12 | Los Olvidados.

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(Kenneth)

―Bastardo ―murmuro una vez que lo veo partir en el caballo.

Parece un niño.

¿Ahora quiere follarme cuando vuelva?

Qué infantil se ve con sus estúpidas exigencias.

Después de que Ragh se fue, el príncipe Arthur se encargó de mostrarme todo lo que tenía que hacer, puesto que él ya había sido instruido en eso desde que llegó a Jezlev. Y con todo ello, también debe ser algo así como mi ayudante. Mi mano derecha. Así que me mostró las minas del oeste de la capital que debían ser supervisadas por mí, para que la extracción del oro y las piedras preciosas se lleven a cabo adecuadamente. Ahora mismo, estamos atendiendo los asuntos de la contabilidad de Woltrem con otros imperios y de Jezlev con los demás reinos.

Pero hace mucho que, por estar pensando en Ragh, dejé de escuchar.

―¿Qué opina, majestad? ―oigo entonces la voz de Arthur colarse en mis pensamientos y lo miro, apartando mi mirada de ese estúpido Emperador que se aleja en su caballo.

―Disculpa, no estaba prestando atención... ¿Qué decías? ―pregunto avergonzado, mis mejillas tiñéndose de un furioso rosa. Él se ríe.

―Estaba comentando con Lord Sorenn cuál podría ser nuestro método adecuado para comercializar con Ciudades Olvidadas ahora que el anterior Emperador está muerto ―Me dice Arthur y yo asiento, enderezándome en mi silla, olvidando a Ragh y centrándome en la tarea en cuestión.

Aguarda...

―¿Woltrem comercializa con Ciudades Olvidadas? ―jadeo, mi pregunta sonando un pelín indignada.

―En efecto, majestad, así que no sabemos muy bien cómo continuar con estos tratos ―menciona Lady Susan Lewska, Marquesa de la Ciudad de Neal y delegada del reino del Este.

―Bueno... ¿Qué comercializamos con ellos? ―pregunto despacio, pensando en una razón por la que el imperio comercializaría con tales bárbaros.

―Obtenemos metal, carbón, madera y todo tipo de utensilios y herramientas hechas de metal y madera, majestad ―Me responde escuetamente Lord Adam Sorenn, un delegado del Reino del Norte que perdió su título como Duque de la Provincia de Reim en una apuesta bizarra. Yo seré de ahora en adelante el delegado de la capital de Woltrem, por lo que mis funciones serán las de coordinar todo negocio que se haga por y para el imperio en general―. Debe estar más atento a las cosas que conciernen al imperio, majestad ―dice con burla Lord Sorenn y yo frunzo el ceño.

¡¿Qué demonios?!

¿Qué tienen los del Norte en mi contra?

―Es la primera vez que me informo acerca de estos asuntos, como verá, antes era príncipe y me encargaba únicamente de las tropas de mi nación, así que como comprenderá apenas estoy aprendiendo acerca del comercio, Lord Sorenn ―Le digo con toda la autoridad que me confiere ahora mi posición y lo miro con soberbia, justo como sé que todos los Alfas odian que les hablen, y más si soy un Omega―. Le aseguro que pronto seré mejor que todos ustedes en esto ―digo con solemnidad, mirando significativamente a todos los Alfas presentes―. Ahora, ¿alguien más tiene que decir algo sobre mi presencia en esta reunión? ―cuestiono, cruzando mis brazos.

Nadie dice nada.

Asiento.

―Bien, ahora quiero saber cómo funciona este proceso con Ciudades Olvidadas ―sentencio.

Arthur toma la palabra.

―Majestad, estamos siempre en contacto con un hombre, ya de edad avanzada, el cual asegura ser el gobernador de Ciudades Olvidadas. Su nombre es Ash Trenton ―Arthur extiende un mapa en la mesa y marca un punto negro en él con una pluma.

El Vínculo - SAGA DESTINADOS #1. (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora