiso... Estúpido. Me hace querer tener algo, lo que sea, con ese hombre, implantándome sus deseos como míos, y a pesar de que somos el mismo ser, no deseo lo mismo. No amo a este hombre.
Lo odio.
Y sus palabras, duelen.
Porque, joder, soy Omega.
Siempre deseé oír de la persona que amara, que me marcaría, que me tomaría como suyo mientras hacíamos el amor y yo me entregaba a él por primera vez. Eso es lo que sólo una vez me atreví a soñar con Eryx, y me gustó, quise vivir eso. Ahora ya no tengo ninguna oportunidad. Ahora ya no soy puro y este hombre es el único culpable. Y sí, puede que yo también lo sea, porque, mierda, estoy excitado, pero sólo es mi instinto de Omega, ese deseo primitivo que junto a la fuerte esencia del Alfa me ha sometido y reducido a una criatura gimiente y necesitada.
Odio toda esta situación.
Y ahora esta amenaza de no poder ver a mi familia...
Sólo me hace querer golpearlo.
Y desde mañana, o cuando sea que este demonio pirata me permita salir, debo enfrentarme a la gente, a la Corte Imperial, a los ciudadanos de la Capital y a su hermana. Y sé lo que van a pensar: "Estúpido Omega, pensó que obtendría un Vínculo con el Emperador, cuando solamente es un tributo de guerra"... Sí, yo también pienso que soy un idiota. Sin la marca, no tengo nada seguro en este mundo, y siendo Omega, a pesar de que antes era un Príncipe, simplemente voy a ser menospreciado. Dejado de lado. No seré tomado en cuenta, mis opiniones no tendrán peso.
Nunca.
―Está bien, Alfa ―mascullo―. No me interesa para nada ser marcado por ti... Esta noche conocí mejores candidatos que tú para convertirse en mi Alfa... ―Lo miro con todo el odio que soy capaz de reunir―. E independientemente de que yo ahora sea tu esposo, no te pertenezco, y por lo tanto, puedo dejar que alguien más me marque y haga correctamente lo que tú no tienes las agallas para hacer ―Me acerco lentamente a su rostro para mirarlo fijamente a sus ojos, ignorando la sensación de su dureza en mi interior―. No eres mi Alfa, así que puedes follarme, pero no te perteneceré jamás. Buscaré a alguien de quien pueda enamorarme y así poder alejarme, deshacerme de ti y no tener que ver más tu estúpida cara ―espeto finalmente.
Huelo el momento en el que su furia estalla.
Su ira se dispersa por la habitación con fuerza y nuestros aromas viciados de deseo se ven abrumados por su poder de Alfa de sangre pura. Y por primera vez desde que tengo memoria, siento la dominación de un verdadero Alfa calar hondo hasta mi Omega, doblegándome.
ESTÁS LEYENDO
El Vínculo - SAGA DESTINADOS #1. (+18)
RandomKenneth estaba bien en su palacio, entrenando con la espada para defender a su pueblo y sin preocuparse por nada más que el bienestar de su familia. Sin embargo, todo lo que conocía quedó atrás cuando su destinado lo reclamó como el medio para acaba...