Debajo de un arbol.

14.8K 313 32
                                    

Lemon +18. Si lees será bajo tu responsabilidad.

Todos en la Orilla estaban muy entusiasmados, pues se acercaba el día de los enamorados y casi todos tenían pareja

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Todos en la Orilla estaban muy entusiasmados, pues se acercaba el día de los enamorados y casi todos tenían pareja.
Patapez se iba a ir unos días con Heather a la isla Bersercker, pues Dagur se fue de vacaciones con su esposa Mala.
Patán era un mujeriejo, pero al final se quedó con Brutilda, así que la familia de Brutilda quería convivir más con el novio de Brutilda, por lo que los gemelos, Brutacio y Brutilda, junto con Patan se irían a Berk unos cuantos días. Mientras que Hipo y Astrid se quedarían en la orilla, aunque Astrid deseaba irse algún lugar para festejar con Hipo, pero él estaba muy ocupado y ni tiempo tenía de hablar con ella.
Todos se fueron de la isla dejando a Hipo y Astrid solos, bueno, casi solos, ya que estaban Chimuelo y Tormenta.
Astrid decidió dar un paseo por ahí, tal vez así podría encontrar un buen regalo para Hipo, ¿Qué se le podía dar a un jefe que lo tiene todo? Astrid suspiró, Hipo lo tenía todo, desde costosos abrigos hasta regalos exclusivos que su padre le había regalado, Astrid se decepcionó y siguió caminado, hasta que se tropezó con algo y cayó en algo bastante suave, hasta que la "roca" (según ella) dió un gritó de dolor.
—¡Ay por THOR!—
Astrid abrió sus ojos y vió que tenía la cabeza hundida entre las piernas de Hipo, y le había dado con la cara un golpe al miembro de su novio. Astrid se alejó del pantalón de Hipo y se sonrojó como un tomate.
—¡Perdón Hipo! Te juro que no te ví...—
—Me dejaste estéril— dijo con lágrimas en sus ojos —Pero no te preocupes, se que no lo hiciste con esa intención—
—¡Ay lo siento Hipo!— repitió la pobre chica avergonzada, se sentía muy culpable —¿Cómo te ayudo?—
Astrid no tenía ni idea de como pudo caer justo encima del pobre amiguito de Hipo, pero si sabía que le había dolido mucho a Hipo, pues sus lágrimas eran de dolor puro, de repente, a Astrid se le ocurrió una idea fabulosa, iba a consentir un poco a su adolorido amigo, y no se refería a Hipo específicamente.
Astrid volvió a la parte inferior del pantalón de Hipo y con sus dientes desabrochó este.
Hipo se sonrojó cuando Astrid empezó a desabrochar el pantalón con los dientes, él se empezaba a excitar y falta decir lo que pasara después, ¿Qué estaba haciendo esa rubia?  Astrid notó cómo el amigo de Hipo empezaba a despertar, ella era muy provocativa y más en el sexo. Decidida, bajó el pantalón hasta las rodillas y vió un momento el bulto debajo de la tela del bóxer de Hipo, sabía que ella lo estaba provocando, una vez más bajó lentamente el bóxer y y lo dejó cerca del pantalón. Astrid no dudó en empezar la acción y con sus manos empezó a frotar el miembro erecto de Hipo.
Hipo empezó a sentir como el placer inundaba su mente, ya no sabía lo que su rubia le hacía, pero si sabía que lo hacía muy bien. Astrid metió una parte del miembro de Hipo en su boca, empezó a lamerlo lentamente y a simular embestidas mientras Hipo solo gemía y gruñía. Después de algunos minutos, Astrid sintió que Hipo se venía, así que decidió aumentar la velocidad de sus manos y boca y continuó su labor. Hipo se sentía en el séptimo cielo, y con un gruñido se corrió en la boca de Astrid. Astrid se tragó todo el semen que salió de Hipo, estaba contenta de hacerlo feliz.
—A-astrid...— dijo Hipo entre jadeos.
—Me encanta verte así, tan... sumiso— dijo mientras se relamía los labios —Me encanta verte tan débil ante mi, Hipo—
