En cuanto abrí la puerta de la habitación sentí un cuerpo caer hacia adentro. Era Andrew. Estaba durmiendo recargado en la puerta y al abrirla cayó al suelo, causando que el fuerte golpe de sus mejillas contra el piso lo despertara.
—¿Qué...? —balbuceé al verlo tirado en el suelo mientras abría los ojos.
—Creí que no abrirías nunca —respondió él tallándose los ojos por el sueño que aún tenía.
Por más que quisiera que mi corazón no se derritiera ante él, no podía evitarlo. Ver tal escena, Andrew tan somnoliento, esperando afuera de mi habitación con una almohada, tallándose los ojos de una manera tan tierna. Definitivamente yo le pertenecía a ese hombre.
—¿Qué estás haciendo aquí? ¿Por qué no estás en tu habitación?
Andrew se puso de pie y me mostró su almohada aterciopelada, aunque en realidad, yo la había notado desde que abrí la puerta.
—Te dije que no iba a irme hasta que abrieras —susurró—. Pero... ¿Por qué a esta hora?
Sacó su iPhone del bolsillo de su pantalón rasgado y lo desbloqueó para ver la hora. Después lo volteó hacia mí para que yo pudiera verla también. Estaban cerca de ser las seis de la mañana. Buscaba internamente una respuesta para darle, mas no podía encontrarla. Mi corazón aún se encontraba tremendamente conmovido ante la acción que había hecho. Había decidido cambiar su cómoda cama con sábanas y almohadas aterciopeladas por el áspero y frío suelo del pasillo de mi habitación. Y yo planeando en abandonarlo. No tenía solución, estaba jodida.
Tomé valor y sin más, uní su mano con la mía para invitarlo a entrar a la habitación. Poco a poco lo guie hasta la cama para que pudiera recostarse y él no dudó en hacerlo. Podía notar el cansancio en su rostro.
—Duerme, Andy. Es tu primer día fuera de prisión y ni siquiera has podido descansar por culpa mía.
Extendió su brazo y me ofreció su mano. Dudé sobre si tomarla o no, pero al final lo hice. Me jaló hacia la cama con él y se recostó de lado apoyando la cabeza en su brazo para poder mirarme a los ojos.
—No se compara a las noches que pasé sin dormir por estar pensando en ti. Podría pasar un millón más así si estoy contigo.
Me levanté de la cama tratando de evitar que Andy notara mi sonrojo y le di la espalda.
—Deberías dormir, por tu salud. Pasar tantas noches en vela no te hace nada bien y me preocupa. Es el primer día después de tres años que puedes dormir en una cama decente, supongo. Además, tu mano debe reposar, esa herida no va a sanarse sola —pausé y tomé aire para continuar—, yo estaré aquí...
Callé en cuanto al darme la vuelta, me percaté de que Andrew ya estaba totalmente dormido y probablemente no había escuchado ni una de las palabras que había dicho anteriormente. Pequeños y leves ronquidos se escapaban de su boca. Aún así, no se encontraba en una posición muy cómoda. Solté una risa para mí misma al darme cuenta de que estaba hablando sola y lo observé durmiendo. Opté por acomodarlo en una posición más cómoda y cubrirlo con la sábana.
Era tan malditamente perfecto incluso cuando no estaba haciendo nada. Volví a recostarme a su lado para admirar su belleza más de cerca. Quedé anonada al observar cada centímetro de su hermoso rostro, sus facciones marcadas, tan detalladas que parecía una escultura, su mandíbula, sus labios carnosos, sus pestañas largas y si tuviera los ojos abiertos, hubiera quedado idiotizada por el color esmeralda resplandeciente en ellos. Su cabello negro estaba despeinado a causa de la almohada y sin darme cuenta, mi mano ya estaba acariciándolo, pasando mis dedos entre sus mechones. Lo había extrañado tanto durante todo este tiempo que aún seguía sin poder creer que lo tenía a tan sólo unos centímetros de mí.
Me dediqué a observarlo dormir y confirmar que pasara lo que pasara, siempre estaría enamorada de ese pálido rostro. Mi corazón siempre le pertenecería a Andrew Stone, incluso si el anillo en mi mano decía otra cosa.
Al parecer mi mirada era pesada ya que comenzó a abrir los ojos poco a poco, aún adormilado. Hicimos contacto visual por un par de segundos de una manera realmente mágica. Sólo la luz de la luna entraba por la ventana de la habitación y daba brillo al rostro de Andrew, al igual que a sus ojos. Rodeó mi cintura con su brazo y volvió a dormir. No me resistí más y apoyé mi cabeza en su pecho. El resto de la noche transcurrió de esa manera, ambos dormidos, abrazados, hasta que horas más tarde ya cuando el sol estaba alumbrando bastante, un escandaloso ruido nos despertó.
El sonido de la puerta abrirse de golpe acompañado de un grito hizo que nos sobresaltaramos.
—¡Imposible! —chilló la voz masculina.
Andrew se acomodó en la cama totalmente desconcertado y se talló los ojos para tratar de reconocer a la persona que había entrado a la habitación de esa manera. Los rayos del sol pegaban directo hacia la entrada por lo que nuestros adormilados e hinchados ojos no lograban ver al chico.
— ¿Estoy soñando? ¿Morí y estoy con los ángeles? Oh, espera, ¿Hailey tú también moriste? Esto no puede ser real, ¿o es que sólo estoy alucinando?
Aquella voz, claro. Al escucharla farfullar de esa manera supe que sólo podía tratarse de una persona.
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Stay
Romance[SEGUNDA TEMPORADA DE STAY IN LOVE] Después de la muerte del famoso e íntrigante Andrew Stone, sus amigos quedaron destrozados. Jordan Pierce ve así una gran oportunidad para ocupar el vacío que Stone dejó, sin embargo, Andrew ansía tras las rejas e...