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El hacer malas elecciones siempre ha sido uno de mis mejores talentos.

- Mierda.

A veces no sé si es porque me gusta sufrir o simplemente soy una estúpida.

- Dios...

A decir verdad, creo que es un poco de ambas.

- ¡AHHH!

Cerré los ojos al sentir la presión comenzar a formarse en mi entrepierna, jadeaba mientras su pene entraba y salía de mí con ritmo. El tacto de sus manos en mis senos me hizo erizarme más, un sonido ronco salió de su garganta a medida que me penetraba y entonces tomó mi garganta, se enderezó y me atrajo más hacia él con rapidez.

No sabía bien cómo había llegado hasta aquí, por qué estaba haciendolo y mucho menos qué pensé para estar ahora en esta situación.

- Mierda -volví a gemir mientras la velocidad de sus estocadas aumentaba.

Miré su cara y vi que él miraba el punto donde ambos nos entrelazabamos con concentración, su vena a un costado de su cabeza se marcaba con fuerza al igual que los musculos de todo su cuerpo.

Encajé mis uñas en sus brazos debido al aumento de aquella presión, abrí la boca e intenté respirar, pero estaba a nada de correrme. Alcé la cara para poder ver a Luke  y este también me miraba a mí, ambos sabíamos que esto culminaría en segundos, pero al mismo tiempo no podíamos creer que estaba pasando.

Cerré los ojos para poder disfrutar los últimos momentos de placer que sentía, Luke aumento de manera salvaje sus estocadas y antes de que pudiera darme cuenta, exploté desde el interior y dejé salir un grito desgarrador. Luke me atrajo a él en menos de un segundo y me presionó contra su pecho mientras también se corría y dejaba salir todo.

Sentía que flotaba, que nadaba en un mar de despreocupación y relajación mientras mi cabeza descansaba en su hombro, mi mirada daba hacia la nada y mi corazón latía con fuerza contra el de él.

La magia del orgasmo, lo llamo yo.

- ¿Estás bien? -preguntó rompiendo el silencio.

Asentí y él suspiró y se dejó caer de espaldas llevandome con él. Cerré los ojos cuando subió su mano a mi cabello y suspiré.

Había sido una estupidez, pero al mismo tiempo no me arrepentía. Ahora que estaba con Luke Hemmings en un cuarto de hotel, desnuda y con su pene en mi interior, sólo podía pensar en lo mucho que había querido esto desde que era una adolescente loca.

- ¿Qué hora es? -le pregunté sin moverme un sólo centimetro.

Sentí cómo movió su cabeza y entonces me contestó:

- Diez treinta y seis.

Volví a suspirar al escuchar aquello y entonces despegué mi cuerpo sudado del de él.

- Debo irme -le dije levantandome de su regazo.

Me bajé de la cama y comencé a buscar mi ropa sin preocuparme por mi desnudez. Recogí mi ropa del suelo y entré al baño para después cerrar la puerta con seguro. Caminé hasta el lavamanos y dejé mis cosas para mirarme al espejo durante un par de segundos.

Todo en mí decía sexo.

Suspiré sin querer pensar en lo mal que había hecho, abrí la llave de agua caliente y dejé que cayera mientras salía a la temperatura que quería.



Salí del baño vestida y vi que Luke había hecho lo mismo, me miró con seriedad y sonreí al ver su cabello alborotado.

- Sabrán qué pasó cuando te vean -comenté mientras me ponía mis zapatillas.

The girl that you used to know - lrh Donde viven las historias. Descúbrelo ahora