Hipo se sonrojó, él odiaba que Astrid se aprovechara de él en el sexo de esa manera, lo hacía ver como un niño indefenso y él odiaba que ella lo hiciera como se le diera la gana, ahora era su turno, le haría sentir lo mismo, le haría saber que se siente estar indefenso con alguien y no tendría ninguna piedad. De un repentino jalón, Hipo atrajo a Astrid a sus piernas, la sentó y rápidamente rompió la mitad del pantalón de Astrid, ella protestó, pero no la escuchó.
—¡Hipo, detente!— Hipo separó las piernas de Astrid un poco y metió su mano a la intimidad de su novia, aunque primero tuvo que romper los panties de esta. Astrid dió un grito ahogado cuando sintió los dedos de Hipo moverse entre sus pliegues húmedos, ella estaba sumisa y ahora era él disfrutaba verla así —H-hipo—
Hipo no accedió y aumentó la velocidad de sus dedos, haciendo que Astrid se aferrará a Hipo, colocó sus manos en el cuello de su novio y arqueó un poco la espalda dando la señal de que estaba apunto de correrse.
—Quiero que te corras para mi, Astrid—
Astrid no quería que Hipo la viera tan indefensa, tan sumisa. Ella no era así y solo él la conocía en esos estados, pero tampoco le gustaba que él la viera así, ella odiaba que la gente viera su lado sensible.
—H-hipo— gimió —¡Detente!—
Hipo se acercó a la oreja de la chica y la lamió, luego le susurró al oído.
—Ya te dije Astrid, quiero que te corras en mis dedos— la mente de Astrid estaba nublada por el placer, estaba apunto de correrse y no lo podía evitar, su cuerpo le estaba pidiendo continuar, por lo cual se aferró aún más a los hombros de Hipo, el calor se hacía mucho más intenso en su vientre, hasta que por fin se corrió como Hipo quizo, la espalda de Astrid se arqueó y los fluidos de ella se vertieron en los dedos de su novio. Hipo sacó la mano de la intimidad de Astrid y miró sus dedos llenos de los fluidos de Astrid, luego los lamió, a él le gustaba el sabor de su novia. Astrid se estaba recuperando del exquisito orgasmo que había tenido y de repente sintió como algo entraba por su entrada, gritó y se aferró una vez más a Hipo. Hipo comenzó a embestirla rápidamente, Astrid apenas podía respirar bien, pero con esfuerzo coordinó los movimientos con los de Hipo, dándoles más placer a ambos. Astrid necesitaba sostenerse de algo, así que recargó sus manos en el tronco del árbol, en cambio Hipo necesitaba tener un poco más de contacto más profundo con el interior de Astrid —Nena, abre tus piernas— dijo ronco de la excitación.
Astrid obedeció y separó sus piernas lo más que pudo, Hipo hundió su miembro lo más que pudo y siguió embistiéndola.
—H-hipo... ¡Más! Ahh—
Hipo solo gruñó, de verdad que estaba en el cielo. Los espasmos no tardaron en llegar para ambos, Astrid empezó a temblar del placer que le brindaba Hipo, e Hipo ya estaba llegando al orgasmo.
Después de algunas embestidas más, el deseado orgasmo llegó para ambos, Astrid arqueó la espalda por segunda vez y sintió como el semen de Hipo llegó a su vientre después. Astrid se dejó caer encima del cuerpo de su novio, el cual la aceptó muy bien y la abrazó.
—Te amo— dijo la rubia mientras colocaba su frente en el cuello de Hipo.
—Yo también Astrid— Hipo sacó de su armadura una cajita negra, la abrió y se la dió a Astrid, era un anillo de compromiso vikingo —Feliz San Valentín, Astrid—
—Hipo...— Astrid lloró de alegría, por fin él y ella se podrían casar —¿Desde cuándo lo tienes?—
—Bueno, pensaba hacerte una cena especial hoy por la noche y ya sabes, tener sexo— dijo con una sonrisa —Y luego, darte este anillo—
—Supongo que arruiné tus planes, ¿No?—
—No, los mejoraste mucho—
Y así se basaron una vez más, ambos estaban tan felices que se habían olvidado de los dragones, (que por cierto, estaban haciendo un desastre en las cabañas). Ambos estaban enamorados y felices, tanto como para olvidarse de sus queridos amigos.

 Ambos estaban enamorados y felices, tanto como para olvidarse de sus queridos amigos

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Especial San Valentín adelantado, muy adelantado.

< One-shots de Hipo x Astrid Lemon >Donde viven las historias. Descúbrelo ahora