Capitulo 13: ¿celos?

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Michiru tenía una actitud relajada, se sienta, cruza sus piernas, toma un sorbo del vino tinto que el mesero le sirve.

-Es una tontería toda esta lucha, ¿no crees?, ¿Hasta cuando crees que aguantaremos todo esto?-

-No sé qué pretendes Michiru, pero para mí esto no es solo un juego, hare lo que este en mis manos para que nada de lo que ellos estén pensando se realice, no me convertiré en un peón más de su juego, a ese par se les olvida que somos sus hijos, que estamos en pleno siglo xxi, no somos sus empleados ni esclavos, no quiero este juego- responde el azabache tranquilamente pero con tranquilidad en su mirada y seguridad en su voz-.

-¿tú crees que solo se trata de un juego?- responde Michiru apoyando sus brazo en la mesa.

-si, actuamos como sus peones pero este juego algún día acabara y en ese final correrán cabezas si no seguimos sus reglas, nuestros padres perderán dinero, porque por lo que veo su relación tampoco es muy buena y este matrimonio solo sería la excusa perfecta para que no hallan perdedores económicos, si tú y yo nos negamos y digamos que de alguna forma funcione lo que sea que vayas a planear, los afectados seriamos nosotros-.

-Yo no soy tu-. Responde el azabache frunciendo el ceño, - Yo puedo vivir sin las cosas materiales, mi padre logro traerme hasta aquí con amenazas, amenazas que un día de estos no funcionaran más conmigo-.

-pues bien por ti, si necesitas de mi ayuda para algo no más házmelo saber-.

Tocan a la puerta interrumpiendo su conversación, el mesero se acerca a Darien y de manera elegante se agacha con sus manos en su espalda y le dice algo al oído, Darien cierra los ojos y niega con la cabeza levantándose a la puerta.

-¿Que sucede Darien?, nada, mi padre te ha enviado algo, Darien se asoma a la puerta y uno de los trabajadores le entregan una caja dorada, era un regalo. Darien se lo tira a la mesa, ábrelo si quieres, diga lo que diga créeme no es de mi parte.

-Bueno creo que ya soporte bastante y me sofoca este tipo de lugares, Adiós, disfruta la cena por mí-.

Michiru delicadamente pone su mano derecha tapando su boca para sonreír. –Si sigues actuando así, malo, frio, indiferente y sin miedos hasta puedes terminar gustándome Darien-.

-pensé que tenías a alguien que te importara, si estas tan desesperada por complacer a tu padre es tu lio no el mío-.

Darien coge su chaqueta y sale de allí fulminando a todo aquel que se le atravesara con la mirada.

Los días pasaron y para Darien era extraño que su padre no llamara, era lógico que se enteraría del fracaso de cena que había tenido con Michiru, no se arrepentía de nada, lo único que le preocupaba era que llegara haciendo problema.

Serena se encontraba en su escritorio en la habitación repasando para sus exámenes, era extraño ver como los números que alguna vez odio le sacaban una sonrisa por recordar al azabache que ahora le robaba el corazón y le quitaba el sueño, ese azabache que le daba fuerzas, valentía, ella había aprendido a ser fuerte, pero él era como un motivo más para seguir, para no rendirse y de él estaba aprendiendo a ser mejor persona, volviendo a creer en ella.

Serena toca a la puerta de Darien, el día anterior había estado allí y se le había quedado uno de sus libros de diseño. El chico abre sonriendo viéndola con calidez como siempre, el corazón le bombardea de felicidad, una felicidad que no había experimentado hace mucho y que él se la brindaba con su sola presencia.

-Hola, es que ayer olvide mi libro aquí, y ahorita lo necesito, lo siento Darien por molestarte, a veces suelo ser algo olvidadiza- dice la rubia agachando la mirada.

Volviendo A Creer...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora