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CUATRO: Visita al ministerio

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CUATRO: Visita al ministerio

   No regresaron a sus habitaciones, ni intentaron dormir. Había amanecido hacía poco y, con tantas tribulaciones rondándoles la cabeza, la idea simplemente carecía de sentido. En su lugar, ocuparon el tiempo alimentando cada una de las criaturas que el magizoólogo poseía en su escondite. Fue una labor silenciosa, interrumpida únicamente por los ocasionales berridos de las bestias, implorando por alguna atención especial: era culpa de Newt que fuesen tan malcriados.

   A eso de las doce, Jacob bajó al lugar para avisar que una lechuza se encontraba golpeando fuertemente la ventana de la cocina.

   —Entonces le permití entrar. Supuse que querría comida, pero al acercarme picoteo mi cabeza —recordó.

   Los tres amigos ascendieron rápidamente las escaleras, entrando al desván. En efecto, una hermosa lechuza blanca se erguía en la orilla de la alacena, ululando sin parar. La bruja se acercó al animal, quien extendió su pata gentilmente, dejando entrever un pequeño sobre escarlata firmado con el emblema de Hogwarts.

   —Debe ser del Profesor Dumbledore —explicó la chica—. Gracias —musitó al ave, acariciando su suave plumaje.

   Temblando un poco debido a la emoción, rasgó la parte superior del mismo, disponiéndose a leer el contenido de la carta que, seguramente, explicaba con todo detalle la conversación que había entablado el Profesor con Madame Picquery, respecto a las posibilidades de que ella viajase a Nueva York, y pusiese en marcha su plan. Aunque sus expectativas no vinieron al caso, pues dentro solo ponía:

"22:00 horas, Chimenea del Sr. Scamander "

   —¿Qué significa aquello? —preguntó el mago, después de que la auror musitara las palabras en voz alta.

   —Cuándo regresamos a Hogwarts, después de la batalla, le pedí ayuda a Dumbledore. Me encontraba angustiada por Queenie, aún lo estoy —rectificó—, así que diseñé una estrategia para traerla de vuelta. Tú mismo lo dijiste, Newt, "es el mago más poderoso que existe". Ciertamente tenías razón, prometió comentarle a la Presidenta el plan que he creado.

   —¿Y cuál es? —preguntó Jacob, entusiasmado ante el testimonio de la bruja, pues "Queenie" y "de vuelta" eran sus palabras favoritas del momento.

   —Cambiar las retrogradas leyes de la MACUSA —concluyó la auror. Newt no pudo evitar mirarla con un nuevo interés, ni regalarle una de sus sonrisas torcidas. Recordaba la conversación que habían mantenido en el departamento del No-Mag, cuando éste último había sido víctima de un Murtlap, hace menos de un año. En esa ocasión, el mago recitó las mismas palabras.

   —Sigo sin entender, ¿Qué tiene que ver aquello con la chimenea de Newt? —objetó algo confundido Jacob.

   —El correo no es seguro en estos tiempos. Las lechuzas son interceptadas fácilmente. Entonces recurrimos a la red Flu, pues permite la comunicación directa, sin vigilancia alguna —intervino el joven.

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