Capítulo 15

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Andrew.

A medida que los días transcurrían yo intentaba aprovechar mi tiempo con Jimin. Anhelaba el salir de las malditas cuatro paredes que veía todos los días, lo necesitaba. Sin embargo, debía buscar un lado positivo a los días que me quedaban dentro de prisión y ese lado era mi amigo. Un día antes de que me dejaran el libertad, nuestros sentimientos salieron a flote.

—Mierda, duele saber que estaré solo de ahora en adelante —habló Jimin— pero me alegra que puedas salir, seguir con tu vida y sobre todo ver a esa tal Hailey. Por favor, no te olvides de mí.

Dejar a mi amigo me dolía en el alma. Conviví con él durante toda mi estancia aquí en este lugar. Se convirtió en mi hermano, en mi familia. Él no merecía estar aquí. La vida ha sido injusta con él.

—Jimin, sabes que no. Eres mi hermano. Y recuerda bien lo que te voy a decir —me acerqué a él— te prometo que voy a sacarte de aquí. No sé en cuanto tiempo, pero te sacaré.

Jimin estaba realmente conmovido con mis palabras. Se acercó y me abrazó con fuerza.

Estuvo ayudándome a recoger todas las cosas de mi celda. Le dejé los videojuegos y algunas botellas de vodka. Él las necesitaría más que yo.

Mi corazón se encontraba en una guerra de sentimientos. No podía decidirse sobre cual sentimiento vencería al otro. Si la felicidad por ser libre después de años y saber que volveré a ver a Hailey, o la tristeza de dejar a mi hermano en este terrible lugar.

Nunca había sido bueno en las despedidas y esta vez no fue la excepción. Lo abracé tanto como pude prometiendole venir cada semana a visitarlo, traerle cosas para su entretenimiento, comida y sobre todo pelear por su inocencia. Estaba convencido de que lo sacaría de ese lugar.

—Una cosa más —dijo Jimin.

—Lo que quieras.

—Envíame saludos cuando des tu próximo concierto. Buscaré la manera de verlo.

Reí.

—Para cuando de mi próximo concierto, tú ya estarás libre. De eso estoy seguro.

Esta vez él fue quien rió. Era bueno verlo sonreír a pesar de todo. Pensó por unos segundos y habló de nuevo.

—Trae a Hailey a tu próxima visita.

De sólo pensar en estar de nuevo con ella me volvía loco. Había soñado tantas noches en volver a abrazarla, en volver a sentir su calor. Su recuerdo era lo único que evitaba que me sumergiera dentro del gran abismo que estaba viviendo.

Mis sentimientos eran inexpresables. Por más que quisiera gritar a los cuatro vientos mi sentir, no podía. Dentro de toda la felicidad de volver a ver a las personas que amo también hay un ápice de miedo. En tres años pueden cambiar muchas cosas y sobre todo si no se tiene comunicación con el exterior. Probablemente no haya cambiado mucho el mundo afuera, pero sí el de mis chicos y el de Hailey. Debieron haber continuado con sus vidas, pero lo que más me causaba confusión era el ¿por qué nunca fueron a visitarme? Puedo entender que tal vez sólo permitieran visitas familiares durante los tres años de mi estancia pero aún así, ¿qué pasaría si al encontrarlos ellos ya tienen una vida totalmente distinta de la cual yo ya no soy parte? Me caería en pedazos.

De todas formas todo se descubriría pronto.

Esa noche, no pude dormir. Quizá mi nerviosismo, felicidad, mi insomnio o cualquier otra cosa fue la razón. Supongo que era válido, ya que estar tres años encerrado se sintien como cien y más si no puedes ver a las personas que amas.

Toda la noche Jimin y yo estuvimos jugando videojuegos hasta que el amanecer se llegó. El día de mi libertad.

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