(Ragh)
―¡Saluden a su majestad, Ragh Sierich, Octogésimo Quinto Emperador de Woltrem!
Después de que se me informara que debía bajar al gran salón de reuniones, aquí me encuentro, dejándome ver por primera vez ante los nobles de los cuatro reinos y sus candidatas. Un consejero anuncia mi llegada y todos los presentes toman de inmediato posturas de reverencia para darme la bienvenida. Agradezco a todos e indico con mi mano que dejen de hacer eso, mientras observo de lejos cada una de las... Candidatas...
Aunque...
Espera...
¿Eso es un hombre? ¿Un chico, para el caso?
Paseo mi mirada por las tres chicas de las casas nobles del Norte, del Este y del Oeste y finalmente me centro en el heredero del reino del Sur. ¿Qué está pasando? ¿Acaso no dije que quería jovencitas? ¿Qué hace él aquí? Además, el aroma que desprende solo revela lo que todos sabemos, no debería estar aquí. Es entonces cuando olfateo el aire y siento todas esas emociones mezcladas rodeando al chico, creando un aroma confuso y cargado, tenso, casi asfixiante.
El chico levanta su cabeza y su mirada choca con la mía.
Mi corazón se acelera y empieza a latir desbocado cuando mis ojos se cruzan con los de aquel pequeño Omega indefenso, el cual me mira extrañado, tal vez preguntándose por qué lo estoy mirando, y como si un rayo me atravesara, no puedo apartar mis ojos de los suyos. Es entonces cuando su aroma cambia y se transforma en un aroma dulce, suave, como a flores salvajes y frutas exóticas, envolviéndome, estrangulándome y dominándome en el instante en el que sus lindos ojos me escudriñan.
¿Qué está pasando? ¿Por qué no puedo moverme? ¿Por qué el corazón me late tan deprisa? ¿Por qué no puedo concentrarme más que en hacer todo lo que esté en mis manos por captar su atención? ¿Por qué mi Alfa no puede estar tranquilo y busca con todas sus fuerzas atraer a su delicado Omega? Por qué... Demonios, ¿por qué me siento tan necesitado como cuando estoy en celo y no encuentro alivio al dolor? Siento cada una de mis terminaciones nerviosas en alerta, expectantes, atentas a cada movimiento suyo. Siento que he perdido el control de mi cuerpo.
Aparto mi mirada de ese delicioso chico, ignorándolo, y no puedo explicarme cómo es que mi pecho duele tanto, que tengo la repentina urgencia de acercarme a él y nunca separarme de él.
¿Por qué duele de esta manera?
¿Qué diablos está pasándome?
―Ahora, su majestad el Emperador Ragh Sierich, procederá a decir unas palabras y a elegir a la que será la próxima o próximo consorte de Woltrem ―Mi hermana toma la palabra al ser la segunda con más poder aquí y me guía, pero aún no estoy listo.
Demonios.
Hace un mes fue mi coronación y he tenido que inmiscuirme realmente en los asuntos del imperio, pero la verdad es que aún no tengo idea de cómo dirigirme correctamente al pueblo. Tomo un profundo respiro, pero me arrepiento al instante, porque esa dulce esencia a flores silvestres y frutas maduras invade mis cinco sentidos y me nublan la mente. ¿Cómo es posible que ese chico emane tal olor exquisito? Tengo tantas ganas de llevarlo lejos de esta sala donde todos pueden olerlo con libertad.
―Damas y caballeros, en esta noche tan especial para cada ciudadano de Woltrem, me complace darle la bienvenida a todas y cada una de las Casas Nobles que conforman este bello imperio... ―Tomo un respiro, intentando despejar mi mente―. Como su Emperador, me alegra expresarle a todos ustedes cuál es mi decisión para acabar con la guerra... Cada una de las candidatas elegidas por ustedes, pasará por mi exhaustiva evaluación, y aquella que sea elegida será su nueva Emperatriz, esa persona que garantizará un acuerdo de paz entre los reinos... Pero bajo el poder que me confiere la Corona, puedo asegurarles una cosa... ―Miro seriamente a todos y cada uno de los reyes vigentes de cada reino para así poderles dejar mi punto claro cuando uso mi Voz de Alfa en cada ser de la habitación―. Aquel reino que ose atentar contra mi nueva Emperatriz o su reino de procedencia, estará declarando la guerra a la Corona Imperial y bajo la bendición que me fue conferida por nuestra amada diosa Neytiri, diosa de la guerra, aseguro que mi ejército arremeterá contra todos aquellos que osan profanar mi tranquilidad y la de mi imperio con una nueva guerra sin sentido ―Extiendo mis manos y una sonrisa un tanto cruel cruza mis labios―. No siendo más, que comience la ceremonia ―ordeno y los aplausos entusiastas de todas las casas y los asistentes de mi corte llenan la estancia.
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El Vínculo - SAGA DESTINADOS #1. (+18)
RandomKenneth estaba bien en su palacio, entrenando con la espada para defender a su pueblo y sin preocuparse por nada más que el bienestar de su familia. Sin embargo, todo lo que conocía quedó atrás cuando su destinado lo reclamó como el medio para acaba...