XXXII

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Minho

Llevo ambas manos a mi cara porque, uno: mi fallido y estúpido intento de pasar por un borracho, y dos: porque Chan acaba de llamarme "cariño" y no sé si seré capaz de mirarlo a la cara.

En mi cabeza la idea tenía sentido y sonaba bien. Es decir, si Chan me rechazaba podría salvar nuestra amistad diciendo que había sido cosa de la borrachera y también porque tendría valor para hacer más cosas como hasta ahora si fingía que hacía todo aquello por efecto del alcohol.

Chan toma mis manos con delicadeza y las aparta de mi cara. Lentamente levanto la mirada.
En sus ojos hay un brillo y en sus labios juguetea una sonrisa. Y yo siento mi cara arder de vergüenza.

—Perdón —es lo único que puedo decir.

—Oh no, Minho —dice y me sonríe con dulzura—. No hay nada que deba perdonarte.

—¿No estás molesto? —Niega.

—¿Por qué debería estarlo? —Pone una mano en mi mejilla—. Tus besos me encantan.

Cierro los ojos ante su toque y mi corazón se llena de aquellas palabras. Ahora no hay duda de que los sentimientos son correspondidos.

—Pero... —Aleja su mano y me rodea con ambos brazos, descansándolos en mi espalda—. ¿No crees que estamos yendo un poco rápido?

Ahora lo miro y me siento dolido. Porque quiero esto, lo necesito.

—No me malinterpretes —su voz es amable—. Yo también quiero esto, pero no tienes qué hacerlo si crees que es muy rápido, yo puedo esperar por ti.

Me acerca a él y besa mi frente de manera tierna y delicada.

—Pero yo quiero esto —digo y ahora él pone su mirada sobre la mía—. Yo vine aquí, soy yo quien quiere esto. Ahora.

Él me mira sorprendido. Sus ojos se oscurecen y lame sus labios.

—¿Y la actuación? Porque a mí me parecía que estabas intentando tomar valor para algo para lo que no estabas preparado.

—No, no es así. Esa no era la idea.

—¿Entonces cuál...? —No termina la pregunta porque vuelvo a presionar mis labios contra los suyos.

—Por favor —mi voz es una súplica.

Al principio parece indeciso y hago mi mejor intento de poner una cara triste y tierna a la que no pueda negarse.

Me acerca y junta nuestras frentes, nuestras narices también se rozan.

—Es que no quiero que esto salga mal y lo nuestro, lo que sea que hay entre nosotros termine.

—No lo hará —le aseguro.

Porque simplemente no hay manera en que algo me haga renunciar a él.
Beso tiernamente su naríz y él sonríe.
Finalmente traga saliva y me mira a los ojos, aún puedo ver un atisbo de indecisión en ellos, pero finalmente asiente.

Y en ese momento mi estómago vuelve a sentir un vuelco. Está por pasar y podré saber si mis sospechas son verdad...

No tengo tiempo a pensar en eso, porque Chan roza nuestras narices y se acomoda para llegar a mis labios.
El beso es demasiado dulce, demasiado tierno. Ambos intentamos explicar nuestros sentimientos hacia el otro a través de él, incluso si aún no sabemos qué es exactamente lo que sentimos.
El beso dura un buen rato, solo nos separamos lo justo para poder tomar aire.

Sin embargo, sé que no es suficiente. Nuestros cuerpos se sienten calientes y sé que ambos necesitamos más.
Comienzo a mover mis labios en un beso más feroz, él está aún rodeándome con los brazos así que yo elevo los míos hacia su cuello.
Abro paso a mi lengua entre sus labios y comienzo a moverme sobre él. A pesar de la ropa somos bastante concientes del roce y eso logra arrancar un gemido de los labios de Chan.

Baby Boy ✓ MinChan Donde viven las historias. Descúbrelo ahora