Capítulo 24

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Hailey.

Escuchaba la voz de Andrew lejos de mí. Yo intentaba alcanzarla, pero no podía. Él estaba discutiendo con alguien pero no podía entender qué era lo que decía. ¿Era Alfred? ¿Mike?

Sentía mi cuerpo en movimiento a pesar de no estar moviendome yo y sentía unos brazos rodeando mi cuerpo. Luché por intentar abrir mis ojos, no podía ver absolutamente nada. Todo era demasiado borroso y uniforme. Lo intenté de nuevo, una y otra vez hasta que poco a poco mi vista se fue aclarando.

Lo primero que pude identificar fue una ventana de automóvil, eso debía ser, estaba en un auto. Seguido de eso alcé mi mirada y entonces observé al ángel más bello frente a mí.

—¿Andy? —pregunté.

Mi mente aún estaba confundida. ¿Cómo había llegado hasta aquí? ¿Por qué Andy estaba conmigo?

—Hailey... Por fin despiertas —dijo Andrew abrazándome con fuerza.

Quería abrazarlo también, pero varios recuerdos llegaron a mi mente.

«No es real. Nada de él es real. Está muerto. Si crees haber escuchado su voz, o incluso haberlo visto, mantén en mente que no es real. Tu mente es tan poderosa, Hailey, que puedes creer que lo tienes frente a ti cuando no es así. Cuando creas tener alguna alucinación de él, recuerda tomar todas estas pastillas. Te ayudarán. Y recuerda que no es real. Mantén en mente que no es real. No es real...»

Abrí mis ojos y me acomodé en el asiento del auto. Me separé de Andrew.

—No eres real. Tan sólo estás en mi cabeza. ¡Vete de aquí! —comencé a gritar de manera casi histerica. Perdí totalmente el control. El supuesto Andrew me miraba totalmente extrañado y sin saber que ocurría.

Busqué frenéticamente mi bolso, debía seguir conmigo ya que en ningún momento me separé de él. Lo encontré debajo del asiento, alguna de las personas que me rescataron debió ponerlo ahí. Con mis manos temblorosas saqué mis medicamentos y comencé a ingerirlos. Cuatro pastillas tal como lo había recomendando la psiquiatra. Debía tomarlas cada que tuviera algún tipo de alucinación con Andrew. Esto no estaba bien.

—Te lo dije hermano, está muy confundida —habló el tipo que conducía el auto. Tardé un poco en reconocerlo, después de algunos segundos noté que era Mike.

—¿Mike? —pregunté yo.

—¿Qué tal, Hailey? Si me dieras un segundo para explicarte todo... —lo interrumpí.

—No entiendo nada —dije totalmente confundida llevando mis manos a la cabeza.

—Ya somos dos, cariño —habló Andrew—. Al parecer Mike es el único que sabe que está pasando, pero no quiere abrir la boca.

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