Noche oscura

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Al salir de esa casa la noche se sentía tan fría. El aire aullaba entre las hojas de los árboles y las calles se veían tan vacías.

Me eche a caminar sin parar. Tenía un largo tramo que recorrer a pie para poder llegar hasta donde había estacionado el auto.

Eran las 8:30 cuando me encontré parado bajo un faro que débilmente propicionaba luz.

Estaba cruzando la calle y en lugar de dirigirme hacia la puerta del auto.

Mi dirección era la puerta de una panadería.

Cuando éramos aún más jóvenes, William de vez en  cuando llevaba por las noches de este pan a mi ex hogar.

Y compré exactamente las mismas piezas que el solía llevar.

Tenían un aroma tan agradable.
El aroma que expide el pan recién horneado.

Pague y salí de la tienda.

Abrí el auto, me acomode y coloque la charola de platico que contenía las piezas de pan en el asiento del copiloto.

El camino se me hizo largo y la noche se veía aún más oscuro.

Era como si la oscuridad de la noche me quisiera devorar, como si intentara que le temiera.

Pero el temor en mi no existía.

Llegué a casa y estacione el auto enfrente.

Y al bajar note un auto negro, deportivo,estacionado no muy lejos de donde me encontraba parado.

Abrí la puerta con mis llaves.

—Oye William...— dije al cerrar la puerta— ¿Sabes de quién es el auto que está afuera?

Y no tuve más que decir.

Cuando encontré a alguien más sentado en mi silla.

—Oh, Marcus—dijo con los ojos muy abiertos, como sorprendido—¿Qué haces aquí?

—¿Como que, que hago aquí? Aquí vivo, mejor dicho ¿Qué hace ¡Él! ahí sentado— dije mientras señalaba la silla.

—Bueno, él solo se sentó para amarrarse las agujetas.

—Pues que vaya moviendo su asqueroso y lento trasero. —dije mientras sentía su silenciosa mirada.

Y a todo esto ¿Quien demonios es él?

—El es... — fue interrumpido por una voz, la voz de aquel tipo de nuestra misma edad, que portaba una camisa negra y pantalones de mezclilla azul oscuro.

— Realmente le dirás quién soy William.— dijo mientras se paraba.

La expresión de su rostro era como si buscara respuesta al aire.

—El es...
Es mi pareja.

— ¿Tú qué?— Pronuncie, como si la palabra me fuera totalmente desconocida.

—Pero ya se tiene que ir, ¿Verdad?—dijo mientras le arrojaba una mirada.

—JAJAJA, ¡claro!— dijo mientras rodeaba el mostrador—Por cierto ¿Marcus, verdad? me puedes decir Tom.

Y la atmósfera que se encontraba desapareció con él al salir por la puerta.

—Lamento que se sentará en tú silla— dijo mientras paseaba su mirada.—¿Qué traes en esa charola?

—Pan.

—¿Quieres café?

—Quizas mañana —dije mientras colocaba la charola en la mesa.

—¡Marcus!

— Me siento cansado William, necesito dormir— dije dirigiendome hacia las escaleras.

—Gracias por el pan.

Alce mi mano a modo de expresar la palabra "de nada".

Tome una ducha y coloque mi cabeza en la almohada, esperando a que el sueño llegara a mí.

Y mientras esperaba pensé:

«El pan solo era para recompensar todo el día que estuve fuera»

¿Acaso el tal "Tom" era el secreto de William?

El pecado de Marcus. #wattys2019Donde viven las historias. Descúbrelo ahora