Esta historia se encuentra situada después de "Los Crímenes de Grindelwald".
Tina está desesperada. La sorpresiva decisión de su hermana invierte las reglas del juego. En un intento por recuperar su lealtad, la reconocida auror de la MACUSA deber...
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CATORCE: No lo llamaría inducción
Brasil
Bueno...lo primero era un plan. Y no se refería a cualquier estrategia de pacotilla, que empezase con narrarle a la auror su peculiar historia de amor y, si eso no funcionaba, conquistarla de nuevo. Obviamente le sería más fácil hacer esto último. Si tan solo fuese un fallo de memoria común, que pudiera revertirse con el tiempo...
Nadie había descartado nada respecto a la condición de Porpentina Goldstein, y Newt entendía bien que él era un magizoólogo, lo cual no rimaba con la palabra doctor, pero en ese instante, su instinto era la mejor arma que poseía.
Ya lo había cavilado toda la noche, tanto fue así que, al alba, salió a hurtadillas de su habitación, dirigiéndose a la lechuzeria (tampoco es como si supiese donde estaba ubicada) y, retirando lentamente un pedazo de pergamino que se había atorado en su túnica, escribió a buen ritmo, con una pluma, tres cartas iguales, destinadas a países diferentes, referenciadas por una frase.
Al final, el hombre terminó su cometido, y entregó los memorandums a una extraña lechuza albina, quien orbitó en círculos por el cielo mientras se alejaba del balcón.
Newt Scamander regresó al colegio. El claro de luna reflejaba cada uno de sus movimientos, a veces llevados por la rabia y el dolor...por la nostalgia y el amor.
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—No solemos hacer esto...aunque una pequeña excepción no afectará a nadie.
—¿Está segura, Profesora Dourado? La verdad no me gustaría incomodarle...—rebatió Newt, tratando de evitar su mirada a toda costa, y centrando su atención en una extraña lagartija que trepaba ágilmente por el techo de la pirámide.
Dos días habían transcurrido desde su altercado con Tina, tiempo en el cual el magizoólogo residió en su habitación, dándole vueltas una y otra vez a ese "asunto" que lo aquejaba sin cesar.
Sí, elaboró un intrincado plan, y lo ejecutó la noche anterior a su actual reunión. Ahora solo debía cumplir su parte, y hallar la manera de quedarse en Castelobruxo el mayor tiempo posible. Aún así, no se sentía bien ocupando la vacante de algún profesor que, seguramente, llevaba años trabajando en el colegio.
—Creo que no me ha entendido, Señor Scamander, el puesto ha estado disponible durante meses. Últimamente hemos experimentado un ligero recorte de personal...nos hacía falta un profesor de Defensa contra las artes oscuras, y uno de Cuidado de Criaturas Mágicas —continuó la directora, mientras llenaba por segunda vez su taza de café—. Como usted observó, la primer oferta la ocupó la Señorita Goldstein, pero la segunda...
