81. Lo que Escondía la Máscara.

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La guerra por el Fairy Heart entro en su fase final cuando Natsu Dragneel enfrento a Zeref una vez más justo en Fairy Tail.
Los Spriggan Doce estaban a punto de desaparecer tras haberse enfrentado a los magos que les hicieron frente, entre ellos, Rogue, quien había tenido una riña con Bloodman de la cuál salió victorioso.
En realidad sucedieron muchas cosas antes de que Mard Geer, Jackal y el pelinegro arribarán hasta Fairy Tail donde se encontraba Yashiro en peligro, como por ejemplo: el simple hecho de haberse encontrado los tres por coincidencia y haberse ayudado por un objetivo en común.

Despierto y lo primero que veo es una guerra en la cual mi hija está involucrada. Tiene que ser una broma y no me gustan.

Esas eran las palabras con las que Rogue había encontrado a Mard Geer abriéndose paso entre los enemigos tal como si fueran ratas inservibles. Él no tuvo compasión con ninguno mientras sus enredaderas les rodeaban el cuello dejándolos sin vida, y que decir de Jackal, parecía estarlo disfrutando.

— Se donde está su hija — Rogue le había contestado haciendo detener el paso al mayor para después recibir una mirada pesada que lo examinó completo. En realidad tenía miedo de que Mard Geer no quisiera escuchar sus palabras y lo atacará sin más cuando ya no tenía fuerzas para pelear.

— Me acuerdo de ti — había sonado como Ruffus — Debo suponer que se conocen, lo cual me enoja. Saber que mi hija se relacionó con muchachos...

Él pelinegro se sonrojo y se encontró de pronto muy incómodo. Lo primero que pensó fue en sus manos sobre Yashiro todas aquella veces que habían hecho el amor, así que con eso en mente, jamás le diría que él era su novio. Mard Geer Tártaros había terminado siendo un papá celoso como la mayoría.

— ¿Donde esta? — Jackal contestó después de ver a su jefe en ese estado en el que jamás perdonaría a su hija por haber socializado con un muchacho tan guapo.
     
Después de aquello sucedió su encuentro, pero ahora, el Rey del Inframundo y Jackal se habían marchado nuevamente.

Yashiro y Rogue se encontraban en un campo libre con árboles rodeandolos en donde a las pequeñas flores decorativas les había dado la gana aparecer.
Había sido un tiempo realmente considerado, pero ellos no se habían dirigido la palabra. Yashiro por lo ocurrido con su familia, y Rogue aún estaba tan dañado como cuando se enteró que ella no había confiado lo suficiente en él, aún sabiendo de antemano que siempre le había estado escondiendo algo.

El lugar estaba lleno de pequeños sollozos de ella mientras él se dedicaba a ver las bonitas flores mencionadas antes. Estaban alejados, incluso la peliazul le estaba dando la espalda.

— No pude hacer nada — él la escuchó sollozar con coraje a la vez que le daba un buen golpe al suelo.

En efecto, Yashiro no había hecho absolutamente nada.

— Déjalo, te vas a lastimar — le advirtió. Muy a pesar de estar molesto y triste con ella, tampoco le dejaría lastimarse cuando apenas había salido ilesa de las manos de Emperador Spriggan, Zeref.

— Con que derecho me lo dices tú, estando hecho polvo por las peleas que seguro tuviste — le renegó.

Rogue no respondió a pesar de que en realidad quería hacerlo, quería gritarle en la cara que lo había hecho por ella, por verla a salvó y una vez más en sus brazos.

— Seguro todos están en la misma condición... heridos de tanto pelear, y yo, estoy intacta por no hacer nada.

— Hiciste lo que pudiste, cada segundo ganado en esta guerra cuenta y tú lo hiciste, deja de decir esas cosas — nuevamente le advirtió.

— ¡No hice absolutamente nada más que meterme en problemas y preocuparlos! — explotó — ¿Cuando será el día en que me proponga algo y pueda cumplirlo? — se preguntó aterrada de su suerte.

Rogue se molestó sabiendo de antemano lo que estaba pensando. En toda su vida llena de fracasos, adivinó.

— Debí dejar que Zeref acabará con mi vida... — se le escapó de los labios a la vez que volvía a golpear el suelo.

Los ojos del pelinegro se abrieron a tope al escuchar lo que manifestó sin poder creer que enserio lo estaba pensando. Enseguida se acercó a ella y jaló de su brazo para que lo viera a la cara. Tenía muchas cosas que decirle, pero su reacción fue algo que no esperó.

— ¡Aléjate! — le gritó a la vez que le manoteaba el agarre con una mano y con la otra se cubría el rostro, pronto se deshizo de él y se levantó del suelo retrocediendo rápidamente para darle la espalda otra vez — ¡No me mires! — volvió a gritarle entrando en desesperación, tanta que el pelinegro se dió cuenta.

Había entrado en crisis llorando y repitiendo la misma oración una y otra vez mientras negaba con la cabeza y seguía cubriendo su rostro ahora con las dos manos. Incluso parecía que una de sus manos había perdido el control y estaba rasguñando todo a su paso.

— Yashiro... — él la llamo en bajo preocupado en demasía y sorprendido por verla en ese estado, es decir, la había visto tu en crisis antes, pero no a tal punto de lastimarse ella misma.
Se acercó lentamente esperando el momento correcto para intervenir y que ella no lo atacará nuevamente, pero el momento no se hacía presente.

Rogue se armó de valor al ver que iba enserio con eso de rasguñar su rostro, así que con un movimiento bastante rápido y brusco, le arrebató las manos y se las sostuvo con fuerza a frente a su pecho.
La reacción de ella fue detenerse al saber que la mirada de Rogue estaba completamente en su rostro.

Una piel blanca y tersa que él ya había tocado antes; unas cejas delgadas del mismo color de su cabello adornandole; labios delgados rosados; nariz respingada; mejillas rosadas con una cuantas pecas a su alrededor y lágrimas recorriendolas. No era una sorpresa para Rogue, pues ya le había tocado ver aquellas facciones antes, pero por separado, que cuando vio su rostro completo, le pareció demasiado hermosa para ser real.
Aunque, aún faltaba algo, y eso eran sus bonitos ojos cafés.

— Yashiro, tú...

Se le escapó de los labios y ella comenzó a temblar mientras entreabria la boca esperando lo siguiente.

El cometido de la máscara no era ocultar su rostro en sí, sino algo más que no tenía que ver con apariencia estética.

A Rogue se le salieron unas cuantas lágrimas al entender todo de una buena vez. El mundo de los dos se les vino encima.

— ... Cuando enfermo también pierdo un poco el sentido y me es más difícil reconocer magias.

— ... Deberías saber que en lo que menos me fijo es en la apariencia...

— ... Me perdí...

— ... ¿Ya es de día?

... Está bien. Seguro sabe bueno como todo lo que has hecho siempre.

— ... Estoy cansada de esta Lucha Ciega.

Aquella mirada la reconocería en cualquiera. Una mirada tan perdida vacilante de seguir su propio camino.

— Yashiro tu... — le tomo de las mejillas y la acercó a él lo bastante para rozar sus labios — Estás ciega...

🤗

¿Se lo esperaban?

| Blind Struggle | Rogue Cheney⭐Donde viven las historias. Descúbrelo ahora