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DOS: El escalón evanescente

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DOS: El escalón evanescente

   Tina se despidió del Profesor, quien, después de asegurarle la eficacia del plan, y convencerla de dejar todo en sus manos, le recordó la importancia de que ésta viajase a Nueva York una última vez, e intentase disuadir a la MACUSA de la anulación de las retrógradas leyes con las cuales regía a la comunidad mágica en Norte América.

   "—Pues estas solo favorecen a los Muggles, vigorizando la barrera ya existente entre su clase y la nuestra. El objetivo de Grindelwald es liberar a los magos de la opresión: les promete surgir del anonimato, utilizar sus facultades sin limite, proclamarse como la raza superior, reclamando los derechos que son suyos por naturaleza. Estas leyes solo dan testimonio de la crueldad a la cuál el mundo mágico está sujeto. En consecuencia, si queremos detener el reclutamiento de seguidores, debemos exponer los fallos que se han cometido, y proponer un canon que se adapte a las múltiples necesidades de cada individuo perteneciente a nuestra comunidad."

   La auror rememoraba estas palabras caminando por el castillo, en busca de la salida. Si debía justificar su posición respecto a las normas de la MACUSA, la explicación de Dumbledore (tan simple y concisa) bastaría para respaldar su punto de vista.

   Pero, mientras avanzaba por una brillante escalera de mármol, la cual conectaba con el vestíbulo, tropezó, arrojando la varita hasta el final del tramo.

   —¡Por Mercy Lewis! —repuso ofuscada. Trató de levantarse, aunque el esfuerzo fue en vano, pues una de sus piernas se encontraba atrapada en un peldaño de la edificación. El pasillo estaba vacío, por lo cual su tentativa de pedir ayuda no surtió efecto. Después de luchar unos cuantos minutos con la estructura (retorciéndose, propinando golpes, convocando a su varita mediante un hechizo...) se rindió.

• • •

    La imagen que Newt Scamander percibió al entrar al vestíbulo fue tan bizarra, que por un momento se paró en seco, intentado comprender los hechos: Tina se encontraba acostada a lo largo de la escalera, sobre sus codos, moviendo la cabeza al compás de una alegre canción proveniente del Gran Comedor.

   Cuando intentó avanzar hacia ella, un grito lo detuvo.

   —¡Cuidado con mi varita! —en efecto, el joven mago estaba a punto de pisarla. Ofreció otra mirada a la bruja mientras recogía el cacharro, y, acercándose, le tendió una mano.

   —El truco con el escalón evanescente está en la fuerza. No importa qué hechizo realices, no va a ceder —agarró a Tina por los brazos y tiró de ella. La pierna se liberó al instante, lo cual fue un alivio, pues le había empezado un terrible calambre.

   —Gracias —susurró Tina, sonrojándose debido a la posición en la que el chico la había encontrado, aunque trató de disimularlo removiendo inexistentes motas de polvo de su abrigo—. Este colegio es un arma mortal, me sorprende que nadie haya muerto...aún. Cuando intentaba encontrar el despacho de Dumbledore las escaleras no dejaban de moverse, escuché al conserje lanzar improperios contra un poltergeist que, supuestamente, alberga el castillo. Y, hace una hora, ese escalón trató de devorarme —concluyó.

   —Bueno, ¿qué sería de la vida sin un poco de aventura? —interrumpió sonriente Newt, al advertir el asombro de la bruja, pues sus palabras, más que reproche, desbordaban incredulidad y emoción ante el asunto—. Básicamente descubrimos los "peligros" la primera semana, después, evitarlos se convierte en costumbre —dirigió su mirada al peldaño que, minutos atrás, apresaba a la morena—. Quedé atrapado en ese escalón al menos seis veces mientras residía en Hogwarts.

   Al concluir su historia, un silencio embargó el vestíbulo. Tina levantó la mirada, encontrándose con la del joven, quien la apartó bruscamente. Tal vez, apenado al ser descubierto.

   —¿Jacob sigue en el puente? —preguntó, buscando un tema de conversación.

   —Sí —respondió Newt—, se niega a entrar en unas...ruinas peligrosas —meneó la cabeza, mostrando su desconcierto—, alegó que el letrero existía por alguna razón.

   Los dos rieron ante la reacción de su amigo, y la incomodidad desapareció del ambiente.

   Tina no podía eludir la reciente conversación con Newt en el Ministerio francés, y cómo su explicación cambiaba las reglas del juego.

   Un articulo de la revista SpellBound revelaba que el mago estaba comprometido con Leta Lestrange, su antigua compañera de colegio. El hecho de que Newt continuase enviándole cartas, obviando los acontecimientos, y mintiéndole respecto a su vida, puso fin a los sentimientos que la bruja poseía hacia él. O, al menos, eso intentó.

   Desesperada ante la magnitud de la noticia, empezó a salir con Achilles Tolliver, un auror, tratando de olvidarle. Pero su encuentro en París fue suficiente para que desarrollara de nuevo los sentimientos que la habían metido en el aprieto. El chico aparecía una y otra vez, sin importar el esfuerzo que ella depositara en alejarse de él y, aunque no quería reconocerlo, eso no la incomodaba del todo.

   El problema era que, por mucho que lo desease, simplemente no podía tenerlo. Pero, después del relato del magizoólogo en la Sala de archivos, no había nada que se lo impidiera.

   Excepto...ellos mismos, lo cual ya era un gran obstáculo.

   —Tina, he hablado con Dumbledore, y me aconsejó vivir un tiempo con Jacob. Si vuelve a Nueva York, los seguidores de Grindelwald seguramente trataran de secuestrarlo, y así poseer el control sobre Queenie (en caso de que ésta abandone sus lealtades).

   —Sí, tiene razón —aseguró la bruja, respecto al comentario del Profesor.

   —¿Y tú que vas a hacer? —la interrogó apresuradamente Newt. Pero, antes de que contestase, prosiguió—, si necesitas un lugar donde hospedarte, puedes hacerlo en mi casa sin problema —mientras concluía su frase no fue capaz de mirarla.

   Ahora era el turno de Tina para meditar la situación, pues estaba anonadada ante el ofrecimiento.

   —Aunque...claro...era una idea...seguramente debes regresar a Norte América, lo cuál es comprensible —empezó a justificarla, al interpretar la reacción de la chica—, tal vez es lo mejor. Debería ir a anunciarle a Jacob el plan, está helando afuera, se va a resfriar...nunca aprendí el hechizo correcto para curar un catarro... —y, realizando un torpe movimiento con la cabeza (¿un gesto de despedida?) se dirigió a la puerta principal. Pero, antes de que desapareciese, Tina tomó su mano inconscientemente...no quería perderlo de nuevo.

   —Me encantaría —afirmó.

• • •

   —¡Al fin! —exclamó un hombre, quien erguido en el centro del puente, miraba con alegría como dos personas atravesaban la barrera que protegía a Hogwarts, y se materializaban frente a él—. Creí que nunca regresarían. Cavilé la probabilidad de morir congelado antes del anochecer —prosiguió, cuando los individuos se encontraban frente a él. Rodeando su torso con los brazos, empezó a tiritar, lanzando ruiditos algo mas exagerados de lo que realmente debían ser.

   —Vámonos Jacob, debemos realizar un largo viaje.

   Las tres figuras desaparecieron en un borrón de colores.

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Enero 24 de 2019

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