La primera lagrima

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Por un momento dude en contestar.
Pero era el mismo número de las llamadas desconocidas que tenía en mi historial de llamadas perdidas.

Conteste con voz sería y firme.

-¡Bueno!

-¡Buenas noches!, Disculpe hablo con el joven ¿Marcus?

-¿Quién habla?

-Vera, le hablo de la clínica resmors, debido a que usted aparece como primer y único contacto de emergencia del joven William.

Me desconcerte  por un momento ¿Porque yo? ¿Porque no Tom?

-Espere, ¿Que?.Debe de haber algún error.

-No joven. No hay ningún error, el joven lleva aproximadamente 2 horas internado.

-¿Porque no me lo comunicaron antes?

-Le marcamos como tres veces, pero desafortunadamente nunca logramos encontrarlo. Hasta ahora.

—¿Me podría proporcionar la dirección?

—¡Claro!, ¿Tiene dónde anotar?.

—Permítame.

Alce la mirada.

—Hermano, que pasa, ¿Porque tienes esa cara de angustia?

—Pásame pluma y papel, ¡Ya!

Mi madre se acercó un poco y me preguntó:

—Hijo, ¿Que pasa?

Silencio, no le contesté, baje la cabeza.

Y la volví a alzar cuando Daniela me trajo lo que le pedí.

—Toma.

—Gracias.
Disculpe señorita ahora si, dígame.

Empecé a anotar sin parar lo que la señorita me decía.

Colgué y con la misma me puse de pie.

Tome mi mochila del sofá y empecé a buscar las llaves.

—¡Hijo! ¿Que pasa? ¿A donde vas? —dijo mientras me marchaba.

Encendí el auto y me puse en marcha.

Todo estaba silencioso, no había canción, no había nada más.

Llegué a la clínica, baje rápidamente.

Azote la puerta por las prisas y le puse llave al auto torpemente.

Y sin más me heche a correr hacía la entrada.

Llegué a la recepción, buscando a una enfermera con la vista.

Cuando la halle, me dirigí hacía ella.

—Disculpe, necesito información de dónde se encuentra el joven William.

—Claro, ¿Es usted algún familiar?

—Si, bueno soy lo único que él tiene .

La enfermera se me quedó viendo y  dió un leve suspiró.

—Dejame checo.

La observé mientras revisaba en el registro.

—Se encuentra en la habitación 115, segundo piso, si te apuras probablemente aún encuentres al doctor que lo está atendiendo.

—¿Cómo llego ha esa habitación?

—justamente de dónde estás parado, das media vuelta, te vas derecho, doblas a la izquierda y ahí encontrarás el ascensor.

—Gracias—dije mientras me ponía a caminar a toda prisa.

Cuando llegue al segundo piso, recorrí el pasillo buscando el número que me habían dicho.

Y cuando lo encontré, abrí la puerta.

Entre. Me pare justo frente a él.

Y lo ví ahí acostado, lleno de vendas, sin hablar, sin moverse, conectado a esos típicos aparatos que tratan de mantenerte con vida.

El Doctor, que como bien había dicho la enfermera aún seguía ahí.

Se me acerco, quedando alado mío.

— llegó a tiempo, estaba a unos minutos de irme.

—¿Que es lo que tiene?—dije mientras me alejaba del Doctor y me acercaba a William para ponerme a su alado.

Cambio su mirada de compasión a una más seria.

—Honestamente, es muy grave.

—Sea más específico.

—Ha estado inconsiente desde que llegó, tratamos sus heridas y todo lo posible. Sin embargo a este paso al que va él podría caer en coma.

—¿En qué...?—dije mientras sentía algo en mi corazón, en mis ojos.
Era una lágrima que cai por mi rostro.

—Se está debatiendo entre la vida y la muerte muchacho.

—Usted... Usted ¿Sabe cómo pasó esto?

—Pues por el estado en que llegó fue un accidente automovilístico, sin embargo antes de eso se ve que tuvo algún enfrentamiento de golpes.—se detuvo y me miró.— ¿Sabe si alguien quería hacerle daño?

—No.

—Entiendo.

—¿Podría quedarme con él a solas?

—Claro, un enfermero vendrá de vez en cuando para checar signos vitales y por cualquier acontecimiento.

—Gracias.

El pecado de Marcus. #wattys2019Donde viven las historias. Descúbrelo ahora