LVII

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Minho

Una semana. Es el tiempo que ha pasado desde que Seungmin se fue. Tiempo en el cual me he sentido increíblemente en paz.

Los planes e ideas han mantenido mi mente completamente ocupada. Pienso en Chan cada día y cada hora, pero ya no es un pinchazo de dolor, ahora es sustituido por la esperanza.

El día que mi hermano se fue, justo cuando este despareció de nuestra vista, todos volvimos a casa. No sin antes despedirnos. Y antes de entrar en la grande camioneta de Hyunjin y Lara, Chan me regaló un movimiento con su mano y una pequeña sonrisa como despedida, que en ese momento me hizo sentir un mar de emociones. Uno que no me ha dejado hasta hoy.

Después vinieron las reuniones con los chicos y la planeación. Incluso Lara quien aún me veía con cierta desconfianza había estado viniendo, asegurándose de que todo fuera perfecto y a la altura de lo que Chan merecía.

Todos habían estado aportando ideas, incluso Seungmin cuando pudo llamar. Todos estuvieron aquí para cuando el teléfono vibró con su llamada, excepto Chan que no podía enterarse.

Ahora estoy frente al espejo mirándome con nerviosismo e inseguridad, sentimientos que también han estado conmigo toda la semana pero que parecen agravarse justamente hoy.

Vuelvo a mirar mi conjunto. Pantalones y zapatos oscuros, una camisa blanca perfectamente arreglada y limpia.
Un poco de bálsamo en los labios para ocultar lo resecos que estaban.

Tomo una fuerte respiración y aprieto mis palmas y muerdo mis labios para que dejen de temblar.

Mi celular suena con la ridícula canción como tono que nunca cambié.

Contesto.

—¿Todo listo? —Espero por malas noticias, pero no llegan.

—Sí —dice Lara suspirando.

—¿Él vendrá cierto?

—Sí, Minho. Todo está listo, él irá.

**

Chan

No voy a mentir, después de haber visto a Minho en el aeropuerto e intentar mandarle pequeñas muestras significativas, esperaba que algo pasara con respecto a él. Pero no lo hizo, tal vez no notó mis silenciosos mensajes o no le importaron.

No dejé que mi ánimo decayera, así que me obligué a mí mismo a seguir con normalidad. Aunque un pequeño rastro de tristeza siempre me perseguía.
Estar teniendo sesiones con el psicólogo también había ayudado, era bueno tener a alguien con quién hablar. Alguien que no te conoce en lo absoluto y que definitivamente no va a juzgarte o al menos no en tu cara.

Contra todo pronóstico de lo que la gente dijera, ir al psicólogo no te convertía en un loco, más bien en alguien más cuerdo, tranquilo y comprendido o al menos escuchado.

Ahora me estoy arreglando lo más que pueda para una salida ocasional según Lara quién espera en mi cocina mientras me cambio.
No tengo idea a dónde me lleva, pero dice que no haga preguntas que me promete que me hará sentir mejor.

Escojo llevar unos jeans negros ceñidos, botas y una camisa con diseño playero color crema que apenas alcanza a llegar al inicio de mis jeans. Solo falta que levante mis brazos un poco para que parte de mi abdomen sea asome. Me pongo mi usual cadena en el cuello, una nueva en la muñeca y un arete pequeño en mi oreja izquierda.
Despeino mis rizos un poco para no parecer tan formal, sino más bien casual.

Baby Boy ✓ MinChan Donde viven las historias. Descúbrelo ahora