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Cuando el deseo consume tu cuerpo, es algo inquietante y maravilloso. Sientes miles de sensaciones en un mismo instante, puedes llegar a un punto de desesperación y acabar con una ola de satisfacción irremediable.

El deseo no sólo te consume, te hunde tanto que eres capaz de sentir que tu cuerpo se desprende de tus huesos y tu razón también.

No sabía cómo había terminado por rendirme ante el deseo, pero ahora que finalmente lo había hecho sólo podía dejarme llevar y afrontar las consecuencias de ello.

Mi cuerpo se movía mientras Luke me penetraba, el sentir el agua hirviendo cayendo sobre nuestros cuerpos y el compas de su pene entrando y saliendo de mí me llevaba poco a poco a perder la compostura. Estaba sostenida en el aire gracias a mis manos alrededor de su cuello y a sus brazos que me tenían agarrada del trasero. Su mano golpeo limpiamente mi nalga derecha, se escuchó por todo el baño el azote y mi grito, exciada, que le siguió.

- Más rápido -jadeé.

Luke comenzó a subir y bajarme mientras aumentaba la velocidad y yo lo ayudé con mis brincos. Mi boca buscó desesperada la suya y cuando toqué sus labios, sonreí y comencé a besarlo con emoción.

Sentía cómo todo en mi pecho se aceleraba, me abrumaba y quería gritar de la emoción. Sus labios se movían con desesperación contra los míos, me besaba ansioso y yo también.

Nos llevó hasta la pared y entonces comenzaron las embestidas rápidas y fuertes, sonaba como sus testículos chocaban contra mi entrepierna y antes de que pudiera darme cuenta el orgasmo se formó y grité mientras me venía abruptamente y mi cuerpo se descomponía en mil pedazos. Luke gritó acompañandome y encajó sus dientes en mi cuello con fuerza mientas se corría con fuerza.

Pasamos un buen rato recargados en la pared mientas el agua caía sobre nosotros y al suelo, era el único sonido en la habitación y cuando comencé a adormecerme, suspiré y Luke entendió el mensaje y me bajó con cuidado.

- ¿Estás bien? -me preguntó quitando el cabello de mi cara y acomodandolo detrás de mi oreja mientras me miraba con una sonrisa.

Suspiré y asentí. Me estremecí debido al frío que me dio y me metí al chorro y me relajé.

Después del beso, nos quedamos dormidos mientras seguíamos mirando la televisión. Había decidido bañarme antes de que Luke despertara, pero entró conmigo y habíamos terminado en esto.

Que buena mañana.

Salímos y me ayudó a secarme, se puso la misma ropa de ayer y yo unos cómodos leggings negros y una blusa blanca y unos tenis. Era fin de semana y los fines yo no trabajaba.

- ¿Quieres ir a desayunar? -me preguntó Luke mientras salíamos a la sala.

Me detuve y volteé a verlo algo apenada.

- Debo ir a hacer ejercicio -le contesté volteando a verlo-. Sólo los fines puedo así que voy a hacer ejercicio.

Luke me miró un rato pensativo.

- ¿A qué gym vas?

- El que está aquí frente al Hyde Park.

Yo vivía a una cuadra de Hyde Park, me quedaba cerca muchas cosas y dentro de esas era el gym. Disfrutaba de ir y después salir a caminar al parque mientras tomaba un café o un té.

Caminé a la cocina para preparar mi proteína y tomarla, Luke me siguió y le preparé un café y se lo serví en un termo. Salímos al estacionamiento y subí del lado del copiloto a petición del rubio con masculinidad frágil.

The girl that you used to know - lrh Donde viven las historias. Descúbrelo ahora