Capítulo 25

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Volteé de reojo al escuchar a Andrew. Diablos, parecía tan real. Sus hermosos ojos verdes observándome de la misma manera en la que lo hacía antes de irse. Era tan malditamente real, cada centímetro de su rostro. A pesar de que estaba algo cambiado a como yo lo recordaba, seguía siendo el mismo. Su rostro estaba algo más afilado que antes por lo que sus bellas facciones se notaban de mejor manera. Su mandíbula se marcaba un poco más ahora haciéndolo verse demasiado bien. Su cabello estaba ligeramente más largo a la última vez que lo vi. Creo que mi mente lo estaba imaginando en su mejor versión, de una manera que me hacía amarlo aún más. Sin embargo, debía convencerme a mí misma de que no era real, era producto de mi mente y debía detenerlo por lo que continué ingeriendo mis medicamentos.

Andrew notó aquella acción y me arrebató el frasco de pastillas de una manera algo violenta.

—¿Qué mierda te estás tomando Hailey? —dijo él observando el frasco de mis pastillas tratando de encontrar una respuesta. Incluso sus acciones eran tan reales. Después de analizar el frasco por unos cuantos segundos, Andrew se percató de algo— Mike, ¿acaso no es esto lo que tú estuviste tomando por tiempo?

Andrew extendió el frasco para Mike lo tomará y lo revisara. Éste observó el nombre del medicamento y el frasco en el que se encontraba mientras aún continuaba manejando.

—Oh sí, lo tomaba cuando los malditos psiquiatras intentaban tenerme bajo control. ¿Tienes prescripción para esto, Hailey?

—¿Por qué le preguntas eso? —intervino Andrew sin darme tiempo de responder.

—Porque es ilegal ingerirlo sin prescripción médica. Es un medicamento demasiado fuerte, es una maldita droga. Tan sólo una pastilla de éstas te deja flotando, te desconcerta totalmente y terminas sin saber siquiera cómo te llamas. Espera... —Mike pareció darse cuenta de algo mientras hablaba. Observó el frasco de pastillas una vez más y después me observó a mí con sospecha, al parecer estaba deduciendo algo— ¿De dónde sacaste esto?

Yo no entendía absolutamente nada. Mi mente estaba divagando en otro lugar y apenas podía escuchar lo que hablaban estos dos.

—¿De qué hablas? —pregunté.

—Las pastillas, Hailey —alzó la voz Andrew preocupado y me obligó a mirarlo a los ojos— ¿quién te las dio?

—Mi psiquiatra, ¿quién más podría? Cuatro pastillas cada que tuviera algún tipo de alucinacion como la que ahora estoy teniendo. Es raro, ¿estoy hablando sola, Mike? ¿O tú también eres producto de mi imaginación?

Mike se sorprendió totalmente al escuchar lo que dije.

—¿Acaso dijo cuatro? ¿Seguidas?

Podía notar que Andrew estaba realmente preocupado aunque entendía porque. De hecho, seguía sin entender nada, la diferencia era que ahora las pastillas estaban haciendo efecto y comenzaba a perder noción de lo que ocurría a mi alrededor.

—La vi ingerir más de cuatro pastillas—dijo Andrew.

—Entonces está drogada. Tiene lógica. Si lo que hablaba antes no tenía sentido, lo que hablará a partir de ahora lo tendrá aún menos.

—¿Qué quieres decir?

—La han estado drogando con esta mierda, Andy. No puede distinguir la realidad. Está perdida sin saber qué es real o qué viene de su mente.

¿Acaso estaban hablando de mí? No podía entender nada.





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