15. Palabras de Aliento.

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— ¿Sabes? Creo que es muy bueno que te hayas unido a Fairy Tail, en realidad tienes una magia asombrosa — Sting reconoció.

La situación era: todos caminando hacia el lugar donde el cliente los estaba esperando mientras Sting llevaba a Yashiro aun por los hombros y los demás les seguían un poco atrasados debido a que Yukino le estaba contando algo al pelinegro. Por su parte Frosh y Lector estaban de igual manera conversando, bueno, más bien solo el del chaleco de mezclilla; nuestro amiguito verde solo respondía un par de cosas como siempre acostumbraba.

— Ah, yo... supongo que gracias — ella le contestó con la cabeza en dirección hacia el suelo.

— No es nada, no es nada — le respondió el rubio de inmediato.

Sting en realidad estaba muy nervioso, ahora era cuando se arrepentía de haberle pasado la mano por lo hombros con confianza, y no era porque él se sintiera ahora incomodo, sino porque en realidad sentía la incomodidad de ella, y más que incomodidad más bien era miedo puro. Él sintió como si la estuviera presionando.

— Pero dime, ¿como te esta yendo? — el rubio pregunto habilidosamente para que ella le hablara y por ende se sintiera con más confianza.

— La verdad es que muy bien, to-todos en Fairy Tail son muy amables. Estoy muy agradecida con ellos por haberme recibido a pesar de... — se interrumpió a sí misma con sus propios pensamientos. No podía creer en realidad iba a decirlo.

— A pesar de lo que paso con Natsu y los demás — Sting completo su oración final bajando un poco la voz, y en el acto haciéndola ahora voltear su cabeza hacia otra parte — Para serte sincero, creo que los chicos involucrados en esto ya lo olvidamos. Bueno, no del todo, sino a que me refiero que no tenemos represalias contra ti. Tus intenciones no eran malas y eso podemos entenderlo, en tu lugar hubiera hecho lo mismo sin dudarlo.

Tras sus palabras la escucho suspirar pesado y sintió como su cuerpo se relajaba de poco a poco, pero nunca lo hizo del todo.

— Gracias — ella dijo, aun así no muy convencida, pero tampoco iba a pelear con el rubio dándole la contraria, si ellos pensaban eso quitaba un poco la carga sobre sus hombros.

Tras aquello, siguieron su camino mientras Sting le preguntaba algunas cosas más. Mantuvieron la conversación hasta que llegaron a la casa del cliente con el que habían quedado. Era una bonita casa con grandes cercas rodenadola, en realidad parecía de alguien importante con aquellas decoraciones de lo que al parecer eran lagartos en cada separación de la valla de entrada.

— ¿Me pregunto que clase de pedido será? — decía Yukino con el dedo en su barbilla observando con atención aquella gran casa.

— Supongo que será algo importante — contestó Rogue.

— Fro piensa lo mismo — su compañero Exceed le también respondió.

-— Me muero de ganas por saberlo, ya que no lo pidieron a Fairy Tail siendo esta su ciudad — Sting contestó mientras se acercaba al timbre en una de las paredes, entonces lo tocó y este hizo un sonido extraño. Bastante perturbador, era como el sonido de un lagarto.

Todos se voltearon a ver entre sí, a excepción de Yashiro quien estaba detrás de todos ellos.

— ¿Que pasa con esta casa? — Lector preguntó.

— Parece que les gustan los reptiles — Sting contestó encojiendose en hombros y en eso, las rejas se abrieron como por arte de magia.

— Y ahora parece que quiere que entremos — Yukino habló no muy convencida, aun así comenzó a avanzar con sus compañeros.

Una vez todos cruzaron la reja, esta se cerró lentamente haciendo un sonido bastante irritador.

— Fro tiene miedo — este confesó con su habitual sonrisa, pero en realidad aquello le había asustado.

— Tranquilo, Frosh, yo estoy contigo.

Aquello Yashiro lo escucho claramente, tanto que les puso la mirada de la máscara encima a Rogue y a Frosh.

Ellos continuaron avanzando hasta llegar a la puerta, donde un señor de traje de sirviente les esperaba.

— Bienvenidos magos de Sabertooth, es un placer — les dijo en tono refinado mientras pasaba una de sus manos por debajo de su pecho y se inclinaba un poco hacia ellos.

— Ah, gracias — el rubio contesto un poco confundido por todo aquello.

Entonces la peliazul se dio cuenta cuando sintió la mirada de Yukino encima suyo, y de inmediato una de sus manos se colocó en su brazo tapando la marca de Fairy Tail sobre su abrigo negro.
Habría que haber una razón de porque a su gremio no se le había pedido aquel trabajo.

— Adelante por favor, el señor Ninch los esta esperando.

Una vez más avanzaron dentro de la casa hasta llegar a lo que era un gran salón, de nuevo, lleno de adornos de lagartos.

— ¡Ah, Sabertooth! Pensé que cancelarian el trabajo cuando pospusieron la entrevista ayer — se le escuchó a un hombre mientras bajaba por las escaleras para ir a su encuentro.

— No, nada de eso, nosotros tuvimos un inconveniente — contesto el Maestro apenado. Un gran inconveniente en una piscina...

— Bueno, pues adelante, tomen asiento — ellos asintieron tras sus palabras y pronto habían tomado asiento en la gran sala. El señor, de mediana estatura; robusto y con un peinado de la época pasada, se sentó frente a ellos. Además de que su ropa era solo una bata y dejaba ver su pecho, en donde ya hacian vellos a la vista de los jóvenes.

El problema fue el lugar que a Yashiro le había tocado, para su mala suerte fue en la esquina por un lado del pelinegro, y ya que cómo eran cuatro personas y dos gatos sentados en el mismo sofá, ellos estaban muy cerca. Además, que para colmo ella seguía tapando su marca justo de lado que se encontraba Rogue, rozando un poco su brazo con su mano. Enseguida agachó la cabeza y comenzó a temblar.

— Puedes estar tranquila, no te haré nada — al parecer él si que se dio cuenta como todas las veces pasadas, pues le había susurrado eso casi al oído cuando el señor de los lagartos tomo la palabra y comenzó a explicarles acerca del trabajo.

Pero ella no podía tranquilizarse, pues aquella acción casi la hace dar un saltito en el sofá.

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