XXIX

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Chan

Los cinco minutos con Peter parecieron eternos y fueron incluso incómodos.
El chico es agradable, pero a penas pudimos mantener una conversación acerca de cómo es ser extranjero y tener que adaptarse a Corea.

Cuando salimos y vuelvo a sentarme junto a Felix, me doy cuenta que algo anda mal. El espacio frente a mí está vacío, el lugar de Minho.
No quiero suponer cosas así que no digo nada y espero a que vuelva.

Al menos por dos rondas más, cuando veo que no hay señales de él comienzo a preocuparme.

—¿Dónde está Minho?

Felix mira al frente.

—¿No ha vuelto? —Eso es obvio, así que asiento—. Dijo que iría al baño. Pero entonces se atasco o comió algo que le hizo daño, o encontró alguien interesante por ahí.

Miro al rubio y tiene los ojos levemente rojos y se ríe de lo que acaba de decir como si fuera lo más chistoso del mundo.

—Ya está algo borracho —me dice Changbin antes siquiera de que llegue a formular la pregunta.

—Pero él solo se tomó dos vasos de cerveza —digo sin poder creer la poca resistencia de mi primo al alcohol.

Changbin simplemente encoje los hombros.

—Deberías buscar a Minho —me dice apuntando hacia la salida.

—¿Por qué? —Es decir, no es que no quiera o que no lo vaya a hacer, pero que me lo diga es extraño.

—No sé, simplemente deberías.

No necesito pensarlo demasiado.
Me levanto y voy a donde Lara.

—Yo ya no juego. —Mira al rededor y entonces nota algo y sonríe.

—Está bien, suerte. —Me levanta los dedos pulgares mientras sonríe en demasía. ¿Acaso ya está borracha?

—Ya no tomes, ¿ok? —Le doy un rápido beso en la frente y me giro a la puerta.

—No estoy borracha —la escucho decir en un susurro antes de salir.

Los invitados ya sé aglomeran en los pasillos de la segunda planta también. Algunas parejas tomadas de las manos y un tanto borrachas intentan abrir las puertas de las habitaciones.

Bajo al primer piso y durante un buen rato me muevo entre la gente buscando con la mirada al chico de cabellera negra que tanto me gusta.
Pero no hay señales de Minho, ni siquiera en la cocina. Y en todos los baños hay personas que se dedican a vomitar ruidosamente, pero ninguna es él.

Entonces comienzo a preocuparme de verdad. ¿Habrá vuelto él solo a casa? Eso es peligroso y en todo caso, ¿por qué no avisar?

Vuelvo a subir esperando encontrarlo. Recorro algunos pasillos e intento abrir algunas puertas, pero la mayoría están con llave y en una de las que no lo están me encuentro con algo íntimo que prefería no haber visto.

Finalmente llego a una puerta al final de uno de los pasillos y al girar la manija se abre sin problemas.
Entro en la habitación, no es muy grande y a pesar de estar amueblada se siente demasiado vacía, un cuarto de huéspedes seguramente.

La luz está apagada, pero un rayo de luz plateada y un gélido viento se cuelan desde unas puertas dobles que están abiertas en una de las paredes del lugar.

Baby Boy ✓ MinChan Donde viven las historias. Descúbrelo ahora